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sábado, 13 de julio de 2013

Atletes, baixin de l’escenari (Manel) 2013

Ya llevaba varios artículos y reseñas escribiendo en este blog sobre lo mucho que mola un garito, un disco, una peli o un documental, y sinceramente me apetecía sentarme delante del teclado para echar la pota como solía hacer antaño. Siempre he dicho que me siento mucho más cómodo hablando o escribiendo sobre lo que no me gusta que no sobre lo que me gusta porque tengo muchos más argumentos para justificar el motivo por el cual odio algo que el motivo por el cual me apasiona. El caso es que llevaba tiempo sin hacerlo y qué mejor manera de retomar aquella vieja práctica que reseñando alguna de las mierdas de éxito más grandes que se han generado en los últimos años. Me refiero a cualquiera de los discos de Manel.

Manel es un grupo catalán cuyo primer trabajo discográfico vio la luz en el año 2008, según el horóscopo chino el año de la Rata y según la FAO el año Internacional de la patata (como no podía ser de otra forma). Su formación; cuatro tipos llamados de forma tan glamourosa como Guillem Gisbert, Martí Maymó, Roger Padilla y Arnau Vallvé; se conocieron en la época del colegio y comenzaron a ser reconocidos como grupo a partir del año 2007, según el horóscopo chino el año del Cerdo, cuando quedaron finalistas del conocido concurso de maquetas “Sona9” y cuando ganaron el “Premi Joventut” que les permitió grabar su primer disco titulado ”Els millors professors europeus”. Desde entonces y hasta ahora han publicado el mencionado “Els millors professors europeus” (2008), “10 milles per veure una bona armadura” (2011) y este “Atletes, baixin de l’escenari” (2013) que nos ocupa. A decir verdad, no sabría decir cuál de ellos es mejor para el insomnio, pero el caso es que ahora mismo voy a centrarme únicamente en “Atletes, baixin de l’escenari”, que por lo que se ve lo está petando que te cagas.

Mirando los títulos de las canciones de “Atletes, baixin de l’escenari” podemos leer cosas como “Imagina’t un nen”, “Vés bruixot”, “Fes-me petons”, “Quin dia feia, amics” o un largo etcétera de combinaciones de palabras que presuntamente pretenden despertar el interés del oyente pero que a mí más bien me recuerdan títulos de episodios de los “Teletubies”, de las “Tres mellizas” o de “Pocoyó”. Pero bueno, si nos olvidamos del envoltorio y nos centramos en el contenido, descubrimos que “Atletes, baixin de l’escenari” es un disco de trece cortes a cuál más monótono, más insulso, más aburrido y con menos chicha, lo mismo que ocurría con cualquiera de sus dos anteriores trabajos. La voz grave, nasal y monotonal de Guillem Gisbert entonando (por llamarlo de alguna formas) esas letras que da hasta pereza ponerse a intentar entender de qué cojones tratan; sumada a las guitarras, tanto eléctricas como acústicas, más simples que el aparato reproductor de una Barbie, no hacen más que generar en mí una enorme cantidad de dudas y preguntas sobre el motivo del éxito de esta gente. Gracias a Dios lo he escuchado en la versión gratuita de Spotify y de vez en cuando iba saliendo algún anuncio publicitario de Mika, Dani Martín o Juan Magán que me hacían desconectar de tanta horripilación musical, porque de lo contrario creo que la integridad de mis venas hubiera peligrado seriamente.

Pero entonces, si las letras son todas ellas una gilipollez supina, la voz del pollomuelas que canta es lo más parecido a la vibración de la turbina de un generador eléctrico y la música no aporta nada sorprendente o maravilloso que jamás antes hayamos escuchado... ¿A qué se debe tanto éxito de esta gente? ¿Son guapos? Pues no, son unos tíos normales y corrientes tirando a vulgarmente feos. ¿Tienen un estilo totalmente nuevo? Pues tampoco, porque Manel son una mezcla impía de Los Planetas, Jaume Sisa, Pau Riba y Antonia Font (que vaya cuatro perlas también). ¿Entonces, cuál es la formula mágica para que una bandita normal y corriente tirando a mala que hacen pseudo-pop facilón como es el caso de Manel tenga tanto éxito? Pues es bien sencillo. Manel cantan en catalán. “Sona9” y el “Premi Joventut” son concursos musicales financiados por la Generalitat de Catalunya que fomentan y premian el uso de la lengua catalana en la música y que de vez en cuando van generando productos musicales catalanohablantes nuevos que, a gastos pagados, se encargan de normalizar el uso del catalán en la música a base de grabar discos y ofrecer conciertos. Es decir, que si eres catalán pero cantas en castellano como por ejemplo fue el caso de Estopa, Loquillo y Trogloditas o Los Rebeldes (por nombrar sólo tres de las más importantes bandas catalanas castellanoparlantes), pues te tienes que buscar las habichuelas por tu cuenta o comerte los cagaos. Sin embargo, si eres un grupo de mierda (por llamar las cosas por su nombre) pero cantas en catalán, para empezar tienes muchas más probabilidades de grabar tu primer disco, de salir de gira junto con otras bandas también promocionadas por el gobierno catalán, de salir en TV3 y de sonar en Catalunya Ràdio. Lo que pasa es que como Manel para el resto del país son rarunos por cantar en catalán, visten antiguo, llevan barba, jerseys de lana, camisas de cuadros, alpargatas de pintor y tocan el ukelele, la flauta y el xilofón, pues han traspasado las fronteras de Catalunya para aterrizar de pleno en el mundo “hipster” nacional y ahora también suenan y venden en el resto de la piel de toro. El puto mundo está loco.

domingo, 7 de julio de 2013

Apocalyptic love (Slash featuring Myles Kennedy and The Conspirators) 2012

Sin lugar a dudas, para el que escribe éste fue el mejor disco del año 2012. La verdad es que decir esto no es decir mucho ya que el volumen de mierda musical que salió al mercado durante el año pasado fue bastante importante, y con esa frase puede parecer que lo que quiero decir es que Slash es el rey tuerto en el país de los ciegos. No es esa mi intención sino todo lo contrario. Lo que quiero decir es que “Apocalyptic love” es una bocanada de aire fresco, un rayo de luz de esperanza y calidad musical que destaca con muchísima diferencia entre toda la montonera de estiércol que invade las estanterías de nuestras tiendas de discos habituales. No tuve tiempo de reseñarlo justo después de que viese la luz, pero como nunca es tarde si la dicha es buena, pues lo voy a hacer ahora que no creo que a nadie le importe.

Allá por Septiembre del año pasado ya escribí sobre “Made in Stoke”, el primer DVD en directo de la carrera en solitario de Slash que registró en su pueblo como resumen de la gira de conciertos promocionales de su álbum homónimo. En él, y durante toda la gira, Slash se acompañó sobre el escenario de un par de músicos canadienses llamados Todd Kerns (bajo) y Brent Fitz (batería), de su viejo amigo Bobby Schneck (guitarra rítmica) y de Myles Kennedy, vocalista de la banda Alter Bridge cuya voz ya quedó registrada en los temas “Starlight” y “Back from Cali” del primer álbum de Slash. Viendo el DVD yo nunca tuve la sensación de estar viendo a una mega estrella mundial acompañada de un puñado de músicos de sesión como puede pasar en los conciertos de Mark Knopfler, Steve Vai, Joe Satriani o de cualquier otro “Guitar Hero”. Aquí, de principio a fin el espectador está viendo a una banda de hard-rock totalmente compacta, como si llevaran diez o quince años de carrera juntos. Ese grado de compenetración, esa fuerza como banda y esa presencia encima de un escenario no podía ser desaprovechada así que en cuanto acabó la gira no tardaron el meterse en el estudio (todos salvo Bobby Schneck) para grabar el LP que nos ocupa.

Pese a que el nombre que aparece en la portada del disco con la tipografía más grande sea el de Slash, en esta ocasión el subtítulo “Featuring Myles Kennedy and The Conspirators” ya deja ver que sí, que es un disco de Slash (para que se entere todo el mundo de que el guitarrista de la chistera ha vuelto para quedarse), pero que tanto Myles Kennedy como Todd Kerns y Brent Fitz (The Conspirators) también tienen su peso específico en la composición y grabación de los temas y que ya no se trata de un disco de Slash con sus amigos como artistas invitados como sí ocurría en el anterior disco sino el trabajo de una banda con cara y ojos. Tras un año entero de escucha del álbum y conociendo bastante al dedillo toda su discografía post-Guns N’ Roses, me atrevería a decir sin dudarlo ni un segundo que ésta es la mejor formación con la que ha trabajado Slash desde el año 1995. Ni los Snakepit de Eric Dover, Matt Sorum, Gilby Clarke y Mike Inez; ni los Snakepit de Rod Jackson, Ryan Roxie, John Griparic y Matt Laug; ni los Velvet Revolver de Scott Weiland, Duff McKagan, Matt Sorum y Dave Kushner. Evidentemente con todos hizo grandes temas (con unos mejores que con otros) pero con ninguno de ellos consiguió cuajar un buen LP ni desplegar unos buenos conciertos como sí lo ha conseguido con Myles Kennedy and The Conspirators. Pero no sólo porque de una vez por todas ha conseguido un vocalista a la altura de su talento musical como es Myles Kennedy (impresionante lo que puede llegar a hacer este hombre con su voz), sino porque el disco en sí carece de fisuras ni elementos sobrantes que si pudieras te gustaría cambiar como ocurría con los anteriores trabajos de Slash. Escuchando cualquiera de los discos de los diferentes Snakepit y, sobre todo, los de Velvet Revolver, uno decía siempre eso de: “Sí, vale, no suena mal pero con Guns N’ Roses...”. Escuchando “Apocalyptic love” uno consigue algo hasta ahora inimaginable que es olvidarse de que el tío que toca la guitarra perteneció a Guns N’ Roses. Puede parecer increíble pero es cierto.

Destacar algún tema concreto del disco es una tarea bastante complicada puesto que todo él es una pieza compacta y difícilmente divisible, pero puestos a elegir los “singles” del disco por llamarlos de alguna manera sí que podríamos nombrar algunos temas como “Apocalyptic love”, “One last trill”, “You are a lie”, “Hard & fast” o “Halo” como piezas representantes del estilo hard-rock más contundente de mediados de los 90’s; “Anastasia”, cuya introducción recuerda en parte al “Babe I’m gonna leave you” de los Led Zeppelin pero cuyo cuerpo es un hard-rock metallero denominación de origen con un cierto toque épico; “Not for me”, posiblemente el tema más apoteósico del disco donde Slash se recrea en los solos central y final del tema y donde Myles Kennedy sube desde los niveles más bajos de su garganta hasta unos niveles de agudos imposibles; y la única balada del disco titulada “Far away”, que siendo balada no por ello es pastelosa o mierder como se podría haber esperado. Vamos, que al final he acabado nombrando casi todos los temas del álbum. Al margen de particularidades, el sonido global del disco es fresco y nada anticuado como ocurre cuando músicos de los 90’s reaparecen para intentar hacer lo mismo que hacían cuando estaban en el punto álgido de su carrera pero veinte años después. “Apocalyptic love” es un disco de un hard-rock totalmente adaptado a los tiempos que no suena para nada casposo, rancio o anacrónico.

Evidentemente nadie va a descubrir nada de Slash ni de sus cualidades como guitarrista a estas alturas de la vida, pero el tándem que ha formado con Myles Kennedy, un tío con personalidad propia, con talento vocal, creativo y compositivo tiene una pinta acojonante si éste llegara a tener continuidad. Un tipo como Myles Kennedy era justo lo que venía necesitando Slash desde hacía muchos años para salir un poco de la mediocridad en la que injustificadamente se ha visto envuelto durante años. Evidente e irremediablemente Slash siempre será el ex–guitarrista de Guns N’ Roses y en sus conciertos nunca podrán faltar ni “Sweet child o’ mine”, ni “Paradise City”, pero si éstos pueden ser interpretados por un vocalista a la altura de las circunstancias y además ir acompañados de temazos como los que componen “Apocalyptic love”, pues mejor que mejor. Esperemos que esta hermandad Slash-Kennedy dure por muchos años.

domingo, 30 de diciembre de 2012

Celebration day (Led Zeppelin) 2012

Si hace unos días os hablaba de la reedición en DVD del “Alchemy Live” de Dire Straits catalogándola de “regalo de los Dioses”, perfectamente podría usar esas mismas palabras para calificar este “Celebration day” de Led Zeppelin. En este caso no se trata de la remasterización de un concierto antiguo en formato DVD sino de la edición en CD y DVD de un concierto que no por ser relativamente actual es menos histórico. Me refiero al concierto de reunión de Led Zeppelin celebrado el día 10 de Diciembre del 2007 en el estadio O2 de Londres que, cinco años después, por fin ha sido publicado.

