sábado, 22 de septiembre de 2012

Made in Stoke (Slash) 2011

Como comenté hace unas cuantas reseñas, tras la publicación y presentación en directo del primer disco en solitario de Slash, el ex–guitarrista de Guns N’ Roses reclutó a Myles Kennedy (vocalista de Alter Bridge) y a una banda de músicos relativamente desconocidos para salir de gira por todo el planeta y promocionar en directo su nuevo trabajo. Myles Kennedy ya participó en la grabación del disco de Slash co-escribiendo y poniendo voz a los temas “Back from Cali” y “Starlight”, pero su versatilidad, su amplia variedad de registros vocales y su carisma y presencia encima del escenario le hicieron convertirse en el cantante ideal para llevar a cabo una gira de conciertos al frente de la banda del legendario guitarrista. Y es que el elegido no podía haber sido otro, porque la capacidad que posee Kennedy de alcanzar con la misma facilidad tanto tonos altos como tonos bajos, hacen de él el vocalista perfecto para ponerle voz en directo a las canciones de Guns N’ Roses, de Slash’s Snakepit y de Velvet Revolver, además de a las propias canciones del nuevo álbum. La larga gira de Slash y su banda por pequeñas salas y grandes festivales de medio mundo dio como fruto un doble CD, un DVD y un Blu-Ray en directo titulados “Made in Stoke”. “Made in Stoke” fue registrado durante la actuación celebrada el día 24 de Julio de 2011 en el teatro Victoria Hall de la localidad inglesa de Stoke-on-Trent, y supuso el primer trabajo discográfico y videográfico de Slash en directo al margen de Guns N’ Roses. La verdad es que el resultado no pudo ser mejor.

El hecho de que Slash decidiera grabar su primer trabajo en directo en Stoke-on-Trent, la ciudad que le vio nacer, y ponerle como título a la grabación “Made in Stoke”, ya de por sí es especial. Que un tipo tan sumamente integrado desde hace tantísimos años en la forma de vida californiana, angelina y hollywoodiense se acuerde de su lugar de origen a la hora de grabar su primer álbum en directo, la verdad es que a mí me resulta un detalle muy bonito e inevitablemente hace que me acuerde de artistas como Enrique Bunbury o Amaral, que para grabar sus primeros discos en directo se fueron hasta México D.F. y Madrid respectivamente en lugar de hacerlo en su Zaragoza natal. Pero bueno, dejemos a un lado a los artistas mediocres que estamos hablando de Slash y no es bueno utilizar el nombre de Slash en vano. El caso es que Slash eligió para su grabación el lugar donde dio sus primeros pasos y durante todo el concierto se muestra muy contento de estar allí y muy agradecido con la presencia y la entrega de sus paisanos.

Entrando ya en materia, decir que el “set-list” del concierto está compuesto por veintiún temas entre los que se alternan algunos del nuevo álbum de Slash como “Ghost”, “Back from Cali”, “Nothing to say”, “Starlight”, “Doctor Alibi”, la instrumental “Watch this” y “By the sword”; con tres temas de los Slash’s Snakepit de Rod Jackson como “Been there lately” (con la que abre el concierto), “Mean bone” y “Speed parade”; otro más de los Slash’s Snakepit de Eric Dover como “Beggars & hangers-on”; “Slither” como único tema de Velvet Revolver; y una selección de himnos de Guns N’ Roses como “Nightrain”, “Rocket Queen”, “Civil War”, “Patience”, “Sweet child o’ mine”, “Mr. Brownston” y “Paradise City”. A lo mejor peco de ventajista diciendo lo que voy a decir, pero en absolutamente ninguno de estos temas cruje la voz de Myles Kennedy como sí ocurría cuando eran los otros “partners” de Slash los que le ponían voz a canciones ajenas. Por poner un ejemplo, escuchar a Myles Kennedy entonando “Patience” es gloria bendita, sin embargo, escuchar la misma canción de boca de Scott Weiland es casi peor que un dolor de huevos. Y eso por no entrar en comparaciones entre Myles Kennedy y el mismísimo Axl Rose en la actualidad, ya que no sería justo comparar a un cantante en plena forma con un cantante en vías de extinción. Además de todas estas canciones, como viene siendo habitual desde hace algunos años, Slash nos obsequia con un larguísimo solo de guitarra que sirve de introducción a “Sweet child o’ mine” y que básicamente consiste en el tema principal de la película “El Padrino” ampliado con las clásicas idas de pelota de los “Guitar Heroes” dentro de las cuales introduce un pequeño fragmento del tema “Anastasia”, en aquel momento inédito pero que un año más tarde aparecería en su siguiente disco.

