lunes, 27 de agosto de 2012

El Caballero Oscuro (Chistopher Nolan) 2008

Siguiendo con la revisión de las películas de Batman dirigidas por Christopher Nolan, a continuación le toca el turno a “El Caballero Oscuro”, una película que, por motivos puramente cinematográficos pero también por el trágico fallecimiento de Heath Ledger pocos meses antes de su estreno, ya ha pasado a formar parte de la historia del cine. A pesar de los tres largos años que la separaron de “Batman Begins”, el estreno de “El Caballero Oscuro” estaba más que cantado por la forma como terminó la primera parte. Es por eso que a nadie le sorprendió ni lo más mínimo cuando se hizo público el inicio de su rodaje. Tras ver el resultado final hay que decir que la espera valió mucho la pena.

Con la aparición de Batman (Christian Bale) en las calles de la ciudad y su estrecha colaboración con el Teniente de policía James Gordon (Gary Oldman), el crimen y la delincuencia que años atrás infestaban Gotham City se están consiguiendo mantener a raya. Sin embargo, la detención de traficantes, rateros y delincuentes comunes no es suficiente para ellos y su siguiente objetivo no es otro que el de desmantelar todas las organizaciones mafiosas que campan a sus anchas por la ciudad de Gotham. Para ello, Batman y el Teniente Gordon contarán con el apoyo incondicional del Fiscal del Distrito Harvey Dent (Aaron Eckhart), un personaje popular y carismático que, con su discurso optimista, su singular empatía y siempre amparado por la ley, enseguida se ganará la confianza y el respaldo de todos los ciudadanos. Pero cuando parecía que la terna Batman-Gordon-Dent estaba a punto de cumplir su propósito de acabar por fin con el crimen organizado, de repente aparece en escena el Joker (Heath Ledger) y manda al traste todos sus planes desencadenando el caos y el pánico en Gotham.

En la reseña de “Batman Begins” ya destaqué la brillante interpretación de Christian Bale, Michael Caine, Morgan Freeman y Gary Oldman en sus respectivos papeles de Batman, Alfred, Lucius Fox y el agente Gordon. En “El Caballero Oscuro” siguen en su línea y todos ellos vuelven a hacer un magnífico trabajo, sin embargo, en esta ocasión su labor queda prácticamente eclipsada por la genialidad demostrada por Heath Ledger dando vida al Joker. Interpretar a un personaje tan potente como el Joker es un verdadero desafío para cualquiera que sea el actor encargado de hacerlo. Pero cuando diez años atrás este mismo personaje fue encarnado con gran éxito por el mismísimo Jack Nicholson, el desafío pasa a convertirse en una importante responsabilidad para el que lo ha de llevar a cabo, no sólo por la dificultad que conlleva el papel en sí, sino porque las comparaciones del público, de los seguidores más acérrimos del cómic, de la crítica cinematográfica e incluso del propio actor que en su día dio vida al personaje, van a ser inevitables. No cabe duda de que Heath Ledger superó y con nota el reto. Tanto es así que su espléndida labor le valió un premio Oscar al mejor actor secundario (aunque en mi opinión en esta película ejerce más de protagonista que de secundario), premio que lamentablemente no pudo recoger por haber fallecido meses atrás.

Hablar del Joker de Heath Ledger es hablar de un auténtico psicópata, de un asesino sádico de una crueldad tan extrema a la vez que creíble que, lejos de resultar gracioso como ocurría en determinadas escenas con el Joker de Jack Nicholson, éste da verdadero miedo. Por lo que respecta a su caracterización, esta vez no se ha utilizado la inverosímil versión del tanque de ácido (pese a ser una de las oficiales) para justificar la eterna sonrisa, el pelo verde y el color blanco de la piel del personaje; simplemente se trata de un loco maquillado de forma grotesca cuyo rostro está marcado por unas cicatrices en las mejillas de origen incierto, lo cual todavía dota de más credibilidad al personaje.

En “El Caballero Oscuro” hay dos novedades más en lo que se refiere al reparto. Por un lado tenemos a Aaron Eckhart que se encarga de dar vida al Fiscal del Distrito Harvey Dent, y por otro a Maggie Gyllenhaal que interpreta a Rachel Dawes, la ayudante del fiscal y amiga de la infancia de Bruce Wayne. En efecto, en esta ocasión el papel de Rachel Dawes no fue llevado a cabo por Katie Holmes como ocurrió en “Batman Begins”. Por lo visto la Señora de Cruise pidió una cantidad de dinero tan exagerada por volver a meterse en la piel de Rachel Dawes que los productores de la película no estuvieron dispuestos a realizar semejante inversión. Estamos de acuerdo en que todo trabajador merece un salario digno y en que la cuota mensual de la Iglesia de la Cienciología debe ser muy elevada, pero no nos engañemos, Katie Holmes no es que sea una pedazo de actriz de Hollywood como para andar por ahí pidiendo un “cachet” de megaestrella. Es una pena porque la verdad es que cruje un poco ver en la misma saga dos rostros diferentes para un mismo personaje, pero objetivamente, Maggie Gyllenhaal trabaja bastante mejor que Katie Holmes. En cuanto a Aaron Eckhart, pues simplemente decir que realiza un muy buen trabajo encarnando al “Caballero Blanco” Harvey Dent. Con su planta, su hoyuelo en la barbilla y su sonrisa de modelo de “Mango”, consigue hacer a la perfección de elemento positivo y optimista dentro del triangulo de justicieros compuesto por él mismo, por el sombrío Batman y por el sufrido y siempre apesadumbrado Teniente Gordon.