Recuerdo como si fuera ayer la expectación que creó en los medios de comunicación, páginas web y foros de fans la noticia de la reunión de Led Zeppelin. Después de que en 1980 falleciera John Bonham y, en consecuencia, la banda decidiera disolverse definitivamente; Robert Plant, Jimmy Page y John Paul Jones volvían a reunirse encima de un escenario bajo el nombre de Led Zeppelin para interpretar en un único concierto los temas míticos de una de las bandas más importantes de la historia del rock. Pero la noticia no sólo estaba en que los tres supervivientes del grupo volvían a reunirse después de tantos años sin tocar juntos, es que además lo hacían reclutando a Jason Bonham, hijo del difunto John Bonham, como batería de la formación. Y claro, con un acto tan bonito y tan romántico como es que los Led Zeppelin se reúnan veintisiete años después con el heredero de Bonham en la batería, no hubo lugar a ningún tipo de crítica ni comentario tocapelotas por parte los fans más puristas, siempre reticentes a este tipo de reuniones. Tras mucho hablar y mucho escribir sobre el tema, finalmente llegó la fecha mágica del 10 de Diciembre de 2007. El evento tuvo lugar en el estadio O2 de la ciudad de Londres y a aquel que pudo conseguir entradas podríamos decir que le tocó la lotería. Como cualquiera podrá imaginarse, los días, semanas y meses posteriores al concierto en YouTube se produjo un auténtico aluvión de subidas de vídeos de la actuación, grabados todos ellos con teléfonos móviles y con cámaras fotográficas de bolsillo. Evidentemente la calidad de imagen y sonido de aquellos vídeos era de todo menos buena, pero más o menos ya se podía intuir el estado de forma en el que se encontraban Plant, Page y Jones, así como las dotes como batería de Jason Bonham. Incomprensiblemente han tenido que pasar cinco años para que Warner, Atlantic o quien quiera que sea el responsable, haya decidido editar este concierto en audio y en vídeo bajo el título de “Celebration day” y, por lo tanto, para que todos los seguidores del grupo que no tuvimos la suerte de estar presentes en el O2 podamos ver de una vez por todas lo que pasó allí desde el principio hasta el final y con una calidad digna.

“Celebration day” es un “digi-pack” compuesto por dos CD’s y dos DVD’s. Obviamente los CD’s contienen la grabación del audio del concierto completo, un total de dieciséis pistas divididas en ocho pistas por cada uno de los CD’s. En cuanto a los DVD’s, el primero de ellos contiene la grabación del concierto propiamente dicho y el segundo una serie de materiales adicionales como el ensayo general del concierto que tuvo lugar el día 6 de Diciembre de 2007 en los Shepperton Studios de Middlesex (Reino Unido) y una recopilación de cortes de diferentes noticiarios donde se anuncia y se comenta la noticia de la reunión de Led Zeppelin. Centrándonos en el contenido realmente interesante de “Celebration day” que son las grabaciones del concierto, tanto en audio como en vídeo, decir que en el “set-list” no hay demasiadas sorpresas aunque alguna que otra sí que nos encontramos. Como no podía ser de otra forma, entre los temas que ese día interpretaron Led Zeppelin estuvieron “Good times bad times”, “Black dog”, “In my time of dying”, “Since I've been loving you”, “Dazzed and confused”, “Stairway to Heaven”, “The song remains the same”, “Kashimir”, “Whole lotta love”, “Rock and Roll” y la mayoría de los clásicos de la banda a excepción de “Immigrant song” y “Heartbreaker” que quizás sean las dos únicas canciones que se echan en falta en el repertorio. Como rarezas o temas poco habituales dentro de los conciertos de Led Zeppelin de los setenta se podría destacar la inclusión del tema “For your life” publicado en 1976 dentro del álbum “Presence” y que nunca antes Led Zeppelin había interpretado en directo, y la puesta en escena de “Trampled under foot”, presentada como una canción inspirada en la canción “Terreplane blues” de Robert Johnson e interpretada con un ritmo algo más pausado que la registrada en 1975 durante su mítico concierto del Earl's Court de Londres.

Teniendo en cuanta que por aquel entonces Robert Plant tenía cincuenta y ocho años, Jimmy Page sesenta y tres y John Paul Jones sesenta y uno, sobre todas las cosas hay que decir y destacar que los tres conservan un estado de forma excepcional, tanto física como musicalmente. Evidentemente este concierto no se puede comparar ni con el del Earl's Court de 1975 no con el del Madison Square Garden de 1976 y sería de estúpidos supinos intentar soltar el típico comentario crítico que siempre sale después de todas las reuniones de grandes bandas de rock como es el de: “¡No es lo mismo, antes tenían más garra, más gancho y más potencia!”... ¡Nos ha jodido, como que han pasado más de treinta años desde la época gloriosa del grupo!... Este tipo de reuniones puntuales de bandas legendarias hay que tomárselas como un regalo del grupo hacia los fans más jóvenes y, por qué no, hacia ellos mismos. Lo que pasa es que, en general, hay dos formas de volver: De forma digna y respetable o de forma indigna y lamentable. En este caso los Led Zeppelin volvieron de forma muy, pero que muy digna. Sí, bajaron el tono de algunas canciones, algunos solos de guitarra no fueron tan incendiarios como antes, posiblemente “Immigrant song” no la hicieran porque Robert Plant a estas alturas sería incapaz de llegar tan alto, y no es lo mismo ver a Jimmy Page con el mono de los dragones y a Robert Plant y John Paul Jones con sus blusas estampadas y sus pantalones de campana que verlos a todos con camisa y pantalón; pero en general hicieron un concierto que rozó el excelente y yo, personalmente, desde que me puse el DVD hasta que terminó el concierto, no pude dejar de esbozar una sonrisa de satisfacción al ver lo que estaba viendo.

Después de analizarlos individualmente podríamos resumir diciendo que están todos geniales para la edad que tienen. Posiblemente Robert Plant sea el que más ha acusado el paso del tiempo a pesar de ser el más joven de la formación. Pero claro, después de tanto tiempo forzando las cuerdas vocales para conseguir sus característicos falsetes es del todo natural que con cincuenta y ocho años haya perdido cualidades y que, por lo tanto, sea necesaria la bajada de algún tono que otro en según que temas. Pero aún así, defiende las canciones con toda la dignidad del mundo y sin hacer ningún esfuerzo sobrehumano, por lo que no he podido dejar de acordarme de Axl Rose y de sus actuales chillidos de gorrino degollado. Jimmy Page es el que más en su salsa demuestra estar con sus muecas, su sonrisa y sus guiños de complicidad con el resto de la banda. Es cierto que el pelo totalmente blanco le hace parecer más viejo de lo que realmente es, pero guitarrísticamente se conserva a las mil maravillas y sigue poniendo los pelos de punta con sus solos de guitarra y cuando empuña el arco de violín para psicodelizar en “Dazzed and confused”. El único pero que se le podría poner es que en un momento tan apoteósico como es el solo de “Stairway to Heaven”, se atasca un poco y acaba haciendo lo que buenamente puede para sacar la canción adelante, pero nada más que objetar a su actuación. En cuanto a John Paul Jones, yo he descubierto su importancia y su peso en el sonido de Led Zeppelin en este concierto. Uno cuando habla de Led Zeppelin siempre piensa en Robert Plant y en Jimmy Page, y casi nunca nadie habla de John Paul Jones por su carácter discreto, siempre colocado un nivel por detrás de ambos. Aquí, al haber quedado atrás las excentricidades de Plant y Page, la única protagonista del concierto es la música y se aprecia mucho mejor lo fantástico músico que es John Paul Jones, tanto en el bajo eléctrico como en los teclados. Además, el catálogo de bajos que se gasta el amigo, con un Fender Jazz Bass sin trastes y otro de ocho cuerdas sobresaliendo por encima de los demás, es realmente brutal.

Pero si hay alguien que se merece el Oscar al mejor actor de reparto en este concierto ese es Jason Bonham. Su estilo en la batería es tan sumamente fiel al de su padre que resulta hasta emocionante ver a alguien llevar con tanta clase, tanta calidad y tanto orgullo el legado de Bonzo. Durante todo el concierto se le nota totalmente centrado a pesar de tener la responsabilidad de dirigir a la banda de rock más importante de la historia detrás de la clásica batería de metacrilato anaranjado configurada de forma idéntica a la que solía tocar John Bonham. Pero esta concentración se convierte en emoción en los momentos en los que Robert Plant lo presenta ante el público y cuando la banda se retira del escenario camino de los camerinos. Su cara de satisfacción después del concierto, los abrazos que le da toda la banda y las miradas que lanza al cielo, señalando con los índices, golpeándose el corazón y tocándose el tatuaje que luce en su hombro izquierdo con los tres círculos que representan a su padre dentro del grafismo de Led Zeppelin, demuestran que para él todo aquello fue un sueño hecho realidad. Y así mismo lo demuestra con el texto que escribe en el libreto del disco.

Habrá a quien este tipo de regresos le parezca una forma de resucitar a los muertos. Habrá quien piense que los grupos disueltos están bien donde están y que es mejor acordarse de lo que fueron que verlos cayéndose de viejos encima del escenario. Habrá quien piense que Led Zeppelin nunca deberían haber vuelto tras el fallecimiento de John Bonham. Pero lo que es a mí, me encanta que hayan vuelto, me encanta que lo hicieran de la manera que lo hicieron, me encanta que lo hicieran con Jason Bonham en la batería y me encanta que lo hayan grabado todo y que por fin lo hayan publicado de forma oficial. Creo que este regreso de Led Zeppelin dejó el listón muy,muy alto para todas aquellas bandas legendarias ya disueltas que se planteen volver a los escenarios después de tantos años, porque las comparaciones van a ser inevitables.

viernes, 21 de diciembre de 2012

El espíritu del vino 20th Anniversary Edition. Gran Reserva (Héroes del Silencio) 2012

Llevábamos mucho tiempo sin tener un trabajo discográfico de Héroes del Silencio en el mercado y ya iba tocando la publicación de uno nuevo. Bueno, en realidad sólo hacía algo menos de un año ya que a finales del 2011 salió a la venta “Live in Germany”, un concierto en Alemania registrado en el año 1993. Pero es que, claro, se acaban de cumplir veinte años de la publicación de “El espíritu del vino”, quizás la obra discográfica más importante del grupo aragonés, y eso había que celebrarlo de alguna forma como por ejemplo con la remasterización del disco original. Bueno, lo cierto es que tanto “El espíritu del vino” como el resto de discos de Héroes del Silencio ya se remasterizaron en el 2006, y además, éste fue lanzado en el mes de Junio de 1993 y de eso no hacen veinte años todavía sino menos de diecinueve años y medio. Entonces, si “El espíritu del vino” ya se había remasterizado antes y todavía no hace ni veinte años de su edición, ¿cuál es el motivo de la publicación de esta edición especial del disco llamada (al loro) “El espíritu del vino 20th Anniversary Edition. Gran Reserva”? Pues la verdad es que no lo sé y la nota de prensa con la que EMI nos lo anunció hace unos meses a mí no me aclara demasiado el motivo, más allá de que se acerca la Navidad y había que sacar algo de Héroes del Silencio al mercado por estas fechas. Literalmente, la nota de prensa en cuestión decía lo siguiente: “Cumpliéndose 20 años de la grabación y ante la propuesta de conmemorar este aniversario, hemos estimado conveniente volver a mezclarlo para darle un sonido más natural y actual a las canciones. Hemos recuperado tomas que no aparecieron en la mezcla final y resaltado detalles apenas perceptibles en el original con el fin de que los seguidores de la banda puedan escuchar algo diferente sin perder la esencia de los temas. HDS.”. Por supuesto semejante párrafo debía ser analizado por partes porque tamaña cantidad de aberraciones juntas así lo merecían. Es precisamente lo que voy a hacer a continuación.