Mención especial merece la formación que acompañó a Myles Kennedy y a Slash en este concierto y en toda la gira. En el bajo, coros y sustituyendo al bueno de Lemmy Kilmister en la voz principal del tema “Doctor Alibi” tenemos a Todd Kerns, un canadiense de cuarenta y dos años cuyo currículum de bandas se reduce únicamente a un par de grupos canadienses de finales de los 80’s y principios de los 90’s llamados Static in Stereo y Age of Electric, y otra banda de Las Vegas todavía en activo llamada Sin City Sinners, en la que comparte formación con Brent Muscat de los Faster Pussycat y cuyo trabajo en ella ha estado compaginando con su trabajo con Slash. En la batería tenemos a Brent Fitz, otro canadiense de cuarenta y dos años que parece un clon de Todd Kerns pero cuyo currículum es bastante más amplio que el de su compañero, habiendo prestado sus servicios a gente de la talla de Alice Cooper o Vince Neil, y militado en bandas como los Union de John Corabi y Bruce Kulick, o los grupos canadienses Theory of a Deadman, The Guess Who, Streetheart, Harlequin y Econoline Crush. Por lo que respecta al guitarrista de apoyo, en esta ocasión es Bobby Schneck, un viejo conocido de Slash con el que ya había tocado en directo durante su gira con la banda de versiones Slash's Blues Ball. Juntos, Slash, Myles Kennedy, Todd Kerns, Brent Fitz y Bobby Schneck forman una banda muy compacta y muy compenetrada, e individualmente demuestran estar en un estado de forma excepcional a pesar de haber superado todos ellos la cuarentena. La buena experiencia del trabajo conjunto hizo que, a excepción de Bobby Schneck, todos fueran reclutados de nuevo por Slash para grabar y llevar al directo el que sería su siguiente álbum de estudio del cual hablaré más adelante.

Yo, personalmente, me lo pasé tremendamente bien visionando en DVD este “Made in Stoke”. No se trata de un concierto con un gran despliegue de parafernalia escénica, pirotecnia, pasarelas, monstruos inflables ni nada de lo que era habitual en los grandes conciertos de rock de los 80’s y 90’s. Simplemente es la grabación en directo de veintiuna grandes canciones (dentro de las cuales se encuentran algunas de mis preferidas de toda la vida), con un magnífico cantante defendiéndolas brillantemente, una terna de buenos músicos poniendo la base de todo el sonido, y lo más importante, con el que yo considero uno de los tres mejores guitarristas de todos los tiempos haciendo lo que mejor sabe hacer que es tocar la guitarra. Todos estos elementos son más que suficientes para hacerme llegar a la conclusión de que “Made in Stoke” sería uno de los tres o cuatro DVD’s musicales que yo me llevaría a una isla desierta en la que no hubiera nada excepto una televisión y un reproductor de DVD.

martes, 11 de septiembre de 2012

Take-Ya

En los últimos años se han puesto muy de moda en Barcelona los restaurantes japoneses. Vayas por el barrio que vayas siempre acabas encontrando uno de ellos con mucha más facilidad que un restaurante de comida tradicional catalana, un asador castellano o una pulpería gallega por decir algo. Pero claro, como ocurre con cualquier tipo de local, no todos los restaurantes japoneses son iguales ni muchísimo menos. A continuación voy a reseñar uno de los restaurantes japoneses que más veces he visitado en los últimos años aunque no por ello uno de los mejores. Más bien todo lo contrario. Me refiero al restaurante Take-Ya.