Una de las particularidades de Batman es que, a diferencia de otros superhéroes, éste no tiene ningún poder sobrehumano. Se trata de una persona normal y corriente que se viste de murciélago y que utiliza su inteligencia, su preparación física y su fortuna invertida en tecnología para mantener la ley y el orden en Gotham City. Centrándonos en dicha tecnología, si en “Batman Begins” lo más extraordinario que aparecía era el Batmóvil, en mi opinión en el “El Caballero Oscuro” se les ha ido un poco la mano con los “gadgets”. Podríamos decir que en esta ocasión Lucius Fox y el departamento de I+D de Industrias Wayne tuvieron que hacer alguna que otra hora extra y que incluso tuvieron que ir a trabajar más de un fin de semana para desarrollar los artilugios que utiliza Batman en esta película. Sí, correcto, se trata de una película de acción, de la versión cinematográfica de un cómic, todo es pura ficción y partimos de la base de que Batman no existe, pero bajo mi humilde criterio, si consigues hacer un superhéroe creíble, unos villanos creíbles y una historia con un argumento perfectamente creíble, crear unos aparatos y unas tecnologías increíbles al más puro estilo “Minority Report” es un error, por mucho que haya detrás un departamento de investigación y desarrollo dedicado al armamento militar con fondos infinitos. Vamos, que aquella mítica frase de Faemino y Cansado de “Batman, Batman… A ese si le quitas los cacharros se queda en ná”, en “El Caballero Oscuro” toma más valor si cabe. Pero es la única pega que puedo ponerle a la película, que por no ser no es ni una pega, simplemente es una preferencia personal. De todas formas nada que ver con las fantasmadas de las películas de Joel Schumacher.

Actualmente “El Caballero Oscuro” se encuentra en el puesto número doce del “ranking” de películas más taquilleras de la historia con un total de 1.003.045.358 dólares de recaudación. Ignoro si la mitificación de que fue objeto la película a raíz de la muerte de Heath Ledger tuvo algo que ver con esta cifra, pero no cabe duda de que, tanto “El Caballero Oscuro” como antes “Batman Begins”, revolucionaron por completo el mundo de las películas de superhéroes desprendiéndoles de una vez por todas de ese aura infantiloide que hasta el momento las rodeaba. Estas son auténticas películas de acción trepidante aunque con argumentos y diálogos serios, en las que el espectador no dispone ni de un segundo para aburrirse. Y todo ello gracias al maestro Christopher Nolan.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Listening to you. Live at the Isle of Wight Festival 1970 (The Who) 2000

Después de presenciar la aparición estelar de Roger Daltrey y Pete Townshend (los dos únicos supervivientes de The Who) en la Ceremonia de Clausura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y comprobar lo mayores que están y las pocas fuerzas que les quedan ya para el rock and roll, me entró el gusanillo y quise volver a recordar cómo eran The Who en sus días de gloria. Así que ¿qué mejor forma de hacerlo que viendo el que es considerado por muchos como el concierto más memorable de la carrera del grupo? Efectivamente me estoy refiriendo al concierto que tuvo lugar en la tercera edición del Festival de la Isla de Wight (Inglaterra) el año 1970, un festival que contó en su cartel con artistas tan importantes para la historia de la música contemporánea como son The Doors, Jimi Hendrix, Free, Jethro Tull, Leonard Cohen, Chicago o los mismos The Who. La verdad es que hay que dar gracias a los Dioses del rock and roll por hacer que a alguien se le pasara por la cabeza poner unas cámaras y unas mesas de sonido y grabar todo lo que allí ocurrió. Pero todavía hay que dar más las gracias porque dichas grabaciones se conserven en tan buen estado y porque las técnicas de remasterización hayan conseguido milagros como el que contiene el DVD del que voy a hablar a continuación.

El DVD “Listening to you. Live at the Isle of Wight Festival 1970” no puede tener un título más explícito. Se trata del concierto que The Who ofrecieron ante 600.000 personas el día 30 de Agosto de 1970 a las dos de la madrugada en el Festival de la Isla de Wight. La grabación del concierto fue realizada por la compañía CBS y dirigida por Murray Lerner, todo un especialista en la producción de documentales musicales entre cuyos trabajos destacan conciertos de otros artistas como Jimi Hendrix, Bob Dylan o Miles Davis entre otros. Es evidente que ya en su día los medios técnicos con los que se contaron fueron excepcionales, pero además, en el año 2000 estas grabaciones fueron remasterizadas y publicadas en formato DVD, con lo que la calidad de imagen y de sonido obtenidas son tan altas que para nada hacen pensar al espectador que entre el momento de la grabación y el momento de la publicación del DVD hayan pasado casi treinta años.