La frase que más me puso los pelos de punta de todo el texto anterior fue la de “Hemos estimado conveniente volver a mezclarlo para darle un sonido más natural y actual a las canciones”. La primera duda que le asaltará a cualquiera que la lea es la siguiente: ¿Hemos estimado conveniente? ¿Quién? Si nos fijamos en el texto, al final, a modo de firma, podemos ver las siglas “HDS”. Es decir, se entiende que los miembros del grupo iban a estar detrás de la nueva remezcla del disco. ¿Pero todos? Teniendo en cuenta que Enrique Bunbury actualmente ya no trabaja con la compañía EMI sino que ahora tiene contrato con la mexicana OCESA, parece claro que los que iban a estar detrás de todo esto iban a ser Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu, los mismos que estuvieron detrás del lanzamiento de “Live in Germany” ahora hace un año. Por lo tanto, yo lo que entendí fue que se iba a remezclar una de las obras más importantes de Héroes del Silencio sin contar con la colaboración ni el criterio de Enrique Bunbury. ¿Y quién iba a ser el encargado de realizar la remezcla? Evidentemente la nota de prensa era mucho más amplia y un poco más arriba se nombraba a un tal Dani Alcover como responsable de las labores técnicas. Es decir, que no sólo no se iba a contar con la colaboración de Enrique Bunbury, co-autor de las canciones y vocalista del grupo, sino que tampoco se iba a contar con la colaboración ni con la opinión de Phil Manzanera, productor de la versión original del disco. Y no sólo eso, lo peor es que todas las tareas de remezcla las iba a desempeñar un tipo conocido por ser el productor de grupos como Dover, Pignoise y La Cabra Mecánica. Cojonudo. Y ya para rizar el rizo, la parte que más me estremeció, me indignó y me puso furioso como una mona fue la de “volver a mezclarlo para darle un sonido más natural y actual a las canciones”. ¿Y se puede saber quién cojones quiere que las canciones de un disco publicado en el año 1993 tengan un sonido más natural y actual? ¿No será más natural dejar las canciones como están que andar metiendo el hocico en la mesa de mezclas y en el Cubase para retocarlas? ¿Qué hacemos ahora, remezclar todos los discos de la historia del rock para darles un toque más actual? ¿Reescribimos también las partituras de Mozart y Beethoven y les ponemos unas bases de “drum and bass”? Por el amor de Dios...

Y así, con la idea de que la compañía discográfica EMI y el propio grupo iban a perpetrar vilmente uno de mis discos favoritos galopándome por la cabeza, fue pasando el tiempo hasta que el 20 de Noviembre por fin salió al mercado “El espíritu del vino 20th Anniversary Edition. Gran Reserva”. Mi primera reacción al verlo en las estanterías de mi tienda de discos habitual, además de provocarme una enorme descojonación por el nombrecito que le han cascado al disco, fue de rechazo y de desprecio absoluto negándome rotundamente a escucharlo y, por supuesto, a comprármelo. Faltaría más. Menudo soy yo. Pero claro, la cosa cambió cuando me enteré de que no sólo se trataba de una remezcla del disco original sino que, además, la edición también incluía un DVD con la actuación en acústico que la banda ofreció en el año 1996 en la cadena MTV, y un documental sobre la grabación, promoción y gira de “El espíritu del vino”. Y claro, este material sí que es la primera vez que se edita en formato original, así que he acabado pasando por caja y me lo he comprado. Es por eso mismo que a continuación voy a proceder a reseñarlo.

Si escuchamos este “El espíritu del vino 20th Anniversary Edition. Gran Reserva”, pues sí, se nota un sonido bastante más limpio en la instrumentación, con algunos coros adicionales que en la versión original no estaban, con unos arreglos de guitarra eléctrica, acústica y hasta mandolina mucho más claras o incluso anteriormente inaudibles o inexistentes, con algunos efectos envolventes en el sonido de estas y hasta con algunas panderetas nuevas. Según pone en los créditos del disco los temas “El refugio interior”, “Z”, “Bendecida 2” y “Flor de loto” no se han tocado, pero en otros como “Nuestros nombres”, “Tesoro”, “La herida”, “El camino del exceso”, “Sangre hirviendo” o sobre todo “Culpable”, “Tumbas de sal” y “Bendecida” el resultado de la remezcla es bastante evidente. Pero lo más evidente, sorprendente e imperdonable de todo el nuevo trabajo de producción del señor Dani Alcover es la bajada de volumen de la voz de Enrique Bunbury. Vale que se quieran recuperar pistas de guitarra perdidas, vale que se quiera limpiar el sonido de las grabaciones, vale que se quiera dotar a las canciones de efectos más “naturales” y “actuales”, pero de ahí a bajar el volumen de la voz o, lo que es lo mismo, subir el de la guitarra hasta el punto de matar la voz y dar la sensación de que Enrique Bunbury está grabando desde el fondo de una acequia, es digno de penalty, expulsión directa y paseíllo de collejas para el responsable de semejante idea. Es que en “Tesoro”, en “Los placeres de la pobreza”, en “Sangre hirviendo”, en “Tumbas de sal” o en “La apariencia no es sincera” cuesta verdadero trabajo escuchar lo que dice el bueno de Enrique. Una cosa es no contar con él para el lanzamiento y remezcla del disco y otra muy diferente es ocultar su voz en la remezcla. Muy, pero que muy lamentable.

En cuanto al DVD, pues decir que para mí es lo único que verdaderamente da valor a esta edición especial de “El espíritu del vino” y el único motivo por el cual vale la pena gastarse el dinero. Su contenido está dividido en dos partes. La primera de ellas es la actuación acústica de Héroes del Silencio registrada en 1996 en los estudios de la cadena de televisión MTV. Esta actuación fue televisada en su día y quien más quien menos ya la había visto con anterioridad porque, como no podía ser de otra forma tratándose de Héroes del Silencio, durante mucho tiempo fueron circulando de forma extraoficial a través de cintas VHS y en los últimos años también a través de YouTube. Ni qué decir tiene que la calidad de aquellas imágenes dejaba muchísimo que desear, así que la publicación oficial de la actuación con una calidad digna y con el repertorio al completo es bastante de agradecer. Lo que no se entiende mucho es qué pintan estas imágenes en una edición especial de “El espíritu del vino” si la actuación tuvo lugar durante el final de la gira “Avalancha”, tres años después de la publicación de “El espíritu del vino”, pero bueno, ese es otro tema y habría mucho que discutir sobre el hecho de que este tipo de imágenes se nos vayan ofreciendo con cuentagotas habiendo sido editado hace unos años un material titulado “Antología audiovisual”. Centrándonos en la actuación, simplemente decir que el “set-list” consta de cinco temas pertenecientes a todas las etapas del grupo, concretamente “El estanque”, “Deshacer el mundo”, “Maldito duende”, “La carta” y “La sirena varada”, y que tanto la ejecución como las adaptaciones al formato acústico son absolutamente impecables.

La segunda parte del DVD viene en el menú y en los créditos del disco bajo el título de “Documental” aunque realmente no es bien bien un documental. Se trata de una recopilación de imágenes grabadas con cámara de vídeo doméstica en las que podemos asistir a momentos tan íntimos de la banda como su llegada a los estudios Galery de Londres o el proceso de grabación de las canciones de “El espíritu del vino”, así como imágenes de los actos promocionales del álbum o de algunos momentos especiales de su primera gira oficial en un país en el que cosecharían tantos éxitos como es México. Estas imágenes han sido cedidas por Juan Valdivia y Joaquín Cardiel, y fueron precisamente ellos los que en su día las grabaron. A pesar de la pobre calidad de las imágenes (recordemos que en 1993 no existía el soporte digital en las cámaras de vídeo y que las cintas con el paso del tiempo se deterioran), para mí éste es un documento excepcional e incluso diría que impagable. Ver al grupo trabajando en la grabación del disco bajo la supervisión de Phil Manzanera, equivocándose al registrar las pistas, conviviendo en el estudio, asistir a la incorporación de Alan Boguslavsky a la banda, ver su vida durante los viajes y fuera de los escenarios y, en definitiva, presenciar todo lo que casi nunca se ve de un grupo de rock, a mí me resulta verdaderamente interesante. Tras ver estas imágenes uno se queda con la idea de que en aquella época Héroes del Silencio todavía era una banda de rock con cara y ojos, una piña de amigos unidos por la música que todavía compartían un objetivo común.

Creo que no soy sospechoso de ser el típico “troll” anti Héroes del Silencio que se dedica a rajar del grupo por la red para joder a su parroquia de seguidores más ultraortodoxos. A lo largo de los más de cinco años de historia de este blog han sido innumerables los artículos que he escrito sobre los discos, los DVD’s y hasta los libros de Héroes del Silencio hablando siempre maravillas de su trabajo. En el año 2007 hasta escribí aquí mismo un minimonográfico del grupo con motivo de su regreso a los escenarios reseñando todos y cada uno de sus discos y redactando crónicas de sus conciertos; e incluso participé en la promoción de las fiestas post-concierto oficiales celebradas en la sala Oasis de Zaragoza los días 10 y 12 de Octubre del 2007. Creo que queda bastante claro que fiel seguidor de Héroes del Silencio lo soy como el que más, pero como dice el conocido dicho popular español, lo cortés no quita lo valiente y no por ser fan del grupo tengo que comulgar con toda la política de publicación de material de la compañía discográfica EMI por mucho que el propio grupo esté detrás. En este caso creo que, a pesar de que el material del DVD me ha gustado, la remezcla de “El espíritu del vino” era del todo innecesaria. “El espíritu del vino” se editó en su día como en aquel momento quiso el grupo y, sólo por eso, cualquier remezcla que se haga que difiera ni que sea un poco de aquella edición, para mí ya carece de cualquier tipo de valor. “El espíritu del vino” es aquel disco que yo escuchaba cuando iba al instituto, aquel disco que nos poníamos una y otra vez para aprendernos las canciones de memoria y sacarlas con la guitarra. Cualquier otra cosa diferente a aquello no es “El espíritu del vino”, es una puta mierda.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Slash (Slash) 2009

El otro día recibí la tan esperada noticia de que Slash, mi artista preferido de todos los tiempos, durante el próximo mes de Octubre realizará una gira por Europa. La decepción vino cuando fui a su página oficial y consulté las fechas y ciudades donde van a tener lugar los conciertos de dicha gira. Edimburgo, Manchester, Birmingham, Londres y Newcastle en el Reino Unido; Bruselas en Bélgica; Colonia en Alemania, París en Francia; Zurich en Suiza; y Casalecchio di Reno, Roma y Padua en Italia. Sí, efectivamente, el legendario ex–guitarrista de Guns N’ Roses no pasará por España. No importa que venga de vacaciones con su familia a Ibiza y a Cádiz, no importa que asegure ser fan de Paco de Lucía y del flamenco en general, no importa que “twitée” felicitaciones a todos los españoles por la victoria de la Selección Española de fútbol en la pasada Eurocopa de naciones. El caso es que Slash no vendrá este 2012 a España a hacer lo mejor que sabe que es tocar la guitarra, así que lo que empezó siendo una buena noticia acabó siendo una noticia de mierda. ¿Pero qué le trae a Slash a Europa? ¿A qué se dedica ahora el famoso guitarrista del pelo rizado y el sombrero de copa? Pues para el que todavía no lo sepa, resulta que Slash ha formado un magnífico tándem con Myles Kennedy (vocalista de Alter Bridge) y, junto a otros músicos, han creado un nuevo proyecto llamado simple y llanamente “Slash”. Esta asociación entre Slash y Myles Kennedy nació poco después de la publicación del primer disco de Slash al margen de una banda, un disco homónimo publicado en el año 2009 que a continuación procederé a comentar.

Desde antes incluso de salir por patas de Guns N’ Roses allá por el año 1996, Slash siempre ha colaborado y grabado con todo el mundo que se lo ha pedido y siempre ha estado involucrado en mil y un proyectos musicales aunque ninguno de ellos ha tenido la suficiente continuidad. En 1995, aprovechando un prolongado parón en la actividad de Guns N’ Roses, Slash recluta a un puñado de buenos músicos y con ellos forma la banda Slash’s Snakepit. Con Slash’s Snakepit graba “It’s five o’clock somewhere”, el que fue su primer disco al margen de Guns N’ Roses, pero por la falta de apoyo promocional de la compañía discográfica Geffen y porque en aquella época el “hard-rock” no estaba en sus mejores momentos debido al nacimiento del “grunge”, ni Slash’s Snakepit ni su disco “It’s five o’clock somewhere” tuvieron toda la repercusión que deberían haber tenido por la calidad de sus canciones y de sus músicos. Tras realizar una pequeña gira, Slash’s Snakepit se disuelve volviendo cada uno de los integrantes a sus respectivos proyectos particulares. En 1996 Slash abandona definitivamente Guns N’ Roses por problemas irreconciliables con Axl Rose y hasta finales de la década de los noventa se dedica a colaborar con todo el mundo en escenarios y en estudios de grabación y a recorrerse el planeta haciendo actuaciones con una banda de versiones de clásicos del blues llamada Slash's Blues Ball. En 1999 vuelve a refundar la versión 2.0 de Slash’s Snakepit, esta vez con músicos mucho menos conocidos, y con ellos graba su segundo disco titulado “Ain't life grand”, un grandísimo álbum de rock and roll que sonaba bastante más cañero que el anterior pero que no fue lo suficientemente bien tratado ni por la crítica musical ni por las cifras de ventas. Tras una larga gira por todo el mundo como teloneros de AC/DC y una gira propia como cabezas de cartel, en el 2002 Slash’s Snakepit se disuelve de nuevo. Ese mismo año Slash forma la nueva banda Velvet Revolver junto a sus compañeros de Guns N’ Roses Duff McKagan y Matt Sorum, el guitarrista Dave Kushner y el que fuera vocalista de Stone Temple Pilots Scott Weiland. Velvet Revolver graban dos álbumes titulados “Contraband” (2004) y “Libertad” (2007) y realizan una gran cantidad de conciertos entre el año 2003 y el año 2008, devolviendo de esta forma a Slash (más por la mediática formación de la banda que por la calidad de sus canciones) a la primera línea del panorama musical internacional. Pero debido a la falta de disciplina y profesionalidad de Scott Weiland, el grupo se separa en 2008 hasta que encuentren al vocalista adecuado que lo reemplace y decidan volver, y Slash vuelve a quedarse sin proyecto musical.