El restaurante japonés Take-Ya se encuentra en la parte más alta de la calle Gran de Gràcia, justo al lado de la Plaça Lesseps. Lo primero que llama la atención de él al pasar por la puerta o adentrarte en su interior es su cuidada decoración. Cañas de bambú, fuentes emanando agua y biombos de mimbre, todo de aspecto muy confortable y muy japonés, adornan su vestíbulo y su comedor. Hasta aquí todo normal. Cuando uno muestra interés por sus menús y por su carta, lo segundo que llama la atención es su precio. Menos de 15 Euros por un menú de noche, incluidos fines de semana y festivos, están realmente bien para los tiempos que corren y para tratarse de un restaurante japonés. Y van dos puntos positivos. Pero lo tercero que llama la atención cuando finalmente uno decide quedarse a cenar es que los camareros, cocineros y todo el personal que trabaja en el restaurante, no son japoneses sino chinos. Sí, sí, los chinos también han entrado en el negocio de los restaurantes japoneses. Mucha gente pensará que los chinos son más o menos iguales que los japoneses y que la única diferencia que existe entre ellos es que los japoneses van por la calle con una cámara de fotos y los chinos no, pero en lo referente a la cocina y a la gastronomía en general, los chinos y los japoneses no tienen absolutamente nada que ver. Así pues, lo primero que se ha de tener en cuenta antes de ir a Take-Ya es que no es un restaurante japonés como su cartel indica sino un restaurante chino de comida japonesa.

Dejando de lado la carta (que honestamente nunca he tenido el gusto de probar y por lo tanto no puedo decir nada sobre ella), lo más atractivo de Take-Ya es su menú de noche. Se trata de un menú de cuatro platos, muy económico, donde el comensal puede elegir entre una amplia variedad de platos. Los platos van desde los clásicos fideos y arroces japoneses, hasta las sopas de “miso”, los “makis” y “sushis” variados, pasando por los rollos de verdura o carne, las tempuras, los pinchos de carne o pescado y los platos de carne y pescado preparados de todas las formas japonesiles posibles. Teniendo en cuenta que son cuatro platos por persona, hay que decir que las raciones de cada uno de ellos son bastante generosas, pero lamentablemente su calidad deja bastante que desear. Te lo vendan como te lo vendan, lo llamen como lo llamen y en el idioma que lo llamen, aproximadamente el 85% de los platos son simple y llanamente fritanga de lo más vulgar. Tanto es así que uno puede pedir unos langostinos rebozados y al probarlos tener la sensación de estar comiendo un pollo a la milanesa. Y es que dudo mucho que los cocineros de Take-Ya utilicen diferente aceite para freír la carne que para freír el pescado o para freír las tempuras. Todo sabe a lo mismo, y lo que es peor, todo deja un regustillo extraño a rebozado rancio en el paladar y una sensación de pesadez en el estómago que no es para nada agradable, la verdad.

Y alguien me dirá… “Y si te parece tan lamentable... ¿Cómo es que es uno de los restaurantes japoneses a los que más veces has ido en los últimos años?” Pues muy fácil, porque no siempre ha sido así. Hace algunos meses Take-Ya era el lugar ideal para cenar bien, barato y rápido (porque el servicio era verdaderamente rápido), tomándote unas cervezas Saporo tranquila y cómodamente cerca de uno de los centros neurálgicos de Barcelona como es el barrio de Gràcia. Pues no sé si es que han cambiado los propietarios, o han cambiado a los cocineros o qué cojones ha pasado, pero la cuestión es que últimamente el restaurante ha perdido bastante con respecto a años atrás. Así que lo que es a mí, ya me han visto bastante.