Si bien es cierto que The Who son considerados como unos de los padres del movimiento “Mod” británico, viendo este concierto cualquiera se dará cuenta de que aquella tendencia estilística enseguida quedó atrás, y que en los años setenta The Who se acercaban mucho más (estética y musicalmente hablando) a bandas del rock psicodélico como puedan ser Cream, The Jimi Hendrix Experience o Led Zeppelin, que a aquellos otros grupos de los años sesenta incluidos también dentro del movimiento “Mod” como por ejemplo The Animals o The Kinks. Los solos de guitarra sucios y afilados de Pete Townshend ejecutados sobre su Gibson SG; el exagerado estilo en la batería de Keith Moon, sin “charles” y con doble bombo; las frenéticas líneas de bajo del impasible pero incansable John Entwistle; y los potentes alaridos de Roger Daltrey acompañados de sus posteriormente imitadísimos giros de micrófono a modo de lazo de “cowboy”; son muestras más que evidentes de este viraje hacia el incipiente “hard-rock” que comentaba. Y eso por no hablar de la vestimenta, porque en aquella época los trajes y corbatas de antaño ya habían dejado paso a los largos flecos indios, a los monos blancos de pintor y a los trajes de cuero negro con la forma de un esqueleto pintada en blanco. Solamente verlos encima del escenario ya es todo un espectáculo visual.

Por lo que respecta a lo puramente musical, en el año 1970 The Who se encontraban en la cumbre de su carrera. Por esas fechas ya habían publicado la mayor parte de los que hoy se consideran sus grandes éxitos, y su primera y aclamadísima ópera rock titulada “Tommy” ya llevaba sonando aproximadamente un año. No es de extrañar entonces que “Listening to you. Live at the Isle of Wight Festival 1970” sea esencialmente un compendio de grandes éxitos de The Who interpretados en vivo y en directo. Así pues, en el “set-list” del concierto podemos encontrar un total de veintiún temas que van desde sus primeros “hits” “My generation” o “I can't explain”, hasta alguna que otra rareza como “Heaven and hell” o el fabuloso “medley” compuesto por las versiones de “Shakin' all over” (Johnny Kidd), “Spoonful” (Willie Dixon) y “Twist and shout” (The Beatles), pasando incluso por algunos temas inéditos que aparecerían en su siguiente LP titulado “Who’s next”, como por ejemplo “I don't even know myself” o “Water” por nombrar sólo unos cuantos. Además, la segunda mitad del concierto está compuesta íntegramente por la gran mayoría de las canciones que forman la anteriormente mencionada ópera rock “Tommy”.

El magnífico repertorio del concierto, el virtuosismo musical de todos y cada uno de los miembros del grupo, y determinados momentos magistrales de la actuación como algún que otro número cómico protagonizado por Pete Townshend y Keith Moon (a juzgar por lo visto auténticas almas del grupo), o el momento en el que Keith Moon rompe el parche de uno de sus bombos en mitad de “My generation” y Pete Townshend improvisa un solo de guitarra mientras el técnico se lo cambia, hacen de este concierto una joya para cualquier amante de The Who y de la época dorada del rock and roll en general.

jueves, 16 de agosto de 2012

Batman Begins (Christopher Nolan) 2005

Ahora que se acaba de estrenar la nueva película de Batman “El caballero oscuro: La leyenda renace”, y aprovechando que todavía no la he visto y que tengo tiempo libre, he querido aprovechar para revisionar las dos películas anteriores de la saga de Christopher Nolan y así tenerlas más frescas en la memoria el día que vaya a ver la tercera entrega. Además, como en su día no reseñé ninguna de ellas precisamente por todo lo contrario, por no tener tiempo, he decidido que voy a hacerlo ahora y así me quito la espinita que tenía clavada por no haberlas ni mencionado en mi blog. Comenzaré por “Batman Begins”, la primera de las películas de Christopher Nolan dedicadas al hombre murciélago y, obviamente, la película en la que se explica toda la historia de Bruce Wayne desde el momento en que sus padres son asesinados en su presencia a la salida de la ópera, hasta que nace el superhéroe alado que todos conocemos.

