lunes, 17 de enero de 2011

En este año 2011... ¡Todos con “La Roja”!

El año 2010 será recordado durante toda la vida por ser el año de la consecución del Mundial de fútbol por parte de “La Roja”. Pues bien, este año 2011 no puede ser menos y “La Roja” ha de llevarse no un Mundial sino dos. Sí, ya sé que los Mundiales de fútbol se celebran cada cuatro años y que es imposible ganar dos Mundiales de fútbol en un mismo año, pero... ¿Quién está hablando aquí de fútbol? Este año 2011, con la lección aprendida después de la cagada estrepitosa del año pasado llevada a cabo por el equipo Ferrari de Fernando Alonso y con el fichaje de Valentino Rossi por el equipo Ducati, el espíritu de “La Roja” volverá a resurgir y estoy convencido de que tanto Alonso como Rossi se alzarán nuevamente con los mundiales de Fórmula 1 y Moto GP respectivamente. Y alguno pensará: “¡Pero si Valentino Rossi no es español, es italiano! ¿Qué pasa con Jorge Lorenzo?”... ¡¡¡¡Baaaaaaaah!!!... ¡¡¡A Jorge Lorenzo que le den por culo!!!... ¡¡¡Yo soy de “La Roja”!!!


Autor: MotoGP.

lunes, 10 de enero de 2011

Enrique Bunbury (Bio Channel)

Aprovechando la finalización de la última gira de Enrique Bunbury comentada en mi anterior crónica del concierto del Gran Teatre del Liceu, me gustaría rescatar para todos los lectores del blog el siguiente documental sobre su carrera musical en solitario. En él, el propio Enrique, el periodista Juanjo Ordás y algunos compañeros de profesión y de fatigas como Loquillo, Nacho Vegas, Pedro Andreu, Raphael o Santi Rex, hablan largo y tendido sobre su trayectoria, sus discos y sus cualidades como músico, cantante y compositor de canciones. Este documental fue emitido por el canal Bio Channel y recientemente ha sido publicado en el canal oficial de YouTube de Enrique Bunbury, del cual han sido extraídos cada uno de los siguientes cuatro fragmentos.

miércoles, 5 de enero de 2011

Concierto de Enrique Bunbury (Gran Teatre del Liceu, Barcelona) 08/12/2010

Enrique Bunbury roza la excelencia ante su público catalán y un montón de gilipollas

Estaba convencido de que ya no iba a ver a Enrique Bunbury en su gira “Las Consecuencias Tour” a su paso por Barcelona. La verdad es que su concierto no despertó en mí demasiado interés cuando, meses atrás, fue anunciada su celebración para el día 10 de Diciembre en el Gran Teatre del Liceu como despedida y cierre de su gira internacional. “Las consecuencias”, el álbum que Bunbury venía a presentar en esta gira, no me acabó de convencer cuando fue publicado, pero como Bunbury es de esos artistas que nunca defraudan en directo y que siempre dan lo mejor de sí cuando se suben a un escenario, no sabía si animarme a comprar una entrada o no. Cuando los medios de comunicación publicaron la noticia de que las entradas se habían agotado en pocas horas, automáticamente me olvidé por completo del concierto dando por hecho que ya no iba a asistir a “Las Consecuancias Tour”. Fue durante el mes de Septiembre cuando recibí la llamada de mi prima Marta para decirme que, al agotarse las entradas del día 10 de Diciembre, se había anunciado un segundo concierto de Bunbury en Barcelona para el día 8 de Diciembre, también en el Liceu, así que si me hacía gracia ir a verlo ella me invitaba. Como no podía ser de otra forma, acepté gustosamente la invitación, así que sin comerlo ni beberlo el pasado día 8 de Diciembre me planté en el Gran Teatre del Liceu para presenciar el penúltimo concierto de la gira “Las Consecuencias Tour” del incombustible Enrique Bunbury.

Debido a mis problemas de movilidad comentados en artículos anteriores, llegué al Gran Teatre del Liceu con bastante antelación y, todavía con las luces principales encendidas, desde mi posición pude divisar la presencia de Pep Blay, autor de la biografía autorizada de Bunbury “Enrique Bunbury. Lo demás es silencio”, así como una importante cantidad de lo que ha dado en denominarse “Gilibunburys”, esa variedad de homo sapiens similar al homo sapiens común que padece una extraña y severa alteración en sus facultades mentales. Los “Gilibunburys” son seres que se encuentran tan mimetizados con Enrique Bunbury y tan imbuidos por la forma de vestir, gesticular y comportarse de su gurú, que definitivamente han acabado viviendo en un plano diferente y totalmente alejado de lo que comúnmente se conoce como realidad, dentro del cual ellos mismos creen ser Enrique Bunbury y, lo más asombroso, que ellos mismos son los que se encuentran actuando en el escenario y no el propio Enrique Bunbury en persona. Este comportamiento enseguida se pondría de manifiesto el pasado día 8 de Diciembre cuando, tras dos anuncios de prohibición del uso de cámaras fotográficas y de vídeo, las luces del Gran Teatre del Liceu se apagaron para dar comienzo al show.