Take-Ya
http://www.aiyatakeya.com
C/ Gran de Gràcia Nº256
Metro: Lesseps

sábado, 8 de septiembre de 2012

Dubai: Miracle or Mirage (National Geographic)

Hace justo un año tuve la oportunidad de viajar en dos ocasiones por motivos laborales a los Emiratos Árabes Unidos. Al no tratarse de viajes de placer sino puramente de trabajo, durante las cerca de dos semanas que estuve allí me fue totalmente imposible disfrutar de las típicas visitas turísticas o culturales que me gusta hacer cuando viajo a lugares que no conozco, más allá de pasear fugazmente por las calles y los tres o cuatro puntos más emblemáticos de la ciudad de Dubai. Como ni las fotos que hice ni lo que llegué a visitar allí dieron para escribir un artículo en la sección “Viajes y eventos” de este blog, como recuerdo de aquellos “extraños” días he querido rescatar el documental de National Geographic titulado “Dubai: Miracle or Mirage” porque refleja con bastante detalle cómo es una ciudad tan llena de contrastes como Dubai, y el ambiente general que se respira en las calles, playas y centros comerciales de aquel exagerado mastodonte urbanístico de lujo y consumo ubicado en medio del desierto.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Bella Istanbul

Aquellos que me conozcan y vean que acabo de escribir una crítica sobre un restaurante turco seguro me están imaginando con el colmillo sangrando después de quedarme a gusto despachando una colección de improperios y adjetivos descalificativos sobre cualquier “Döner Kebap” mugriento de la Ciudad Condal. Y es que no soy conocido en mi círculo de amistades por ser un amante de la gastronomía árabe, asiática ni de ningún lugar que esté por debajo de Cádiz o más allá de la península de Anatolia precisamente (con la excepción de la japonesa, claro). Lo cierto es que no es mi tipo de cocina preferida, para qué nos vamos a engañar, pero es que además, después de pasar dos semanas en Dubai ahora va a hacer un año, podríamos decir que acabé bastante hasta las pelotas del humus, del pan de pita, de la salsa de yogurt y ajo, del rodillo de carne giratorio y de todo lo que huela o sepa a algo parecido. Pues a pesar de todo esto, resulta que últimamente he descubierto un restaurante de comida turca en Barcelona que no sólo me ha gustado sino que además me gustaría recomendar a todos los lectores de este blog. Se trata del restaurante Bella Istanbul.

En realidad Bella Istanbul no es un restaurante sino una cadena de restaurantes turcos con una larga historia a sus espaldas. Inició su andadura en el mundo de la restauración en la ciudad de Berlín allá por el año 1980, y no fue hasta el año 2005 que se trasladó a Barcelona. Hoy en día dispone de locales en cuatro de los barrios más activos de la ciudad como son la Barceloneta, Gràcia, Sagrada Família y Les Corts; pero su relación con Alemania todavía perdura ya que sus rodillos de carne todavía son importados desde allí. El local al que yo acostumbro a ir y del cual voy a escribir es el que se encuentra situado en el barrio de Gràcia, justo al lado de la parada de metro de Fontana.

Habitualmente, cuando uno piensa en un “Döner Kebap” se imagina un antro caluroso de comida rápida donde la higiene brilla por su ausencia y al que uno sólo va a comer cuando se encuentra fuera del horario habitual de comidas y necesita salir del paso con algo rápido y barato. Pues me atrevería a afirmar que Bella Istanbul se caracteriza por todo lo contrario. Primero porque no es precisamente lo que se diría un lugar barato, y segundo porque es de los pocos “Döner Kebap” que conozco en los que no da apuro entrar (entiéndase “apuro” como un eufemismo de “asco”). La decoración, basada en tapices, cuadros, lámparas, bancos y cojines de estética turca (faltaría más, no van a ser de estética celtíbera), y el ambiente que han sabido crear con los últimos “hits” de la música turca sonando por el hilo musical, hacen de Bella Istanbul un lugar tranquilo y cómodo. Si bien es cierto que en la zona donde se encuentran los rodillos de carne giratoria sí que hace un calor de mil demonios, la zona del comedor está convenientemente climatizada.