Con el paso del tiempo, Bruce Wayne (Christian Bale) no consigue superar la muerte de sus padres. Su sentimiento de culpabilidad sumado a sus ansias de venganza le hacen abandonar Gotham City para iniciar un proceso de preparación y entrenamiento que le permita convertirse en un justiciero y velar por la seguridad que tanto anhelaba su padre para Gotham. Durante todo este periodo de tiempo, Bruce Wayne se introduce de lleno en el mundo del hampa con el único objetivo de conocer su funcionamiento desde dentro y en primera persona. Finalmente es reclutado por “La liga de las sombras”, un grupo secreto liderado por Ra's Al Ghul cuyo fin es impartir justicia en el mundo del crimen. En “La liga de las sombras” Bruce Wayne recibe un estricto entrenamiento basado en el control de la mente y en el dominio del arte del Ninjitsu, pero los poco ortodoxos métodos de Ra's Al Ghul hacen que Bruce Wayne abandone el grupo y regrese a Gotham para llevar a cabo su cometido a su manera. Cuando llega a Gotham, Bruce Wayne se encuentra una ciudad comida por la corrupción y dominada por el crimen organizado. Con la ayuda y complicidad de su mayordomo Alfred (Michael Caine) y del ingeniero de Industrias Wayne especializado en el desarrollo militar Lucius Fox (Morgan Freeman), Bruce Wayne consigue crear a Batman, su nuevo “alter ego”, y con la colaboración del agente de la policía Jim Gordon (Gary Oldman) y de su amiga de la infancia y ayudante del fiscal Rachel Dawes (Katie Holmes), comienza su labor de impartición de la justicia en Gotham creando de esta forma el mito del hombre murciélago.

Antes de ver nada, simplemente mirando los créditos del cartel, lo primero que llama la atención de cualquiera es el reparto. Christian Bale, Michael Caine, Morgan Freeman y Gary Oldman, cuatro actores de Hollywood consagrados y con una importante trayectoria cinematográfica en su currículum, trabajando en la adaptación al cine de un cómic de superhéroes. Este hecho ya es un claro indicador de que quizás “Batman Begins” no se trate de la típica película de superhéroes palomitera en la que los mamporros, los efectos especiales y la acción son los únicos elementos verdaderamente importantes. Y en efecto así es. “Batman Begins” se acerca mucho más al género policíaco o de intriga donde “Seven” podría ser un claro ejemplo, que al cine de ciencia ficción y acción a raudales como por ejemplo pueden ser cualquiera de las películas de “Spiderman” o de “Los 4 Fantásticos”. Sí, el protagonista es un superhéroe del cómic llevado al cine y las hostias y los efectos especiales no faltan, de eso no cabe ninguna duda, pero el tratamiento que Chistopher Nolan le ha dado a la película, creando un hilo argumental para nada infantil, hace imposible cualquier tipo de comparación con ninguna de las películas de cualquier otro superhéroe.

Volviendo al reparto, simplemente decir que la interpretación de todos y cada uno de los personajes es verdaderamente impecable. Christian Bale, especialista en la interpretación de personajes perturbados e infelices, no podría haber sido más apropiado para encarnar al multimillonario Bruce Wayne. Su talante, sus facciones y su físico le convierten sin duda en el mejor Bruce Wayne de todos los que ha habido. Tanto Michael Caine como Morgan Freeman en sus respectivos papeles de abueletes socarrones que ejercen de la voz de la conciencia de Bruce Wayne, también lo bordan cada uno a su manera y como su personaje se lo requiere. ¿Y qué decir de Gary Oldman, el tipo más camaleónico que jamás he visto en el cine? Simplemente que no podía meterse mejor en la piel del agente Gordon, tanto que personalmente no concibo a ningún otro actor que pueda parecerse más al personaje de lo que se parece él. Además, y no voy a decir interpretando a qué personajes por si hay alguien que lea esto y que todavía no haya visto la película, Liam Neeson y Cillian Murphy en sus roles de villanos de esta historia también consiguen unos magníficos resultados, alejándose de forma brutal del aire estúpido y ridículo que históricamente han tenido los villanos de Batman en el cine. Por lo que respecta a Katie Holmes, pues ni fú ni fá, la cara bonita de la película, nada más.

En cuanto a la ambientación, posiblemente Batman sea el superhéroe cuya historia mejor conozco y del cual he leído más cómics, así que me veo con el criterio suficiente para afirmar que la recreación de Gotham City, de sus suburbios, de sus marginales barrios bajos, del propio Arkham Asylum y de todo en general es sencillamente espectacular. Conociendo otros trabajos cinematográficos realizados por el director Christopher Nolan, no es en absoluto de extrañar que el resultado haya sido tan satisfactorio porque el ambiente oscuro y decadente de Gotham le viene como anillo al dedo. Además, ha sabido crear un Batman y unos villanos perfectamente creíbles y fieles a las historias más oscuras del superhéroe. Sí, se ha permitido algunas licencias cinematográficas como hace todo el mundo, pero son absolutamente insignificantes dentro del resultado global.