Como viene siendo habitual en todas las actuaciones que tienen lugar en el Liceu, el inicio del concierto fue estrictamente puntual. Sobre las 21:00 horas, Álvaro Suite, Jordi Mena, Robert Castellanos, Ramón Gacías y Jorge Rebenaque, los denominados “Santos Inocentes”, ocupaban sus posiciones para que, segundos más tarde, con sombrero de ala y traje negro con adornos pokerísticos en rojo, apareciera Enrique Bunbury de detrás de un haz de luces blancas subido encima de una plataforma situada en la parte central del escenario como si del Espíritu Santo se tratase. Con el público totalmente enloquecido, incluso yo diría que en exceso para el ambiente tranquilo y de exquisitez sonora del que se podía disfrutar en semejante entorno, Bunbury y los suyos interpretaron un primer set de temas compuesto por “Las consecuencias”, “Ella me dijo que no”, “De todo el mundo”, “Frente a frente” y “Los habitantes”, todos ellos extraídos de su último trabajo discográfico “Las consecuencias”.

Transcurrido este primer bloque de temas íntimos de su último disco, el concierto dio un giro para pasar a convertirse a partir de ese momento en una recopilación de grandes éxitos de ayer y hoy de Enrique Bunbury. Y es que los trece años de carrera en solitario que ya lleva a sus espaldas Enrique Bunbury han dado para que su repertorio esté plagado de temas que ya podrían considerarse clásicos del pop-rock español. Así pues, los siguientes temas en sonar fueron prácticamente uno de cada una de sus etapas: “Enganchado a ti”, la nueva versión de “El extranjero” con Jordi Mena tocando el banjo, el tema compuesto para Raphael que posteriormente fuera grabado por Bunbury “Desmejorado”, la versión pseudo-funky de “Alicia expulsada al País de las Maravillas” y el tema en cuyo videoclip hinchan a hostias a Enrique Bunbury “Hay muy poca gente”.

Llegados a este punto, Enrique quiso hacer un guiño a sus orígenes interpretando el tema “Senda” de Héroes del Silencio, tema que sería de los más aclamados de toda la noche y que serviría como homenaje al mítico álbum “Senderos de traición” que cumple veintiún años desde su publicación. Después de la catarsis generada en el Liceu tras la canción de los definitivamente extintos Héroes del Silencio, el ritmo del concierto fue decreciendo paulatinamente con temas como “Que tengas suertecita” (uno de los pocos de “El viaje a ninguna parte” en sonar en este concierto), “Sólo si me perdonas” y “Sácame” de aquí”. Tras este momento de relajación, el ambiente volvería a caldearse de nuevo con “Sí” que vendría seguido de la nueva adaptación de “Infinito”, más rockera y con mucho más peso de las guitarras eléctricas en su sonido que la versión original. Ambas canciones fueron interpretadas sin apenas separación entre la una y la otra, prácticamente a modo de “medley”.

Enrique agradeció al Gran Teatre del Liceu la cesión de sus instalaciones para la celebración de un concierto de rock and roll por tercera vez en su carrera, y para ello interpretó su versión de “Apuesta por el rock and roll”, tema compuesto por los músicos aragoneses Mauricio Aznar y Gabriel Sopeña. Tras este clásico de la banda Más birras, Bunbury y los Santos Inocentes abandonarían el escenario para regresar al cabo de pocos minutos a realizar un mini “bis” compuesto por “El rescate”, la pesadísima “El hombre delgado que no flaqueará jamás” y la versión hard-rockera de “Lady Blue”. Tras ellas, los músicos volverían a retirarse. A decir verdad no entendí muy bien este “bis” tan corto ya que estos tres temas bien podrían haberse repartido en dos bloques de canciones algo más extensos y así no tener que interrumpir la actuación en dos ocasiones.

Tras un breve descanso el concierto inició su recta final con toda la banda subida en la plataforma central del escenario interpretando la siempre emotiva “Canto… el mismo dolor” con un magnífico Jordi Mena en la guitarra española. Tras ella vendría “Porque las cosas cambian” y, como brillante colofón, el tema que viene siendo habitual en los cierres de los conciertos de Enrique Bunbury: “Al final”

Una vez más, Enrique Bunbury alcanzó la perfección en su actuación de Barcelona del pasado día 8 de Diciembre. Su profesionalidad, su talento interpretativo y su cada vez mejor voz se multiplicaron por diez en un entorno de la calidad del Gran Teatre del Liceu. Si bien es cierto que Enrique Bunbury en directo siempre roza la excelencia, toque en el Liceu, en el Palau Sant Jordi, en La Romareda o en el párking del circuito Ricardo Tormo de Cheste, el Gran Teatre del Liceu es un lugar en el que la música en directo se disfruta de una forma muy especial debido, tanto a las propiedades acústicas del lugar como a la majestuosidad del recinto en sí. Eso siempre y cuando una manada de gilipollas sin vacunar como lo son muchos de los seguidores de Bunbury no estropee la magia que allí se crea a base de gritos estúpidos interrumpiendo al propio artista en sus presentaciones, cantos desafinados y movimientos espasmódicos en la butaca de delante. Parece ser que hay gente que no entiende el concepto “teatro” y el concepto “butaca”, y es que hay gente a la que lo mismo le da estar en el Liceu, que en Bikini, que en Razzmatazz o que en la discomóvil de La Puebla de Híjar, porque definitivamente la gilipollez no entiende de música.