Es en Septiembre de 2008, aprovechando la parada indefinida de Velvet Revolver, cuando se empieza a gestar el disco que nos ocupa en este artículo, el primer disco en solitario de verdad de Slash. “Slash”, que originalmente se iba a llamar “Slash & Friends” (al más puro estilo “Santana & Friends” o “Pavarotti & Friends”), es precisamente eso, un disco grabado y compuesto por Slash y sus amigos. Como Dios no le ha llamado por el camino del cante, Slash siempre se ha tenido que acompañar obligatoriamente por algún vocalista que ponga voz a las canciones en las que él va a tocar la guitarra. Pues si en la primera etapa de Slash’s Snakepit su “partner” fue Eric Dover, en la segunda fue Rod Jackson y en la etapa de Velvet Revolver fue Scott Weiland, en este disco no le acompaña un vocalista sino doce. Pero no doce cantantes semidesconocidos de los cuales tengamos pocas referencias como ocurría con los de Slash’s Snakepit, no. Aquí Slash ha reclutado a la “crème” de la “crème”, a gente de la talla de Ian Astbury (The Cult), Ozzy Osbourne (Black Sabbath), Fergi (The Black Eyed Peas), Myles Kenney (Alter Bridge), Chris Cornell (Soundgarden), Andrew Stockdale (Wolfmother), Adam Levine (Marron 5), Lemmy Kilminster (Motorhead), Kid Rock, M. Shadows (Avenged Sevenfold), Rocco DeLuca (Rocco DeLuca and the Burden) e Iggy Pop. ¡Casi nada! Eso además de contar con la colaboración de otros amigos músicos más que conocidos como son Izzy Stradlin’ y Duff McKagan (ex–Guns N’ Roses) y Dave Grohl (Foo Fighters).

Con semejante elenco de artistas en los créditos del álbum, cualquiera que no lo sepa puede pensar que no se trata de un disco de Slash en solitario grabado con diferentes cantantes sino de un disco tributo a Slash grabado a modo de homenaje por sus amigos. La verdad es que escuchándolo resulta un tanto heterogéneo, no sólo por los cambios de voz entre canciones sino también por los continuos cambios de estilo y color musical. ¡Ya me contaréis qué tienen que ver Fergi o Adam Levine con Lemmy Kilminster o Ozzy Osbourne! Pues absolutamente nada, pero si uno quiere hacer el ejercicio, es muy curioso además de muy divertido escuchar el disco de principio a fin y observar cómo canciones interpretadas por cantantes tan dispares y de estilos tan variopintos se van hilvanando entre sí con los característicos y siempre reconocibles “riffs” y solos de guitarra de Slash como único elemento de unión entre ellas. El ritmo, el estilo y las voces son en todas ellas complemente diferentes, pero aún así todas siguen sonando a Slash. Además, cada canción del disco ha sido co-escrita por Slash y por la persona que la canta, por lo tanto, no es que los cantantes hayan llegado al estudio y hayan metido su voz como buenamente han podido sino que todos ellos han puesto su granito de arena en el proceso de creación y los temas suenan totalmente auténticos sin ese clásico y fácilmente detectable efecto “calzador”. “Slash” es un disco tan variado, con tantos matices diferentes y tan lleno de contrastes, que es precisamente esa variedad la que hace que su escucha se haga tan amena y que uno nunca se canse de escucharlo.

Entre tanta buena canción resulta complicado seleccionar cuáles de ellas son las mejores porque es que hasta el Lemmy canta bien en este disco, pero si yo tuviera que escoger mis preferidas sin duda estas serían “By the sword” con Andrew Stockdale de Wolfmother, “Gotten” con Adam Levine de Marron 5, “Starlight” con Myles Kennedy de Alter Bridge y, aunque parezca mentira, “Beautiful dangerous” con Fergie de The Black Eyed Peas. Personalmente también diría que, sin ser malo en absoluto, el tema instrumental “Watch this” interpretado por Dave Grohl en la batería y Duff McKagan en el bajo me sobra un poco en el disco. Creo que no hubiera costado nada que, o bien Dave o bien Duff, hubieran grabado su voz en algún tema en lugar de dejar únicamente un testimonio instrumental, pero bueno, es lo de menos y en los conciertos tampoco viene mal un tema instrumental para que descanse el cantante.

Tras la publicación del disco se celebró un concierto de presentación donde muchos de los cantantes que habían participado en la grabación del disco subieron al escenario para interpretar sus respectivas canciones junto a Slash y su nueva banda reclutada para la ocasión compuesta por Todd Kerns en el bajo, Brent Fitz en la batería y Bobby Schneck en la segunda guitarra (en lugar de Chris Chaney y Josh Freese que fueron los músicos que grabaron el disco en el estudio). Los temas de aquellos vocalistas que no acudieron a la cita y los temas de Guns N’ Roses, Slash’s Snakepit y Velvet Revolver que sonaron esa noche fueron interpretados por Myles Kennedy, lo cual sirvió de anticipo de lo que iba a suceder en un futuro cercano. Cuando Slash decidió iniciar la gira promocional del disco, éste se llevo consigo (además de a Todd Kerns, Brent Fitz y Bobby Schneck) a Myles Kennedy como único cantante. El resultado fue tan satisfactorio que esta misma formación se ha vuelto a repetir recientemente en el segundo álbum de Slash, álbum que precisamente le traerá a Europa el próximo mes de Octubre como comentaba al principio del artículo. Pero de ese álbum ya hablaré en otra reseña.

sábado, 18 de febrero de 2012

Live in Germany (Héroes del Silencio) 2011

Mientras Enrique Bunbury se encontraba inmerso en la grabación y producción de sus bachatas, chacareras, rancheras, tangos y demás canciones de su nuevo álbum “Licenciado Cantinas”, de repente aparecieron públicamente y sin dar cuentas a nadie sus ex–compañeros de grupo Juan Valdivia, Joaquín Cardiel y Pedro Andreu para presentar “Live in Germany”, un disco y DVD en directo registrado en la actuación de Héroes del Silencio celebrada el día 2 de Octubre del año 1993 en la localidad alemana de Koblenz, la cual en su día fue emitida por la cadena de televisión SWF3. Ésta ha sido la primera vez que la compañía discográfica EMI presenta la publicación de un refrito de grabaciones antiguas contando con el apoyo de los propios integrantes del grupo en lugar de hacerlo de forma unilateral como ya hiciera con “El ruido y la furia” o con “Antología audiovisual”. Aunque, bien mirado, esto no es del todo cierto ya que en esta ocasión EMI ha contado con la participación de todos los miembros de Héroes del Silencio excepto de uno, del propio Enrique Bunbury. Y es que Bunbury ya hace meses que rompió definitivamente su relación contractual con EMI para fichar por la mexicana OCESA, lo cual ha hecho sospechar a algunos mal pensados que la publicación de “Live in Germany” ha sido una maniobra de EMI para eclipsar el lanzamiento de “Licenciado Cantinas” y vengarse así de la traición del cantante aragonés. A mí personalmente me cuesta creerlo, pero sea como sea y por lo que sea, el caso es que el 22 de Noviembre de 2011 salió al mercado un nuevo disco oficial de Héroes del Silencio lo cual siempre es un placer y más cuando detrás de él están implicados los propios músicos.

Básicamente, “Live in Germany” es la grabación en soporte audio y vídeo de uno de los conciertos que Héroes del Silencio ofreció en los años 1993 y 1994 por diferentes ciudades del centro de Europa durante su gira “El camino del exceso”. Tras la publicación de “El espíritu del vino”, su tercer álbum de estudio, Héroes del Silencio decidieron subirse a una furgoneta y recorrerse Europa tocando en pequeñas salas, en festivales de rock y allá donde se les presentase la oportunidad, dándose así a conocer más allá de los Pirineos, cosa poco habitual entre los artistas españoles. Este disco, grabado en Koblenz (Alemania), es un claro ejemplo de cómo eran aquellos conciertos y del sonido, la potencia y las ganas de comerse el mundo de la banda durante los primeros años noventa. Casi veinte años después, cualquiera que escuche este disco se dará cuenta (si es que no se había dado cuenta ya antes) de la banda de rock tan grande que tuvo este país, de las canciones tan enormes que escribieron y de lo poco que se han visto afectadas estas por el paso del tiempo. Pero si además uno visiona el DVD, enseguida se dará cuenta de que lo único que ha pasado de moda en todo este tiempo han sido los peinados, las gafas, los bigotes y los jerseys de lana de los alemanes del público, porque el grupo perfectamente podría seguir en activo, tocando las mismas canciones y luciendo la misma estética sin parecer en absoluto anacrónico.

El repertorio del concierto, y por lo tanto del disco, está compuesto por las canciones más emblemáticas de “El espíritu del vino” como son “Nuestros nombres”, “La sirena varada”, “El camino del exceso”, “Flor de loto”, “La herida” y “Los placeres de la pobreza”; además de por los ya por aquel entonces clásicos de la banda como “Entre dos tierras”, “Maldito duende”, “Olvidado”, “Hechizo”, “Oración” y una “Decadencia” estirada durante más de doce minutos y medio con una suite compuesta por fragmentos de clásicos del rock and roll como “Susie Q” de la Creedence Clearwater Revival, “La mala hora” de Radio Futura, “Hound dog” de Elvis Presley o “It’s only rock and roll” de The Rolling Stones. En general es un concierto muy completo que, pese a algunos acoples de micrófono y algunos fallos en la amplificación de la guitarra rítmica de Alan Boguslavsky, que en ocasiones ni se oye, suena con una potencia abrumadora y con una calidad de sonido que nada tiene que envidiar a los discos en directo grabados ex profeso para ser publicados. Además, para los más nostálgicos y quisquillosos, el disco ha sido editado tanto en formato CD como en formato vinilo

Como anécdota decir que, además de los temas del concierto íntegro, en la parte audio se incluye una grabación de “Hace tiempo” que a mí particularmente me sobra porque le hace perder la heterogeneidad al disco, y que en la parte vídeo la actuación propiamente dicha se intercala con el reportaje sobre Héroes del Silencio emitido por la cadena SWF3 en el que pueden verse entrevistas en inglés con los miembros del grupo (más bien con Enrique y Joaquín porque son los únicos que hablan), así como declaraciones de los entusiasmados seguidores alemanes que, a juzgar por las imágenes, lo flipaban en colores con Héroes del Silencio.

“Live in Germany” es un disco totalmente imprescindible para cualquier fan de Héroes del Silencio que se precie ya que refleja a la perfección un pasaje de la historia del grupo que hasta ahora no había sido ofrecido a través de ningún álbum oficial: el periplo europeo de la banda. En cambio, para los “megafans” de Héroes del Silencio (entre los cuales me incluyo), “Live in Germany” es un disco importante pero no tan imprescindible como para el resto de los mortales porque, quién más quién menos, ya habíamos escuchado y visionado todo el material que en él se ofrece a través del mítico “bootleg” titulado “Conquistadores Live” que en tiempos podía encontrarse en tiendas de discos más o menos “underground” y, por supuesto, en Internet.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Licenciado Cantinas (Enrique Bunbury) 2011

Cada vez que Enrique Bunbury publica un nuevo disco es como cuando alguien te hace un regalo por Navidad. Lo mismo puede dar en el clavo y sorprenderte gratamente, como puede ser un mojón mañanero que ni te gusta, ni necesitabas y que una vez recibido jamás vuelves a prestarle atención. En este caso, y siguiendo con el paralelismo Navideño, podríamos decir que “Licenciado Cantinas” es un regalo de tipo mojón, vamos, que después de las dos escuchas de rigor, más que suficientes para escribir esta reseña, dudo que vuelva a escucharlo nunca más. ¿Pero qué tiene “Licenciado Cantinas” para que en mi opinión sea tan infumable? Pues ahora mismo os lo explico.