Los cómics pseudo-pop y la serie televisiva de los años sesenta hicieron muchísimo daño al personaje de Batman. Cuando parecía que Tim Burton había enmendado la plana con sus películas “Batman” y “Batman vuelve”, Joel Schumacher volvió a mandarlo todo a tomar por el culo de nuevo con sus bazofias “Batman y Robin” y “Batman Forever”. Por suerte Christopher Nolan con este “Batman Begins” y con el resto de películas de la saga consiguió devolverle al hombre murciélago el nombre y el respeto que se merece. Además, son películas de un gran valor cinematográfico, no sólo para los amantes del personaje sino también para los amantes del buen cine de acción.

lunes, 13 de agosto de 2012

¿Volveremos a ver algo similar?

Como comentaba en el artículo anterior, durante la próxima temporada de MotoGP los aficionados al motociclismo tendremos la oportunidad de volver a ver a Valentino Rossi y a Jorge Lorenzo (quizás el mejor piloto de la historia y, si las cosas no se tuercen, el que a buen seguro será su sucesor) pilotando la misma moto en el equipo Yamaha. Es una incógnita el estado de forma en el que llegará Valentino Rossi a Yamaha después de dos años de travesía en el desierto al manillar de la Ducati, pero quien más quien menos sueña con poder disfrutar de duelos entre Rossi y Lorenzo como el vivido en el circuito de Montmeló durante el transcurso del Gran Premio de Catalunya del año 2009. ¿Cómo? ¿Que ya no te acuerdas de aquello? No te preocupes, que ahora mismo soluciono yo eso con el vídeo que adjunto a continuación, un vídeo que contiene las cuatro últimas vueltas de la carrera que, aún hoy, al verlo se me pone la piel de gallina. Como Dorna son así de majos no podrás verlo directamente en el blog, así que tendrás que pinchar el enlace que aparecerá al darle al botón de “Play” para verlo directamente en YouTube. Así se les atraganten los beneficios por “Copyright” que puedan sacar evitando que mataos como yo incrustemos estos vídeos en nuestro humilde blog.

sábado, 11 de agosto de 2012

Valentino vuelve a casa por Navidad

El secreto a voces se ha confirmado. Tras dos años jugándose la vida por hacer un sexto puesto a lomos de la Ducati Desmosedici, la próxima temporada Valentino Rossi abandonará la escudería italiana para volver a subirse a una Yamaha e intentar recuperar la corona de MotoGP que perdiera en el año 2010. Han sido dos temporadas arrastrándose por los circuitos de todo el mundo, dos temporadas de cambios, de ajustes y reajustes de una moto que no anda, y de discusiones con los ingenieros de Ducati que han parecido ignorar por completo las peticiones de un piloto que, aunque muchos ya se hayan olvidado, es una leyenda en activo del motociclismo mundial y algo debe saber de todo esto. Además, en estas dos temporadas en Ducati se le ha faltado el respeto en medios de comunicación supuestamente serios afirmando que está acabado, que ya es viejo, que ha fracasado estrepitosamente al ser incapaz de ganar una sola carrera con una moto sobre la que Casey Stoner se proclamó campeón, y miles de estupideces más totalmente injustas para un tío que ha ganado nueve Campeonatos del Mundo de Motociclismo, siete de ellos en la máxima categoría. Lo cierto es que no ha ganado ninguna carrera desde que iniciara su andadura en Ducati, pero no menos cierto es que en situaciones en las que la moto ha sido lo de menos (pilotando en mojado), Rossi ha demostrado que en absoluto se ha olvidado de pilotar al máximo nivel.

Las próximas temporadas 2013 y 2014 Valentino Rossi volverá a subirse en una Yamaha, una moto con la que años atrás consiguiera cuarenta y seis victorias y cuatro títulos Mundiales. Sí, compartirá box con Jorge Lorenzo así que tendrá el enemigo en casa, pero ¿no promete ser apasionante? No adelantemos acontecimientos y esperemos a ver cómo se suceden las carreras y, sobre todo, cómo terminan las que quedan todavía por disputar de la presente temporada 2012.


Autor: MotoGP.

jueves, 9 de agosto de 2012

El Jardín del Lúpulo

El Jardín del LúpuloContinuando con la recomendación de blogs que en su día inicié con “La decadencia del ingenio” de Jaime Rubio, en el presente artículo le va a tocar el turno a otro de mis blogs preferidos de los cientos de miles que existen en Internet. Se trata de un blog de carácter lúdico-gastronómico-divulgativo dedicado completamente a eso que por ahí han llegado a denominar como “oro líquido” o incluso “poesía líquida” y que no es otra cosa que la cerveza. Su título es “El Jardín del Lúpulo” y su dirección es: http://eljardindellupulo.blogspot.com.es

Básicamente, “El Jardín del Lúpulo” es un blog destinado a amantes de la cerveza, porque, como bien indican sus autores, la cerveza es una constante en la vida de muchas personas: Litronas en la adolescencia, cañas en las terrazas, cerveza de importación en tu madurez, jarras para beber, latas para llevar, una rubia fresquita para saciar la sed... Pero que nadie se alarme, que “El Jardín del Lúpulo” en ningún caso es una plataforma en la que se haga apología del alcoholismo o un lugar donde se incite al lector a ponerse como los lirios bebiendo birra. Para nada. Se trata un blog divulgativo que lo único que pretende es culturizar, informar y documentar al lector sobre cualquier aspecto relacionado con el apasionante mundo de la cerveza. Porque, aunque hasta hace relativamente poco este tema fuera algo bastante desconocido en general, las distintas clases de cerveza, sus diferentes formas de elaboración, su tiempo de fermentación, los ingredientes necesarios para su fabricación, sus múltiples procedencias, etcétera, etcétera, etcétera, dan para escribir blogs, editar libros e incluso organizar catas, tanto o más que el vino.