En cuanto a la comida, lo primero que hay que decir es que nadie que se siente a comer en Bella Istanbul se va a quedar con hambre porque hasta los platos pequeños son grandes. La carta se compone de un total de cuarenta ítems distribuidos en ensaladas, entrantes, vegetales, “Döner Kebap”, “Dürum”, platos combinados de “Döner Kebap”, platos combinados de barbacoa y postres, todos ellos preparados al estilo turco obviamente. En la mayoría de los casos el cliente tiene la posibilidad de elegir las carnes, las guarniciones y las salsas que desea, pudiendo de esta forma combinar el plato a su gusto. Por lo que respecta al servicio, éste es bastante rápido y el trato es totalmente correcto, nada que objetar sobre él.

Evidentemente Bella Istanbul no es un lugar donde iría a comer todos los días ni todas las semanas, pero sin lugar a dudas se trata de una buena alternativa a la comida tradicional. Si se me permite el consejo, me gustaría hacer una mención especial a los entrantes de humus y de patatas bravas turcas (imprescindibles), además de al plato especial “Iskender”, sólo apto para seres hambrientos o con una gran capacidad gastrointestinal.

Bella Istanbul
http://www.bella-istanbul.com
C/ Astúries Nº11
Metro: Fontana

domingo, 2 de septiembre de 2012

Slash (Slash) 2009

El otro día recibí la tan esperada noticia de que Slash, mi artista preferido de todos los tiempos, durante el próximo mes de Octubre realizará una gira por Europa. La decepción vino cuando fui a su página oficial y consulté las fechas y ciudades donde van a tener lugar los conciertos de dicha gira. Edimburgo, Manchester, Birmingham, Londres y Newcastle en el Reino Unido; Bruselas en Bélgica; Colonia en Alemania, París en Francia; Zurich en Suiza; y Casalecchio di Reno, Roma y Padua en Italia. Sí, efectivamente, el legendario ex–guitarrista de Guns N’ Roses no pasará por España. No importa que venga de vacaciones con su familia a Ibiza y a Cádiz, no importa que asegure ser fan de Paco de Lucía y del flamenco en general, no importa que “twitée” felicitaciones a todos los españoles por la victoria de la Selección Española de fútbol en la pasada Eurocopa de naciones. El caso es que Slash no vendrá este 2012 a España a hacer lo mejor que sabe que es tocar la guitarra, así que lo que empezó siendo una buena noticia acabó siendo una noticia de mierda. ¿Pero qué le trae a Slash a Europa? ¿A qué se dedica ahora el famoso guitarrista del pelo rizado y el sombrero de copa? Pues para el que todavía no lo sepa, resulta que Slash ha formado un magnífico tándem con Myles Kennedy (vocalista de Alter Bridge) y, junto a otros músicos, han creado un nuevo proyecto llamado simple y llanamente “Slash”. Esta asociación entre Slash y Myles Kennedy nació poco después de la publicación del primer disco de Slash al margen de una banda, un disco homónimo publicado en el año 2009 que a continuación procederé a comentar.