“Licenciado Cantinas” es, nada más y nada menos, un disco de temas presuntamente clásicos de la música latinoamericana interpretados por Enrique Bunbury y sus muchachos en clave de rock-fusión. Y digo presuntamente porque yo de música latinoamericana conozco tanto como de la pesca del boquerón malagueño en embarcación de jábega, así que no pondré en duda este asunto ni mucho menos. Pero no se trata de un recopilatorio de canciones latinas al uso como pudo ser “El cantante” de Andrés Calamaro, no. Lo “original” de la compilación es que Bunbury ha querido presentarla como un disco conceptual dividido en partes, actos y esas cosas más propias de las óperas que de los discos de hoy en día, al más puro estilo “The Wall” de Pink Floyd. La diferencia es que, mientras que en algunos discos de este tipo como el mencionado “The Wall” o el “Metropolis” de Dream Theater la trama de las historias está más o menos clara desde un principio, en “Licenciado Cantinas” lo único que se intuye es un intento de narrar una historia protagonizada por un borrachuzo apodado Licenciado Cantinas, pero sin llegar a hilvanar del todo una trama argumental clara. No en vano los temas fueron compuestos por gente como Agustín Lara, Atahualpa Yupanqui, Lhasa de Sela o Héctor Lavoe por nombrar sólo unos cuantos, que ni son coetáneos ni tienen nada que ver el uno con el otro.

Por lo que respecta a lo puramente musical, dejando de lado lo estilístico, decir que Enrique Bunbury está en una forma espectacular. Después del tute que se habrá pegado en la vida, es sorprendente lo bien que se conserva en lo que a voz se refiere. Ha debido de firmar un pacto con el diablo porque los años parece que ni pasan en él ni en su garganta. En cuanto a su banda, pues con tres discos al lado de Bunbury y una montonera de conciertos del grupo a sus espaldas, los Santos Inocentes han conseguido sonar impresionantemente bien y hacer que absolutamente nadie se acuerde ya de aquella banda en mi opinión tan flojita llamada El Huracán Ambulante que hace unos años acompañaba al artista aragonés. Sobre todo Jordi Mena y Jorge Rebenaque le dan un toque de clase al sonido que no tenía la anterior formación ni por asomo.

Y alguien podrá decir: “Primero dices que no te gusta el disco y luego hablas bien de Bunbury y sus músicos”. Cuidado. Que el conjunto del disco no me guste y me parezca más aburrido que el hombre invisible haciendo sombras chinescas no quiere decir que no sepa reconocer un buen trabajo de instrumentación y producción como el que se ha hecho en “Licenciado Cantinas”. Lo único que digo es que a mí ni me gusta el estilo del disco, ni la lista de canciones que lo componen y que no hay nada que ni a mí ni a ningún seguidor de Enrique Bunbury con un mínimo de criterio musical (que alguno debe de haber por ahí, digo yo) nos vaya a animar a volverlo a escuchar, lo cual es una pena y más sabiendo de lo que es capaz Bunbury cuando se pone a hacer rock. Eso sí, su público latinoamericano debe estar encantado con este nuevo trabajo, que por otra parte en los últimos diez años parece ser lo único que le importa.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Piezas contentas (Suite) 2007

A lo largo de los años han habido diversos grupos y artistas cuyas carreras musicales han dado un giro de 180 grados en el momento en que han dejado de jugar en la segunda o tercera división del rock para realizar alguna colaboración con Enrique Bunbury. Podríamos hacer una larga lista de gente a la que le ha pasado esto en la que destacarían nombres como Las Novias, Shuarma, Morti, Carlos Ann, Copi Corellano y un largo etcétera de músicos que, sin pretender poner en duda su talento ni sus capacidades artísticas (Dios me libre), nadie tendrá el valor de negarme que sin el paso de Enrique Bunbury por sus vidas hoy en día quizás ni yo ni nadie estaría hablando sobre ellos. El último ejemplo de este tipo de fenómeno es el del grupo barcelonés Suite. Hasta que Bunbury no diera por finalizada su etapa con el Huracán Ambulante y reclutara para su nueva formación a Álvaro Suite y Robert Castellanos, dos miembros del grupo Suite, muy poca gente había oído hablar de ellos a pesar de llevar en activo desde el año 2002. Hoy en día me atrevería a decir que ya son pocos los fans del que fuera líder de Héroes del Silencio que no han investigado sobre las carreras musicales de los nuevos compañeros de viaje de su ídolo y que, por consiguiente, no conocen, han escuchado y son fans a muerte de Suite y de su disco de debut publicado en el año 2007 bajo el título de “Piezas contentas”.

En efecto, yo también he investigado sobre el grupo y he escuchado su trabajo (sino no estaría escribiendo esta reseña), pero quiero dejar claro que no lo he hecho porque me sienta atraído por cualquier cosa que huela o tenga relación con Enrique Bunbury y lo que le rodea. En absoluto. Lo he hecho porque, casualmente, hace unos meses tuve el enorme placer de compartir escenario e incluso amplificador con Robert Gómez, el guitarrista principal de Suite, durante una velada de rock and roll celebrada en la localidad tarraconense de Torredembarra donde su nueva banda, The Leonardos, y la mía, The Rebel Band, tocamos juntos en el mismo local. Durante toda la actuación de The Leonardos quedé tan impresionado con el estilo y la técnica en las seis cuerdas de su guitarrista, que quise conocer sus trabajos discográficos anteriores dando así con este “Piezas contentas” de Suite que a continuación pasaré a reseñar.

Pese a ser el disco de un grupo español que canta en castellano, podríamos decir que “Piezas contentas” es un disco de rock and roll con claras influencias del rock británico de los años setenta. Incluso diría que en determinados fragmentos el disco tiene un acentuado aire glam-rock que claramente recuerda a artistas como David Bowie o los T-Rex de Marc Bolan. Ocurre esto en temas como por ejemplo “Duque detalle”, “Fiebre de amor” o “Virginie”. La verdad es que la voz de Álvaro Suite ayuda bastante a la hora de encontrar este tipo de similitudes, pero no es únicamente la voz lo que recuerda a los sonidos de aquellos tiempo, son también la ambigüedad de las letras, la forma de hacer los coros y las propias melodías de las canciones lo que a cualquier persona mínimamente formada en lo que es la historia del rock de la década de los setenta le hará llegar a esta misma conclusión.

En cuanto a la instrumentación, todos y cada uno de los integrantes de la banda son unos verdaderos maestros en sus respectivos instrumentos. El mismo Álvaro en la guitarra, Robert Castellanos en el bajo, Luis “Animal” Bestard en la batería y muy especialmente el anteriormente mencionado Robert “Revolbert” Gómez en la guitarra principal, conforman una banda impecable que no ocupa en el panorama musical español el lugar que su talento merecería. Desde mi modesta opinión y conociendo diferentes facetas suyas como músico, creo que Robert Gómez es uno de los guitarristas más versátiles de este país. Lo mismo le da interpretar unos “riffs” afilados al más puro estilo Keith Richards, que marcarse unos punteos alienígenas a lo Mike Ronson, que tocar blues como el que lleva a cabo con otra de sus bandas llamada Lone Rhino Club, que tocar punk-rock garajero como el que hace con The Leonardos, porque todos ellos los ejecuta con una grandísima clase.

Es una lástima que “Piezas contentas” no tuviera la campaña promocional ni de distribución que se merece por la calidad de su contenido. Actualmente es un disco que no se encuentra en las tiendas pero que afortunadamente se puede conseguir a través de Internet mediante procedimientos más o menos ortodoxos. Además, puesto que hoy por hoy Álvaro Suite y Robert Castellanos se encuentran inmersos con una dedicación de prácticamente el 100% en su carrera como músicos de apoyo de Enrique Bunbury, es más que probable que en mucho tiempo no volvamos a ver un disco de Suite en el mercado si es que esto se llega a producir alguna vez. Pero es lo que tiene ser un anónimo y que de la noche a la mañana llame a tu puerta una de las máximas estrellas de la música nacional, que como decía el bolero: “Si tú me dices ven lo dejo todo”.

domingo, 28 de agosto de 2011

Live in Gdánsk - 3 Disc Edition (David Gilmour) 2008

Como ya he comentado alguna que otra vez, me gusta acercarme periódicamente a las grandes superficies comerciales y rebuscar en las estanterías de la sección de música a la caza de posibles ofertas, gangas y baratijas. Si hace un par de meses me topé con el fantástico DVD de Keith Richards y los X-pensive Winos a un precio de los llamados “anti-crisis”, este mes he encontrado este doble CD y DVD de David Gilmour, como bien indica en la pegatina que viene pegada en la portada, voz y guitarra de Pink Floyd. Cuando uno ve a Roger Waters y a David Gilmour (los dos líderes de Pink Floyd) en la actualidad, lo primero que piensa es que el tiempo no ha sido igualmente justo para el uno que para el otro. Mientras que Roger Waters conserva su espesa melena, su constitución atlética y su vitalidad y ganas de cambiar el mundo en cada una de sus intervenciones públicas; David Gilmour parece el típico inglés jubilado que viene a pasar sus vacaciones a Lloret de Mar, calvo y gordo, nada parecido a lo que todos nos imaginamos cuando pensamos en una leyenda del rock. Esta impresión cambia por completo cuando lo escuchamos tocar en directo en este “Live in Gdánsk”, donde queda patente que, independientemente de su físico, la creatividad, el talento y la magnífica forma de tocar en directo del bueno de Gilmour permanecen totalmente intactas.

“Live in Gdánsk” es la grabación en directo del último concierto de la gira “On an island” de David Gilmour celebrado el 26 de Agosto de 2006 en la localidad polaca de Gdánsk. Para esta cita Gilmour contó con un fabuloso elenco de músicos donde destaca la presencia de Rick Wright (teclista y uno de los miembros fundadores de Pink Floyd) en los coros y los teclados, Phil Manzanera (guitarra de Roxy Music y productor de grandes bandas del rock) en la guitarra y Dick Parry (histórico colaborador de Pink Floyd) en el saxofón. Además, también cuenta con Guy Pratt en el bajo, Jon Carin en los teclados, guitarras y coros, Steve Di Stanislao en la batería y, quizás el elemento diferenciador de este concierto que todavía hace más grande y espectacular la puesta en escena del repertorio, la Polish Baltic Philharmonic Orchestra dirigida por Zbigniew Preisner y por Leszek Możdżer en el piano. Si bien es cierto que todos los miembros de la banda son a cual mejor (algunos ya integraron la formación de los conciertos de la última etapa de Pink Floyd sin Roger Waters), es especialmente emotivo ver y escuchar al difunto Rick Wright en la que fuera su última actuación en directo registrada antes de su fallecimiento en 2008, una semana antes de la publicación de este disco.

Centrándonos en la parte audio del “pack”, decir que el “set-list” del concierto es sencillamente inmejorable. Evidentemente es un disco en directo de David Gilmour en solitario y en él interpreta todos los temas de “On an island”, su último disco de estudio, pero el hecho de abrir con “Speak to me”, “Breathe”, “Time” y “Breathe (Reprise)”, los cuatro temas que abren el mítico álbum de Pink Floyd “Dark side of the moon”, con una voz espectacular y unas guitarras “made in Gilmour” que nada tienen que envidiar a las de las grabaciones de los años 70’s de la banda, hacen que inmediatamente el oyente se enganche por completo al disco. A partir de aquí, el primer CD continúa con todos los temas del álbum “On an island” interpretados en directo, entre los cuales destacan momentos como la puesta en escena de “Red sky at night” o “Then I close my eyes” con Gilmour en el saxofón y en el banjo respectivamente. El segundo CD contiene una recopilación de temas de todas las épocas de Pink Floyd como “Shine on you crazy diamond”, “Astronomy domine”, “Fat old sun”, “High hopes”, “Echoes”, “Wish you were here”, “A dreat day for freedom” y “Comfortably numb”.

Por lo que respecta al DVD, tiene el inconveniente de no contener el concierto íntegro. Así pues, pasajes tan importantes dentro del disco como son el inicio del “Dark side of the moon” o los temas “Shine on your crazy diamond” y “Wish you were here” se han quedado inexplicablemente fuera del DVD. Al margen de esto, es realmente asombroso ver como una banda de viejetes como David Gilmour, Rick Wright, Phil Manzanera o Dick Parry pueden llevar a cabo un show como este y enganchar de esa manera a los cincuenta mil espectadores que asistieron al concierto. Visualmente no es que sea algo descomunal porque, ni cuando estaba en Pink Floyd, David Gilmour nunca ha sido de esos artistas que te arman el lío en el escenario, pero la calidad musical y la excelencia en la ejecución de cada una de las piezas es inmejorable.