Dentro de su contenido, “El Jardín del Lúpulo” ofrece un glosario básico en el que se definen los términos más importantes relacionados con la cerveza (ingredientes, tipos de cerveza, etc.); un mini-diccionario de idiomas donde podemos encontrar la equivalencia de términos en castellano, inglés, alemán y francés para que podamos entender las etiquetas de las botellas sea cual sea su procedencia; y un calendario de eventos donde se anuncian catas, ferias y actividades celebradas alrededor de toda la Península Ibérica. Además, como secciones estrella, periódicamente los autores del blog van reseñando diferentes cervezas del mercado desde un punto de vista gastronómico, hablando del sabor, del color o de los aromas de todas aquellas que ellos mismos van descubriendo; mantienen un par de boletines informativos titulados “The Beer Sun” y “The Beer Times”; hablan sobre utensilios, libros y curiosidades relacionadas con la cerveza; y en su sección titulada “#SiFueraUnaCerveza” realizan unas curiosas comparaciones entre diferentes tipos de cerveza y personas, personajes o cosas que van desde Mick Jagger hasta Darth Vader o Johan Cryuff, pasando por un Aston Martin DB9, un Seat Exeo o el mismísimo Rondador Nocturno, todas ellas perfectamente justificadas. Todos los artículos están redactados de forma distendida y en ocasiones incluso humorística, eso sí, sin perder por ello ni una pizca de rigor.

Como no podía ser de otra forma hoy en día, “El Jardín del Lúpulo” también está presente en las redes sociales Facebook y Twitter, con lo que en todo momento podemos estar al corriente de las novedades que sus autores El Conde de la Birra, El Barón de la Birra, El Duque de la Birra y El Caballero de la Birra van publicando en el blog. Sin duda muy recomendable.

martes, 7 de agosto de 2012

Concierto de The Cult (Sala Razzmatazz, Barcelona 17/07/2012)

The Cult: Hard Rock en piloto automático

Una vez más me encontré en la tesitura de tener que elegir entre gastarme la pasta para ver a unos clásicos de la historia del rock, actualmente de capa caída pero que en sus días de gloria no pude llegar a ver por pillarme demasiado joven; o ahorrármela, dejar que me lo contasen al día siguiente y quizás no volver a verlos jamás. En este caso se trataba de The Cult, la camaleónica banda británica liderada por Ian Astbury y Billy Duffy que acaban de publicar un nuevo disco titulado “Choose your weapon” y que se encuentran promocionándolo por los escenarios de medio mundo. Ni qué decir tiene que finalmente decidí asistir a mi cita con el rock and roll porque de lo contrario no estaría escribiendo esto, así que pasé por caja y me planté un martes por la tarde en la sala Razzmatazz para ver a los míticos The Cult y revivir así tiempos mejores

Como en todos los conciertos que tienen lugar en Barcelona en días laborables (que últimamente suelen ser la mayoría), la sala Razzmatazz abrió sus puertas muy temprano, sobre las 19:30h. para ser exactos, dando así tiempo suficiente al que quisiera entrar a presenciar la actuación de los teloneros de la noche, esa clase de bandas que supuestamente se encargan de calentar el ambiente antes de las actuaciones principales pero que a mí y a muchos de los asistentes a conciertos más nos molestan que otra cosa. Primero porque habitualmente a nadie le importa un carajo la banda telonera de turno, sea quien sea, y segundo porque lo único que consiguen estos grupos es retrasar el concierto que todo el mundo ha ido a ver. En esta ocasión los artistas invitados fueron la nueva reencarnación del grupo escocés G.U.N., la que fuera una banda de éxito a principios de la década de los noventa (y digo de éxito porque únicamente tuvieron uno, aquel “Better days” que pegó tanto la brasa en las cadenas musicales y en los programas de videoclips de aquella época) pero que tantas veces cambió de formación y de estilo a lo largo de su carrera. A decir verdad, no puedo opinar sobre la actuación de G.U.N. porque, entre meterme una hora antes a la sala Razzmatazz a cocerme de calor mientras toca un grupo que no me interesa ni lo más mínimo, y quedarme una hora más sentado en una terraza comiéndome un bocadillo y tomándome un par de cervezas hasta que se hiciera la hora del concierto de The Cult, opté por la segunda opción. Así que de G.U.N. no diré absolutamente nada.