Desde antes incluso de salir por patas de Guns N’ Roses allá por el año 1996, Slash siempre ha colaborado y grabado con todo el mundo que se lo ha pedido y siempre ha estado involucrado en mil y un proyectos musicales aunque ninguno de ellos ha tenido la suficiente continuidad. En 1995, aprovechando un prolongado parón en la actividad de Guns N’ Roses, Slash recluta a un puñado de buenos músicos y con ellos forma la banda Slash’s Snakepit. Con Slash’s Snakepit graba “It’s five o’clock somewhere”, el que fue su primer disco al margen de Guns N’ Roses, pero por la falta de apoyo promocional de la compañía discográfica Geffen y porque en aquella época el “hard-rock” no estaba en sus mejores momentos debido al nacimiento del “grunge”, ni Slash’s Snakepit ni su disco “It’s five o’clock somewhere” tuvieron toda la repercusión que deberían haber tenido por la calidad de sus canciones y de sus músicos. Tras realizar una pequeña gira, Slash’s Snakepit se disuelve volviendo cada uno de los integrantes a sus respectivos proyectos particulares. En 1996 Slash abandona definitivamente Guns N’ Roses por problemas irreconciliables con Axl Rose y hasta finales de la década de los noventa se dedica a colaborar con todo el mundo en escenarios y en estudios de grabación y a recorrerse el planeta haciendo actuaciones con una banda de versiones de clásicos del blues llamada Slash's Blues Ball. En 1999 vuelve a refundar la versión 2.0 de Slash’s Snakepit, esta vez con músicos mucho menos conocidos, y con ellos graba su segundo disco titulado “Ain't life grand”, un grandísimo álbum de rock and roll que sonaba bastante más cañero que el anterior pero que no fue lo suficientemente bien tratado ni por la crítica musical ni por las cifras de ventas. Tras una larga gira por todo el mundo como teloneros de AC/DC y una gira propia como cabezas de cartel, en el 2002 Slash’s Snakepit se disuelve de nuevo. Ese mismo año Slash forma la nueva banda Velvet Revolver junto a sus compañeros de Guns N’ Roses Duff McKagan y Matt Sorum, el guitarrista Dave Kushner y el que fuera vocalista de Stone Temple Pilots Scott Weiland. Velvet Revolver graban dos álbumes titulados “Contraband” (2004) y “Libertad” (2007) y realizan una gran cantidad de conciertos entre el año 2003 y el año 2008, devolviendo de esta forma a Slash (más por la mediática formación de la banda que por la calidad de sus canciones) a la primera línea del panorama musical internacional. Pero debido a la falta de disciplina y profesionalidad de Scott Weiland, el grupo se separa en 2008 hasta que encuentren al vocalista adecuado que lo reemplace y decidan volver, y Slash vuelve a quedarse sin proyecto musical.

Es en Septiembre de 2008, aprovechando la parada indefinida de Velvet Revolver, cuando se empieza a gestar el disco que nos ocupa en este artículo, el primer disco en solitario de verdad de Slash. “Slash”, que originalmente se iba a llamar “Slash & Friends” (al más puro estilo “Santana & Friends” o “Pavarotti & Friends”), es precisamente eso, un disco grabado y compuesto por Slash y sus amigos. Como Dios no le ha llamado por el camino del cante, Slash siempre se ha tenido que acompañar obligatoriamente por algún vocalista que ponga voz a las canciones en las que él va a tocar la guitarra. Pues si en la primera etapa de Slash’s Snakepit su “partner” fue Eric Dover, en la segunda fue Rod Jackson y en la etapa de Velvet Revolver fue Scott Weiland, en este disco no le acompaña un vocalista sino doce. Pero no doce cantantes semidesconocidos de los cuales tengamos pocas referencias como ocurría con los de Slash’s Snakepit, no. Aquí Slash ha reclutado a la “crème” de la “crème”, a gente de la talla de Ian Astbury (The Cult), Ozzy Osbourne (Black Sabbath), Fergi (The Black Eyed Peas), Myles Kenney (Alter Bridge), Chris Cornell (Soundgarden), Andrew Stockdale (Wolfmother), Adam Levine (Marron 5), Lemmy Kilminster (Motorhead), Kid Rock, M. Shadows (Avenged Sevenfold), Rocco DeLuca (Rocco DeLuca and the Burden) e Iggy Pop. ¡Casi nada! Eso además de contar con la colaboración de otros amigos músicos más que conocidos como son Izzy Stradlin’ y Duff McKagan (ex–Guns N’ Roses) y Dave Grohl (Foo Fighters).