En mi opinión, semejante repertorio, tan bien interpretado y con una calidad sonora en la grabación tan impecable, convierten a este álbum en el mejor de todos los editados en los últimos años en lo que a material “pinkfloydiano” se refiere. Eso sin olvidar a la Polish Baltic Philharmonic Orchestra, cuya brillante aportación le da un toque de calidad al disco consiguiendo unas atmósferas de lo más especial. Estamos tan acostumbrados al uso de teclados y sintetizadores para conseguir determinados efectos y texturas ambientales, que escuchar las cuerdas de una orquesta filarmónica de verdad en un concierto se agradece en sobremanera. Disco totalmente imprescindible.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Bienvenidos - Un tributo a Miguel Ríos (V.V.A.A.) 2009

Si en Estados Unidos existe la dicotomía entre los que piensan que el Rey del Rock es Elvis Presley y los que piensan que lo es Chuck Berry, en España lo tenemos bastante más claro puesto que nuestro particular Rey del Rock es indiscutiblemente y sin ningún lugar a dudas Miguel Ríos. Ha habido algunos grupos y artistas que han hecho mucho por el rock and roll de este país como han podido ser Tequila!, Loquillo y Trogloditas, Héroes del Silencio o algunos otros, pero si tuviéramos que remontarnos al origen de todo seguramente llegaríamos al año 1962 cuando un joven Mike Rivers grabó en su Granada natal una primera maqueta tras la cual viajaría a Madrid para registrar su primer EP y comenzar así una larga carrera musical de la que saldrían temas tan legendarios como “Popotitos”, “El rock de la cárcel”, “El río”, “Vuelvo a Granada”, “El himno de la alegría” o “Bienvenidos”. Durante este año 2010, con sesenta y seis años de edad y tras cuarenta y ocho años de carrera, Miguel Ríos ha llevado a cabo una gira de despedida previa a su retirada definitiva de los escenarios, pero antes, veintitrés artistas españoles procedentes de distintas generaciones y distintos géneros musicales grabaron “Bienvenidos - Un tributo a Miguel Ríos”, un merecido disco homenaje al que sin duda es el padre musical de muchos de ellos y compañero de fatigas de otros tantos.

Entre los que se mueren, los que se retiran y los que siguen vivos pero cuyos homenajes son rentabilísimos para las compañías discográficas, en los últimos meses están llegando a nuestros oídos un sin fin de discos tributo, no siempre de la mejor calidad musical que uno puede llegar a esperar. No es ejemplo de esto último “Bienvenidos - Un tributo a Miguel Ríos”, un disco en el que lo más granado de la música española ha dejado su rúbrica personal interpretando algunas de las muchas canciones que componen el repertorio de Miguel Ríos. Se echan de menos algunos temas como “El himno de la alegría” o “Bienvenidos” sin ir más lejos, pero quizás nadie se haya querido atrever ni siquiera a tocar un acorde de estos iconos musicales por miedo a las posibles críticas. Aún así, temas como “Santa Lucía”, “El río”, “Año 2000”, “Directo al corazón” o “El blues del autobús” sí que han sido versionados de una forma más que decente alejándose bastante de las versiones originales pero sin ocasionar el típico rechine de dientes que uno sufre cuando escucha a alguien destrozar una canción.

En este disco hay dos grupos de artistas claramente diferenciados: Los compañeros y los discípulos de Miguel Ríos. En el primer grupo podemos encontrar a gente como Joan Manel Serrat, Ana Belén, Víctor Manuel, Joaquín Sabina, Rosendo o Javier Rubial, artistas que sin ser coetáneos ni haber compartido género musical con el homenajeado (aunque en algunos casos sí escenario), han convivido con él durante muchos años en el panorama musical español y han querido unirse al disco como muestra de reconocimiento de la carrera de su compañero. En el grupo de los discípulos tenemos a gente como Loquillo, Bunbury, M-Clan, Pereza, Revólver, Amaral, Mikel Erentxun, Celtas Cortos, Jorge Salan, Quique González, Los Secretos, Seguridad Social, Iván Ferreiro, Chambao, Javier Ojeda, Rebeca Jiménez y hasta los mismísimos Mojinos Escozíos. Dando un repaso rápido a todos estos nombres uno puede pensar que están absolutamente todos los que tienen que estar, aunque quizás yo eche en falta a gente como Jaime Urrutia, Fito & Fitipaldis o Dani Martín de El Canto del Loco, este último no porque me gustaría que estuviese sino porque últimamente no se pierde ni un disco tributo. Debido a su origen andaluz tampoco hubiera estado mal una representación del flamenco en este disco con la presencia de José Mercé, Enrique Morente o en un estilo menos clásico la de Raimundo Amador por poner algún ejemplo, pero claro, entonces ya no sería suficiente con un disco doble.

En general “Bienvenidos - Un tributo a Miguel Ríos” es un disco que sin esperar demasiado de él a mí me ha gustado y con cuya escucha he disfrutado mucho. Evidentemente siempre hay canciones a las que les sienta mejor que a otras un lavado de cara o directamente una cirujía plásticomusical, pero esto ya es cuestión de gustos y depende de cada oyente, así que recomiendo a todos los lectores del blog que se hagan con él y juzguen por ellos mismos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

The heroin diaries (Sixx: AM) 2009

Nikki Sixx es el bajista y compositor principal de una de las bandas más importantes del glam rock americano de la década de los ochenta: Mötley Crüe. Cualquiera que conozca un poco la trayectoria de Mötley Crüe sabrá que la banda siempre estuvo rodeada de escándalos, de peleas, de sexo, de alcohol y de drogas, como tantas otras bandas de rock de aquella época. El 23 de Diciembre de 1987 Nikki Sixx sufrió una sobredosis de heroína en el cuarto de baño de su casa de la cual consiguió salir con vida gracias a dos inyecciones de adrenalina que le fueron administradas directamente en el corazón por el personal sanitario del centro de salud donde fue ingresado tras haber sido dado por muerto. Después de recuperarse de aquel “incidente”, Nikki Sixx y el resto de los Mötley Crüe decidieron someterse a una cura de desintoxicación y rehabilitarse de sus adicciones. En el año 2007 el propio Nikki Sixx publicó “The heroin diaries: A year in the life of a shattered rock star”, un libro en el que explica su vida durante toda aquella etapa de excesos y consumo desmesurado de estupefacientes. El libro, no sé hasta qué punto real o de ficción porque cualquiera que sepa algo del tema aunque sea de oídas sabrá que durante un periodo de adicción a las drogas tan grande las cualidades mentales de uno no están como para recordar las experiencias vividas y mucho menos para escribir un diario, fue complementado en 2009 con su propia banda sonora, “The heroin diaries soundtrack”, un disco grabado por el grupo Sixx: AM formado por el propio Nixxi Sixx, el guitarrista DJ Ashba y el productor reciclado a cantante James Michael. El libro no me lo he leído ni creo que lo haga, pero el disco sí que lo he escuchado y a continuación procedo a descuartizarlo.

“The heroin diaries soundtrack” pretende ser una especie de ópera rock con el tema del infierno de las drogas y de la vida después de la muerte como telón de fondo, transmitiendo todo él un mensaje de ánimo para alejarse de las dorgas y seguir adelante, mensaje que tiene su punto álgido en el single titulado: “Live is beautiful”… Sí, habéis leído bien, “Live is beautiful”, no había otra frase más arquetípica para ponerla como título del single de un disco así que “Live is beautiful”.

El estilo musical de “The heroin diaries soundtrack” es el resultado de meter en un robot de cocina el hard rock americano de toda la vida, con un poco de heavy instrumental, una pizca de metal industrial y altas dosis de baladitas rockeras babosas con ritmos de guitarra acústica y piano; todo ello aderezado con lecturas del propio diario por parte de Nikki Sixx, una serie de violines y clavicordios enlatados y una batería de efectos de todo tipo como voces de niños, una mujer picando a la puerta del water, sonidos de radio de ambulancia, campanillas, cascabeles, respiraciones aceleradas y todo un cúmulo de sonidos que intentan transmitir sensaciones angustiosas e inquietantes.

A cualquiera que haya escuchado “Metropolis Part. II: Scenes from a memory” de Dream Theater todo esto que estoy diciendo le resultará bastante familiar. Y es que a mi entender la forma en la que ha sido concebido y grabado “The heroin diaries soundtrack” es una burda y pésima copia de la obra maestra de los Dream Theater con la diferencia de que “Metropolis Part. II”, como buena ópera rock, mantenía una línea durante todo el disco dando la sensación de ser todo él una obra única e indivisible, cosa que no han sabido conseguir con este “The heroin diaries soundtrack”.

A mí personalmente todo el disco me parece (además de una mierda pinchada en un palo) un producto artificial y sumamente comercial, empezando por las propias canciones, para mi gusto totalmente carentes de alma, y acabando por la banda. Sixx: AM está compuesta por el guitarrista DJ Ashba (actualmente en los nuevos Guns N’ Roses), cuya imagen parece que haya sido diseñada para que Bandai haga muñequitos con él, y por el cantante James Michael, un tío que se ha dedicado toda la vida a escribir canciones y a grabar discos para otros pero que Nikki lo ha metido ahí a cantar supongo que como parte de una estrategia para que el cantante no tenga más protagonismo que él mismo en todo este proyecto. Total, que mucho cuero, mucho maquillaje, mucha laca, mucho tatuaje, mucha melancolía y mucha posturita y estética goticodecadente, pero poca, muy poca chicha musical.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Buried Alive: Live in Maryland (New Barbarians) 2006

En el año 2006 la compañía discográfica Wooden Records, propiedad de Ron Wood (ex-guitarrista de los Faces y guitarrista de los Rolling Stones), sacaba a la luz este doble álbum en directo de los New Barbarians registrado durante una actuación celebrada en Maryland en el año 1979. Alguno quizá ya lo sepa, pero muchos de los que lean esta reseña seguramente se estarán preguntando: “¿Y quién demonios son los New Barbarians?”. Pues ahora os lo voy a explicar, no os pongáis así, joder.

Los New Barbarians no fueron otra cosa que una banda de músicos reclutados por Ron Wood con el fin de promocionar su disco en solitario “Gimme some neck”, la cual estaba compuesta por el propio Ron Wood (guitarra y voz principal), Keith Richards (guitarra y segunda voz), Stanley Clarke (bajo), Joseph Zigaboo Modeliste (batería), Ian MacLagan (teclados) y Bobby Keys (saxofón). Los New Barbarians debutaron en Oshawa (Canadá) donde actuaron en dos conciertos benéficos impuestos por los juzgados canadienses a Keith Richards como parte de su condena tras haber sido detenido años atrás en Toronto por posesión de heroína. Posteriormente, los New Barbarians realizaron una gira de dieciocho conciertos más a lo largo de los Estados Unidos, uno de los cuales, concretamente el celebrado en el Capital Center Arena de Largo (Meryland), quedó grabado y veintisiete años más tarde fue publicado como álbum doble bajo el título de “Buried Alive: Live in Maryland”.

“Buried Alive: Live in Maryland” está compuesto por veinte temas dentro de los cuales se pueden encontrar algunos títulos pertenecientes a los discos en solitario de Ron Wood como “Buried Alive”, “F.U.C. Her”, “Mystifies me” o “I can feel the fire”; algunos clásicos del blues, del rock and roll y del rythm and blues como “Sweet little rock & roller” de Chuck Berry, “Rock me baby” popularizada por B.B. King, “Love in vain” de Robert Johnson o “Seven Days” de Bob Dylan entre otros; y algunos temas de los Rolling Stones como “Sure the one you need”, “Honkey tonk women”, “Before they make me run” y “Jumpin’ Jack Flash”.

Aparentemente, viendo semejante repertorio de clásicos y teniendo en cuenta la enorme calidad y espíritu rockero de todos los músicos que componían la formación, cualquiera puede pensar que se trata de todo un discazo. Sería así si no fuera porque es el mismo Ron Wood el que canta la mayor parte de las canciones. En los días de mi vida no he oído a alguien que sea considerado una estrella mundial cantar tan sumamente mal. En este disco Mister Woody nos obsequia con un catálogo tan amplio de gritos, berridos, gruñidos, gallos y desafines, que eclipsa completamente la maravillosa banda que lo acompaña, la excepcional selección de canciones y hasta su particular estilo de tocar la guitarra. Suerte que en alguno de los temas es Keith Richards el que lleva la voz cantante, pero tampoco es que Keith sea un ruiseñor que digamos. Pero es que además, parece como si las grabaciones ni siquiera se hubieran sometido a un mínimo proceso de preproducción o limpieza de ruido, de manera que da la sensación de estar escuchando un “bootleg” o una grabación casera.