El inicio de la actuación de The Cult estaba programado para las 21:00h. Sobre las 20:30h. la sala ya estaba llena hasta los topes de una legión de seguidores que no destacaban por su juventud precisamente. Visto lo visto, podríamos decir que The Cult no es una de esas bandas que hoy en día capten a las nuevas generaciones de seguidores a sus conciertos. Nada de eso. Los que hoy en día siguen a The Cult son aquellos que lo llevan haciendo durante toda la vida y muchos no sólo lo demostraron con sus canas, su alopecia galopante u otros signos inequívocos de la acumulación de años en el ser humano, sino también con sus camisetas (antiguamente negras, hoy ya grises) compradas en conciertos de las giras promocionales de discos como “Electric”, “Sonic Temple” o “Ceremony”. Estudios sociológicos y antropológicos al margen, como viene siendo habitual en los conciertos celebrados en la sala Razzmatazz durante los meses de verano, a medida que iba pasando el tiempo el calor, la humedad y la carga del ambiente hacían que la espera fuera realmente insoportable. Tanto es así, que antes de comenzar el concierto yo ya estaba pensando en la hora de salir. Para más inri, a las 21:15h. los técnicos aún andaban pululando por encima del escenario probando los instrumentos y los equipos de voces mientras una música de fondo absolutamente lamentable torturaba a los presentes.

Ya empezaban a oírse los primeros pitos entre el público y yo ya empezaba a derramar mi sexto o séptimo litro de sudor en lo que llevábamos de noche cuando, a las 21:30h., las luces de la sala se apagaron para dejar que el escenario se tiñera de un color verde selvático y que la música infame dejara paso a unos cánticos infantiles acompañados por una contundente percusión. Fue un claro anuncio de que, con más de media hora de retraso, en breves instantes The Cult iban a saltar a escena. Y así fue. Ian Astbury con pandereta en mano, gafas de sol, el pelo recogido en un moño y ataviado con una chaqueta con pelliza en el cuello (muy apropiada para le temperatura que teníamos en Barcelona, sí señor), y Billy Duffy con su mítica Gretsch blanca colgada del hombro y vestido con una camiseta negra sin mangas (se confirma que Billy Duffy es el listo del grupo), salían de los camerinos en la oscuridad y ocupaban sus lugares del escenario acompañados de la enésima formación de The Cult compuesta esta vez por Chris Wyse en el bajo, John Tempesta en la batería y Mike Dimkich en la guitarra rítmica. Sin mediar palabra, The Cult arrancaron el show con los temas “Lil' Devil”, “Honey from a knife”, “Rain” y “Fire woman” interpretados uno detrás del otro, con una brevísima pausa entre uno y otro, sin saludar, sin dar la bienvenida a la gente, ni nada de nada.

Y así, sin adornos, sin mucha parafernalia escénica, pero metiéndose en el bolsillo al acalorado público únicamente con sus canciones, The Cult completaron la cuarta parte del que iba a ser el “set-list” del concierto de Barcelona. Aunque pueda parecer extraño lo que voy a decir, el sonido era magnífico. Y digo que puede parecer extraño porque lo normal en Razzmatazz es que los conciertos se escuchen como si el que los presencia tuviera la cabeza metida en un water. No fue el caso del show de The Cult. Desde mi posición, justo delante de la mesa de control, el sonido era fenomenal y en particular la guitarra de Billy Duffy sonaba impecable aunque éste le echara bronca al técnico al poco de empezar el concierto por ese tipo de cosas de las que sólo el que está encima del escenario se percata. A Ian Astbury, por su parte, en ocasiones le costaba bastante llegar a las notas más agudas, y es que el paso de los años no le ha hecho demasiada justicia tanto física como vocalmente hablando. Pero en general, todo estaba sonando bastante mejor de lo que yo esperaba.

Fue después del aclamado “Fire woman” cuando Ian Astbury se dignó a dirigirse al público con un “¡Muchachos, muchachas, mucho caliente!” (no te jode, pues quítate la pelliza si tanto calor tienes) y anunciar que The Cult estaban de gira presentando un disco muy bonito llamado “Choose your weapon” al cual pertenecía la siguiente canción que iba a sonar: “Lucifer”. Este tema, que sirvió en su día como adelanto del nuevo LP de los británicos, antecedió a dos temas del álbum “Love”, concretamente “Nirvana” y “The Phoenix”, los cuales darían paso a “Embers”, aquella semi-balada incluida en uno de esos discos digitales bautizados como “Cápsulas” que hace unos años publicaron a través de Internet y que aportaron más bien poco a la discografía del grupo.