Con semejante elenco de artistas en los créditos del álbum, cualquiera que no lo sepa puede pensar que no se trata de un disco de Slash en solitario grabado con diferentes cantantes sino de un disco tributo a Slash grabado a modo de homenaje por sus amigos. La verdad es que escuchándolo resulta un tanto heterogéneo, no sólo por los cambios de voz entre canciones sino también por los continuos cambios de estilo y color musical. ¡Ya me contaréis qué tienen que ver Fergi o Adam Levine con Lemmy Kilminster o Ozzy Osbourne! Pues absolutamente nada, pero si uno quiere hacer el ejercicio, es muy curioso además de muy divertido escuchar el disco de principio a fin y observar cómo canciones interpretadas por cantantes tan dispares y de estilos tan variopintos se van hilvanando entre sí con los característicos y siempre reconocibles “riffs” y solos de guitarra de Slash como único elemento de unión entre ellas. El ritmo, el estilo y las voces son en todas ellas complemente diferentes, pero aún así todas siguen sonando a Slash. Además, cada canción del disco ha sido co-escrita por Slash y por la persona que la canta, por lo tanto, no es que los cantantes hayan llegado al estudio y hayan metido su voz como buenamente han podido sino que todos ellos han puesto su granito de arena en el proceso de creación y los temas suenan totalmente auténticos sin ese clásico y fácilmente detectable efecto “calzador”. “Slash” es un disco tan variado, con tantos matices diferentes y tan lleno de contrastes, que es precisamente esa variedad la que hace que su escucha se haga tan amena y que uno nunca se canse de escucharlo.

Entre tanta buena canción resulta complicado seleccionar cuáles de ellas son las mejores porque es que hasta el Lemmy canta bien en este disco, pero si yo tuviera que escoger mis preferidas sin duda estas serían “By the sword” con Andrew Stockdale de Wolfmother, “Gotten” con Adam Levine de Marron 5, “Starlight” con Myles Kennedy de Alter Bridge y, aunque parezca mentira, “Beautiful dangerous” con Fergie de The Black Eyed Peas. Personalmente también diría que, sin ser malo en absoluto, el tema instrumental “Watch this” interpretado por Dave Grohl en la batería y Duff McKagan en el bajo me sobra un poco en el disco. Creo que no hubiera costado nada que, o bien Dave o bien Duff, hubieran grabado su voz en algún tema en lugar de dejar únicamente un testimonio instrumental, pero bueno, es lo de menos y en los conciertos tampoco viene mal un tema instrumental para que descanse el cantante.

Tras la publicación del disco se celebró un concierto de presentación donde muchos de los cantantes que habían participado en la grabación del disco subieron al escenario para interpretar sus respectivas canciones junto a Slash y su nueva banda reclutada para la ocasión compuesta por Todd Kerns en el bajo, Brent Fitz en la batería y Bobby Schneck en la segunda guitarra (en lugar de Chris Chaney y Josh Freese que fueron los músicos que grabaron el disco en el estudio). Los temas de aquellos vocalistas que no acudieron a la cita y los temas de Guns N’ Roses, Slash’s Snakepit y Velvet Revolver que sonaron esa noche fueron interpretados por Myles Kennedy, lo cual sirvió de anticipo de lo que iba a suceder en un futuro cercano. Cuando Slash decidió iniciar la gira promocional del disco, éste se llevo consigo (además de a Todd Kerns, Brent Fitz y Bobby Schneck) a Myles Kennedy como único cantante. El resultado fue tan satisfactorio que esta misma formación se ha vuelto a repetir recientemente en el segundo álbum de Slash, álbum que precisamente le traerá a Europa el próximo mes de Octubre como comentaba al principio del artículo. Pero de ese álbum ya hablaré en otra reseña.