“Buried Alive: Live in Maryland” tiene más valor sentimental, mitológico o a nivel de coleccionista fetichista por la época en la que se grabó, los músicos que actuaron y los pocos conciertos que hicieron los New Barbarians que valor musical propiamente dicho. Aún así, creo que cualquier amante del rock and roll que se precie debería escucharlo, sobre todo aquellos que canten en un grupo porque se le van a quitar todos los complejos en menos que canta un gallo (nunca mejor dicho).

viernes, 13 de agosto de 2010

Tattoos & Tequila (Vince Neil) 2010

Vince Neil, el vocalista de la mítica banda angelina Mötley Crüe que uno nunca sabe si sigue en activo, si se separan definitivamente, ni la formación exacta que la compone, acaba de publicar su cuarto disco en solitario. Para sorpresa de todos y al igual que sus compañeros de banda Nikki Sixx y Tommy Lee, parece que Vince Neil también tiene sus proyectos paralelos más allá de cuajarse el cuerpo de tatuajes, rellenarse el careto de botox y ponerse de todo hasta el ojete. Si bien es cierto que Nikki Sixx (al frente de los grupos Brides of destruction y Sixx A.M.) y Tommy Lee (en Methods of Mayhem y Rock Star Supernova) no han parado de hacer cosas por su cuenta, lo único que ha hecho Vince a lo largo de su carrera fuera de Mötley Crüe han sido dos discos de estudio (“Exposed” en 1993 y “Carved in Stone” en 1995) y un disco en directo (“Live at the Whisky, one night only” en 2003). Este mismo verano acaba de salir a la luz “Tattoos & Tequila”, el nuevo disco al margen Mötley Crüe del oxigenado cantante californiano, el cual procedo a analizar sin más dilación.

Algunos por curiosidad y otros por verdadero interés y admiración, eran muchos los que estaban esperando el nuevo trabajo de Vince Neil, y más cuando antes de publicarlo éste ya llevó a cabo una gira de promoción por tierras latinoamericanas. Meses más tarde el disco salió a la venta y ¿qué nos encontramos?... Un disco compuesto por once temas de los cuales dos son nuevos y el resto versiones de otros artistas. Así es, después de quince años desde su último trabajo en solitario el tío Neil únicamente ha conseguido grabar dos temas nuevos que ni siquiera ha compuesto él y el resto son todo versiones de grupos como Cheap Trick, Sweet, Aerostmith, Sex Pistols, The Hollies, Scorpions, Credence Clearwater Revival, Elvis Presley, Elton John y ZZ Top. Vamos, que salvo Beatles, Stones y Led Zeppelin, el menda le ha pegado una fusilada general a todos los clásicos del rock and roll y se ha quedado tan ancho. Son buenos temas, todo hay que decirlo, pero vamos, que aquí lo que ha imperado ha sido la ley del mínimo esfuerzo está más que claro.

En cuanto a la calidad musical de las dos únicas canciones hasta el momento inéditas del disco, “Tattoos & Tequila” y “Another bad day”, no tengo absolutamente nada que objetar. El primero de ellos es un tema de claro corte hard rockero con ligeros toques industriales, y el segundo es una típica balada rock, ambos muy bien producidos por Marti Frederiksen y estupendamente instrumentados por Dana Strum (bajo), Jeff Blando (guitarra) y Zoltan Chaney (batería). En cuanto al resto de canciones, pues un poco lo mismo, todos han sido perfectamente ejecutados porque, la verdad sea dicha y ya sea fruto del estudio o no, Vince sigue conservando una voz magnífica con sus casi cincuenta años de edad.

Siendo justos tengo que decir que a mí me ha parecido un buen disco de hard rock americano, nada despreciable estando en pleno siglo XXI como estamos, pero un poco patillero, eso sí. No se puede estar tres lustros sin componer nada y cuando te decides únicamente conseguir hacer dos temas nuevos, pero bueno, los temas elegidos para el repertorio son buenos, así que la perrería musical de Vince Neil queda compensada.

jueves, 25 de marzo de 2010

Las consecuencias (Enrique Bunbury) 2010

Cada nueva publicación discográfica de Enrique Bunbury se convierte en todo un acontecimiento a nivel internacional. De igual forma que con la llegada de la primavera los animales del bosque salen de sus madrigueras, los almendros florecen y los ingleses borrachos invaden Lloret de Mar; con la edición de cada nuevo LP del hasta que se muera ex-cantante de Héroes del Silencio, los fans de todos los rincones del planeta se vuelven completamente locos e inundan desmesuradamente foros, blogs, páginas web, redes sociales y cuentas de correo electrónico ajenas con todo tipo de noticias, fotos, comentarios e impresiones relacionadas con el artista aragonés. Es justo esa la fase en la que actualmente nos encontramos tras la publicación el pasado mes de Febrero de “Las consecuencias”, el octavo disco en solitario de Bunbury.

Cuando Enrique Bunbury comenzó a promocionar el que iba a ser su futuro nuevo trabajo discográfico por programas de televisión, revistas de música y emisoras de radio, definiéndolo como “un disco de cámara”, yo personalmente me dije “¡Ay Dios!”. Tras volver a saborear las mieles del rock & roll con su regreso a Héroes del Silencio, y después de abandonar al Huracán Ambulante y reclutar a una nueva formación de corte claramente rockero para la publicación de “Hellville De Luxe”, parecía que Bunbury había vuelto a la senda que, en mi opinión, nunca debió haber abandonado. Pues no, ni por asomo. Si bien es cierto que parece que los tangos, los corridos, las influencias latinas y de la música tradicional han quedado atrás, en “Las consecuencias” cuesta verdadero trabajo encontrar un riff o un solo de guitarra eléctrica. Podría decirse que se trata de un disco acústico con influencias del folk americano y con algunas partes eléctricas muy puntuales. Tanto es así que recuerda más a un disco de su amigo Nacho Vegas (con el cual grabara “El tiempo de las cerezas”) que a uno de Enrique Bunbury. Aunque a decir verdad, llega un momento en que uno ya no sabe cómo suena realmente Enrique Bunbury.

“Las consecuencias” es un disco verdaderamente atípico dentro de su discografía. No sólo por el hecho de haber dado más importancia a las guitarras acústicas que a las eléctricas en su sonido sino porque, de los diez temas que componen el disco, la canción elegida como single para su promoción ha sido una versión del tema “Frente a frente” de Janette interpretada a dúo con Miren Iza, vocalista del grupo Tulsa. Bunbury ha grabado a lo largo de su carrera diversas versiones de John Lennon, Tequila, Santiago Auserón, José Alfredo Jiménez y un largo etcétera, pero siempre han sido publicadas como caras B de sus EP’s. Lo que nunca había hecho hasta ahora había sido publicar una versión de un tema de otro artista como single promocional y mucho menos cantado a dúo. Eso siempre y cuando “El hombre delgado que no flaqueará jamás” no sea considerada como una versión de Pedro Casariego, claro está. En cuanto a las letras de las canciones, pues como viene siendo habitual en él, estas hablan de una forma más o menos velada de él mismo, de su vida, de sus problemas, de su carácter y de sus relaciones personales. Nada nuevo en este aspecto.

Por lo que respecta a la voz, parece ser que se ha dado cuenta de que tiene una voz lo suficientemente buena y característica como para no tener que deformarla o tratar de cambiarla. En este disco ya no intenta imitar ni a Nick Cave, ni a Bob Dylan y ya no pone acentos latinoamericanos extraños en un tío de Zaragoza. Aquí Enrique Bunbury canta como Enrique Bunbury que es más que suficiente.

Como conclusión, podría decir que a mí “Las consecuencias” es un disco que me deja bastante indiferente, un disco que no me molesta escucharlo pero que no me aporta absolutamente nada y que en ciertos momentos incluso me aburre como una ostra. De él rescataría algunos temas que, aunque no sean nada del otro mundo, no están mal en los tiempos que corren. Estos son la versión de “Frente a frente” comentada anteriormente y los temas “Los habitantes”, “Es hora de hablar” y “Nunca se convence del todo a nadie de nada”, una canción cuya letra fue escrita para el grupo aragonés Niños del Brasil pero que ahora Enrique Bunbury ha grabado para él mismo. Muy propio de Enrique Bunbury esto de escribir letras para otros y luego grabárselas él. A eso le llamo yo reciclaje lírico.

lunes, 8 de marzo de 2010

Cosmic egg (Wolfmother) 2009

Tres años después de la publicación del aclamadísimo álbum de debut de Wolfmother, el pasado mes de Octubre del 2009 veía por fin la luz “Cosmic egg”, el segundo larga duración de la banda australiana. Han pasado tres años entre ambos discos, pero si tenemos en cuenta que en Agosto de 2008 el bajista Chris Ross y el batería Myles Heskett decidían abandonar la formación por diferencias irreconciliables con su lider, el cantante y guitarrista Andrew Stockdale, los amantes del rock and roll de los años 60 y 70 podemos estar más que contentos con la aparentemente definitiva resurrección de Wolfmother y con este nuevo lanzamiento.

Tras quedarse más solo que la una, para la grabación de este segundo disco Andrew Stockdale contó con los servicios de Aidan Nemeth en la guitarra, Ian Peres en el bajo y en los teclados, y Dave Atkins en la batería. A pesar de lo que pueda parecer, la completa renovación de la plantilla de Wolfmother no ha supuesto ni mucho menos un cambio estilístico en la música del grupo sino más bien todo lo contrario, una continuación de éste. Podría decirse que “Cosmic egg” es la evolución natural de “Wolfmother” porque la producción de éste ha sido mucho más cuidada y las canciones y melodías parecen estar mucho más elaboradas y mejor instrumentadas. Aún así, Wolfmother continúan sonando exactamente igual que en sus orígenes lo cual deja totalmente claro que el cerebro y corazón del grupo es indiscutiblemente Stockdale.

“Cosmic egg” consta de dieciséis temas de los cuales no he conseguido llegar a catalogar ninguno de ellos como “de relleno”. En él encontramos cañonazos hard rockeros como “California Queen” o “Cosmig egg”, canciones más melódicas como “In the morning” o “Caroline”, y alguna que otra experimentación psicodélica como “Far away” o “Pilgrim” por poner sólo unos ejemplos. Una vez más, y salvando todas las distancias salvables, la voz, las atmósferas de órgano rhodes, y el sonido, los riffs y los solos de guitarra de todas las canciones, siguen sin poder sonar más a Led Zeppelin. Ya lo comenté cuando reseñé su anterior trabajo pero, sin que sea esto considerado como una crítica ni mucho menos, para mí Wolfmother puede que sea la mejor banda clónica de Led Zeppelin del mundo. Sin tener la necesidad de interpretar temas de Led Zeppelin, Wolfmother consiguen con sus propias composiciones transmitir la misma energía y despertar sensaciones similares a las que despierta la música de la banda de Jimi Page y Robert Plant. No, no es ningún sacrilegio lo que estoy diciendo, en mi opinión es una gran suerte para todos que en pleno siglo XXI aparezca una banda, o un tipo como Andrew Stockdale, que pueda llegar a conseguir esto con su música.

Sin lugar a dudas, la publicación de “Cosmic egg” y el resurgir de Wolfmother como una de las bandas importantes del rock and roll internacional ha sido una de las mejores noticias musicales del año 2009 y una excepcional forma de comenzar la década de los 10 en lo que a música se refiere.

lunes, 27 de julio de 2009

El Cantante (Andrés Calamaro) 2004

Siempre he creído que todos los músicos deberían hacer en algún momento de su carrera un disco homenaje a las bandas, artistas o estilos que les han influenciado musicalmente. En su día ya lo hicieron Guns N’ Roses con “The Spaghtti Incident?”, Metallica con uno de los discos de “Garage Inc.” o Aerosmith con “Honkin' on bobo” (por nombrar a tres de los grandes), y a mí particularmente me gusta descubrir artistas que no conocía a través de mis grupos favoritos. Es el caso de este disco de Andrés Calamaro titulado “El Cantante”, que sin ser nuevo ni mucho menos, quisiera rescatar a raíz de un debate mantenido en los últimos días sobre la idoneidad o no de la publicación de discos de versiones por parte de artistas consagrados.

La carrera musical de Andrés Calamaro es tan extensa y los palos que ha tocado son tantos y tan variados que posiblemente necesitaría otro quíntuple LP para hacer un disco de versiones de sus máximas influencias. Con “El Cantante”, disco que supuso la antesala de su regreso al mundo de los vivos, Andrés Calamaro quiso homenajear sólo a una pequeña parte de sus raíces musicales: la música de Latinoamérica. Como en todos los discos de versiones, unos temas fueron mejorados dándoles su tan característico toque personal y otros no, pero en el cómputo global, se trata de un auténtico disco tributo del cual todos los autores originales podrían estar muy orgullosos si lo escuchasen. Además, el disco también incluye uno de los temas más corerados en los conciertos del argentino como es “Estadio Azteca”, compuesto por su amigo Cuino Skornik.