Y entonces llegó el momento surrealista de la noche. Viendo la entrega del público y consciente de haber sido bastante soso con ellos hasta el momento, Ian Astbury se vino arriba en banderillas y empezó a cantar el clásico cántico futbolero de “¡¡¡Campeones, campeones, oeoeoé!!!”. Al no recibir respuesta por parte de la audiencia, el tipo se extrañó y preguntó (en su idioma, claro): “España campeona de Europa de fútbol, ¿no?” a lo que parte del público le respondió con una sonora pitada y con los puños en alto apuntando con el dedo pulgar hacia abajo. No entendiendo nada, Ian Astbury contestó con un “Bueno, que le den por el culo al fútbol, vamos a hacer rock and roll”. Y es que eso sólo pasa en Barcelona. Muchos artistas extranjeros vienen a Barcelona y desconocen todos los líos de nacionalismos, independentismos, separatismos y catalanismos. Entonces, con la intención de ganarse al público, tan pronto pegan un berrido a los cuatro vientos con un “¡Viva España!” como yo he llegado a oír a los Symphony X o a Sebastian Bach, como te sacan una mega bandera española proyectada en las pantallas como yo he llegado a ver en el concierto de Aerosmith, como te sueltan cánticos de celebración de victorias de la Selección Española de fútbol como fue el caso de los The Cult. Independientemente de lo que piense cada uno sobre estos asuntos, la gente debería ser consciente de que los músicos no tienen ni puta idea de este tipo de movidas políticas, así que creo que se debería ser más comprensivo cuando pasan cosas de estas ya que a nadie le gusta recibir una pitada de forma gratuita y no es bueno para el buen transcurso de un concierto poner a los músicos en situaciones incómodas o embarazosas. Por su parte, los músicos deberían centrarse más en hacer música y en ser buenos artistas encima del escenario que en meterse en berenjenales de este tipo, o al menos deberían informarse o ser informados un poco mejor de la cultura del lugar que visitan antes de meter la gamba. Ejemplo de ello son Bruce Springsteen, Bon Jovi o los Rolling Stones por poner algunos ejemplos, que incluso llegaron a dirigirse al público de Barcelona en catalán.

Pasado este momento absurdo, The Cult encarrilaron la recta final del concierto con una colección de canciones compuesta por “The wolf”, “Wild flower”, “Rise” y “For the animals”, todas ellas bastante más oscuras que las que habían sonado hasta el momento. Como en el resto del concierto, cada uno de los miembros del grupo iba a lo suyo, sin muchos aspavientos, sin apenas intercambios de miradas entre los dos líderes Ian Astbury y Billy Duffy, únicamente con algún que otro intento de malabarismo de Asbury con su pandereta y algún molinete con el brazo derecho sobre la guitarra por parte de Duffy, pero poco más. Vamos, más o menos como el que está trabajando en una línea de montaje y ya está esperando a que llegue la hora del bocadillo. Y más o menos fue esto lo que pasó a continuación, lo del bocadillo digo, porque tras este bloque de temas pesados y, en mi opinión, bastante “corta-rollos”, le llegó el turno al clásico “She sells the Sanctuary” con el que la banda se retiraría a los camerinos (quién sabe si a por el bocadillo) antes de dar inicio al primer y único “bis” de la noche.

A esas alturas del concierto (ya eran las 22:30h. pasadas), con todos los clásicos de The Cult ya interpretados y con el tremendo calor que estábamos soportando en la sala, el que escribe lo que menos deseaba era un “bis” largo que le hiciera permanecer allí una hora más. Sí, había pagado mi entrada y no barata precisamente, pero mi cuerpo necesitaba oxígeno y mi piel aire fresco. Al parecer el grupo debió escuchar mis deseos. Pasados unos minutos, The Cult volvieron a aparecer en el escenario con Ian Astbury hojeando un ejemplar del diario El País. Por lo visto alguno de los redactores del rotativo había escrito algo sobre él y no le debió gustar demasiado porque empezó a despotricar contra la prensa, soltó el sonido de un cuesco contra el micrófono, hizo como si se limpiara el culo con el periódico y lo tiró al suelo bajo los aplausos de la gente que, me apostaría el cuello, la mayoría no entendió nada. Tras este acto de rebeldía y transgresión (nunca jamás otro músico de rock ha rajado contra la prensa, qué va) iniciaron la fase final del concierto, una fase final que comenzó con la tristona “Life \ Death” extraída del último LP del grupo y que acabó de forma apoteósica con “Spiritwalker” y “Love removal machine” durante las cuales Ian Astbury decidió soltarse el pelo y quitarse la gafas de sol para que todos viéramos que realmente era él y no el hijo secreto de Jack Nicholson.

Y de esta forma, a las 23:00h. clavadas, The Cult completaron su concierto de algo menos de una horita y media, un concierto que podríamos decir que fue magnífico en lo musical. Tocaron los principales temas de su nuevo álbum, los grandes éxitos de la historia de la banda, sonaron bien en una sala poco propensa a sonar bien y, en resumen, aprobaron con nota alta la asignatura de la elección y despliegue de un repertorio encima de un escenario. En lo que se refiere a la magia, a la química, y a la conexión entre músicos y público y entre los mismos músicos, la banda de Asbury y Duffy suspendió con un muy deficiente. The Cult vinieron a Barcelona a cumplir y eso fue sin duda lo que hicieron. Ni más ni menos.