Que nadie espere versiones rockeras, versiones tecnológicas como la que en su día hiciera del tema de Bob Marley “No woman no cry”, ni nada por el estilo. Por lo general Andrés fue bastante fiel a la estructura de las canciones originales limitándose a cantar con su propia voz (obviamente) los temas, lo cual ya es más que suficiente para hacérselos propios. En “El Cantante”, además de las virtudes como vocalista de Andrés Calamaro (que no las voy a descubrir yo aquí ahora), cabe destacar también a ese diamante en bruto que le acompaña a la guitarra española llamado Niño Josele, que además de grabar con él en este y otros discos, también le acompañó durante alguna gira por teatros que hizo posteriormente.

Puede que “El Cantante” no sea el mejor disco de Calamaro. Puede que Calamaro no sea el mismo desde que es padre y vive con su amada Daniela. Puede que Calamaro ya jamás vuelva a ser el canalla que en tiempos fue. Lo que está claro es que siempre es un placer escuchar cantar a Calamaro, ya sea en disco propio o haciendo versiones, porque haga lo que haga el resultado final va a ser siempre de una altísima calidad. Por mucho que su personalidad cambie con los años, su voz siempre será una de las mejores voces del panorama musical hispano.

jueves, 23 de abril de 2009

Out of exile (Audioslave) 2005

Aprovechando que Chris Cornell y Tom Morello se encuentran en plena gira de promoción de sus respectivos nuevos trabajos en solitario, me gustaría reseñar “Out of exile”, el que para mí es el mejor disco de Audioslave, la banda en la que ambos unieron sus cualidades y sus talentos musicales entre los años 2001 y 2007. Audioslave fue el “supergrupo” formado por los veteranos Chris Cornell (vocalista de Soundgarden), Tom Morello, Tim Commerford y Brad Wilk (guitarra, bajo y batería respectivamente de Rage Against The Machine). La voz y las letras de uno de los grupos pioneros del movimiento grunge de Seattle, y la guitarra y base rítmica de una de las bandas más contundentes e innovadoras del panorama musical americano de los noventa, formaron durante seis años uno de los proyectos musicales más importantes y atractivos de esta década, dejando como fruto tres discos de estudio entre los que destaca este “Out of exile”.

Es evidente que ni Soundgarden ni Rage Against The Machine fueron bandas del montón y que, cada una a su manera y en su estilo, ambas tenían un sonido inconfundible y característico que las diferenciaba del resto de bandas del mismo género. Tanto Soundgarden como Rage Against The Machine, fueron de esas pocas bandas que no suenan a nada sino a sí mismas. ¿A qué suenan entonces Audioslave? Es curioso pero suenan tanto a Soundgarden como a Rage Aganist The Machine. Hay temas que empiezan sonando tanto a Rage Against The Machine que uno espera que en cualquier momento aparezca la voz de Zack de la Rocha cagándose en los muertos de alguien. Pero no, de repente la canción da un giro y es Chris Cornell el que, con su voz entre agónica y enrabiada, comienza a cantar. Hay otras que suenan tanto a Soundgarden que esperas otro tipo de solos de guitarra diferentes a esos “scratchings” guitarreros tan propios de Tom Morello. Cualquiera que lea esto y no haya escuchado ninguno de los discos de Audioslave puede llegar a pensar que, más que una banda de rock, Audioslave no es más que una olla de grillos en la que se mezcla un batiburrillo de estilos, melodías, ritmos y ruidos con los que uno puede acabar volviéndose loco. Nada más lejos de la realidad. En el sonido de Audioslave es todo tan natural y suena tan sumamente compenetrado que parece que los miembros del grupo hayan estado toda la vida tocando juntos.

Centrándonos “Out of exile”, decir que se trata de una magnífica combinación de melancolía y agresividad perfectamente mezcladas. No es un disco tan crudo como el anterior trabajo de la banda titulado “Audioslave” ni tan poco excitante como su posterior disco “Revelations”. El paso del tiempo y las largas giras de conciertos promocionando su primer trabajo consiguieron solidificar su sonido y fijar mucho más las dos piezas fundamentales de las que se componía el grupo, sonando todo de una forma sorprendentemente homogénea. Aunque se les tildara de artificiales y postizos, personalmente encuentro del todo admirable que, tanto un cantante como una banda de músicos al completo, pudieran llegar a adaptarse los unos a los otros con tan buen resultado. Temas como “Your time has come”, “Be yourself”, “Doesn’t remind me”, “Man or animal” o “Dandelion” son una clara muestra de todo lo comentado anteriormente.

Es una lástima que Audioslave no tuvieran continuidad y que acabaran por separarse. Visto el gran éxito que tuvo el grupo, el volumen de ventas de sus tres trabajos discográficos y los llenazos en la gira de promoción de “Out of exile”, todo parecía indicar que íbamos a tener Audioslave para rato. Pues todo lo contrario.

viernes, 10 de abril de 2009

12 Picks (Ace Frehley) 1997

Sin lugar a dudas este es el disco original más barato que he comprado en mi vida. Tanto es así que incluso me dio vergüenza pasar por la caja del comercio donde lo encontré al no comprar nada más ese día. ¿Que cuánto me costó?... ¡Un Euro!... Estaba yo, cual hurraca en busca de una pieza de metal en un estercolero, mirando una de esas cestas llenas de saldos y porquerías varias que ponen de vez en cuando en las grandes superficies, cuando de repente allí apareció este disco de portada oscura y un as de picas rodeado por doce púas de colores en el centro, titulado “12 Picks” y firmado por Ace Frehley. ¡Dios mío, un grandes éxitos de Ace Frehley con doce temas, seis de ellos en directo nunca antes publicados en CD, por sólo un Euro!... ¡Pa la saca! Sí amigos, estoy orgulloso de mi compra, así que no puedo desaprovechar la ocasión de escribir una reseña sobre semejante hallazgo.

Supongo que habrá alguno que se estará preguntando: “¿Y quién es Ace Frehley?”... ¡Por el amor de Dios, Ace Frehley es el guitarrista original de Kiss, la banda de rock más hortera de la historia de la música! Si buscamos el motivo de su salida de Kiss, podríamos decir que la relación entre Ace y sus compañeros y líderes del grupo, Paul Stanley y Genne Simons, nunca fue demasiado fluida. Debido a la continua lucha de egos y a la disparidad de opiniones artísticas entre todos ellos, a mediados de los ochenta Ace Frehley decide abandonar la banda con la que había alcanzado la fama. Como excelente guitarrista y también cantante que es, no tardó en emprender una carrera musical por su cuenta, primero al frente de los Frehley's Comet y más tarde en solitario.

“12 Picks” no es otra cosa que una recopilación de los mejores temas de la trayectoria de Ace Frehley al margen de Kiss con seis temas extras grabados en directo entre los que se incluyen los míticos “Cold gin”, “Rocket ride” y “Deuce” de los propios Kiss. De entre todos los temas nuevos podríamos destacar “Hide your heart” o “Insane”. En general, el disco es una buena colección de temas de hard rock ochentoso con mucha energía y mucha guitarra eléctrica, que aunque sea fuera de época, la verdad es que dejan en un buen nivel a Ace Frehley, el guitarrista que vino de las estrellas, tanto en su conocida faceta de guitarrista como en las labores de cantante y compositor.

Hoy en día puede resultar un disco cateto y pasado de rosca porque el hard rock ha evolucionado mucho desde 1987, pero en relación calidad-precio, no hay duda de que he hecho una compra cojonuda.

miércoles, 28 de enero de 2009

Hellville de Luxe (Enrique Bunbury) 2008

Para todo aquel que alguna vez haya seguido la carrera musical de Héroes del Silencio, cada lanzamiento de un nuevo disco en solitario de Enrique Bunbury (al margen de que a uno le guste o no su faceta como solista) se convierte en todo un acontecimiento. Si a ello le sumamos que este era el primer disco de Bunbury sin El Huracán Ambulante y el primero tras la pasada gira de reunión de Héroes del Silencio, pues no cabe duda de que las ansias por escucharlo todavía eran mayores y más cuando Bunbury había anunciado que su siguiente trabajo discográfico supondría un cambio de rumbo hacia el rock.

El estreno de su primer single, “El hombre delgado que no flaqueará jamás”, un tema cansino y aburrido a más no poder que fue acompañado de una especie de cortometraje al más puro estilo Robert Rodríguez o Quentin Tarantino, no pudo estar rodeado de más polémica. Todo se debió a que la familia del poeta Pedro Casariego acusó a Enrique Bunbury de un supuesto plagio de sus versos en la letra de dicha canción. El follón fue de tal magnitud que, meses antes de que el disco llegara a las tiendas y en plena gira de pre-presentación en directo del disco, la forma de componer de Bunbury fue el tema principal en las secciones musicales y culturales de todos los periódicos de España y Latinoamérica durante varias semanas. Sus declaraciones en entrevistas previas a sus actuaciones y en programas de televisión se basaban más en desmentir todas estas acusaciones de plagio que en presentar su nuevo disco. Finalmente el día 7 de Octubre de 2008 salía a la venta “Hellville de Luxe”, el nuevo trabajo de Bunbury llamado igual que la casa que éste posee en el Puerto de Santa María (Cádiz), y de esta forma se acababan las especulaciones sobre su contenido y sobre la originalidad de sus composiciones.

Producido por Phil Manzanera, el ángel de la guarda británico de Enrique Bunbury, podríamos decir que “Hellville de Luxe” se queda más en un intento que en otra cosa en lo que a “giro rockero” se refiere. Sí, Bunbury ha dejado atrás las fanfarrias trompeteras, los violines de la Europa del Este, las rancheras mexicanas y los tangos bonaerenses, pero no se le ha ocurrido otra cosa que rodearse de músicos que vienen del pop en lugar de elegir a rockeros de pura cepa. En su nueva banda, además de su eterno acompañante desde que iniciara su carrera en solitario, el batería Ramón Gacías, se le han unido Jorge Rebenaque (ex – Jarabe de Palo) en los teclados y acordeón, Robert Castellanos (ex – Suite) en el bajo y Jordi Mena (ex – Jarabe de Palo) y Álvaro Suite (ex – Suite) en las guitarras. Con estos mimbres cualquiera se dará cuenta de que es poco probable que el resultado pueda llegar a ser muy rockero que digamos. Pues en efecto, “Hellville de Luxe” es un disco con más guitarra de lo normal en un disco en solitario de Enrique Bunbury (lo cual no era muy difícil) pero, para entendernos, más cercano a Amaral que a Héroes del Silencio.

De la voz de Enrique no hay nada que objetar. Aunque parezca absurdo lo que voy a decir, por fin ha decidido cantar bien es sus discos (a excepción del tema “Todos lo haremos mejor en el futuro” en el que continúa haciéndose el Tom Waits). En cuanto a la temática general de sus letras, en este disco no es otra que Enrique Bunbury, su nueva vida en pareja y su casita en la playa. La sensación que tuve al escuchar “Hellville de Luxe” fue muy similar a la que tuve al escuchar “La lengua popular” de Andrés Calamaro. Acostumbrado a las canciones de derrota, de fracaso y sobre las hostias recibidas por el desamor, de repente escuchar semejantes manifestaciones de agradecimiento, felicidad y reconciliación con la vida, a uno le hacen rechinar un poco los dientes. No es que le desee la infelicidad a nadie, pero no deja de sonar extraño este cambio de mensaje.

Por lo que respecta a la instrumentación del disco, pues decir que a mí me parece correcta pero no brillante. Se nos prometió un disco de guitarras pero me atrevería a decir que los instrumentos principales son la guitarra acústica y los teclados. Los solos de guitarra de Jordi Mena y Álvaro Suite se quedan en buenos inicios de lo que deberían ser solos de guitarra, o sea, en un continuo querer y no poder. Valgan como ejemplo de esto los solos de “El hombre delgado que no flaqueará jamás” o “Bujías para el dolor”, que acaban casi antes de empezar.

Cualquiera que lea toda esta parrafada podrá pensar que “Hellville de Luxe” no me ha gustado, pero no es así, en mi opinión “Hellville de Luxe” es el mejor disco de Enrique Bunbury en solitario después de “Radical Sonora”. Creo que en él se encuentran algunos de los mejores temas de su repertorio, como por ejemplo “Bujías para el dolor” o “Hay muy poca gente”, pero en mi opinión Bunbury todavía puede dar mucho más de sí en el campo del rock. Si lo que quería hacer era un disco de rock con cara y ojos, creo que se ha equivocado por completo al elegir su banda acompañante, lo cual me da bastante rabia.