Vince Neil, el vocalista de la mítica banda angelina Mötley Crüe que uno nunca sabe si sigue en activo, si se separan definitivamente, ni la formación exacta que la compone, acaba de publicar su cuarto disco en solitario. Para sorpresa de todos y al igual que sus compañeros de banda Nikki Sixx y Tommy Lee, parece que Vince Neil también tiene sus proyectos paralelos más allá de cuajarse el cuerpo de tatuajes, rellenarse el careto de botox y ponerse de todo hasta el ojete. Si bien es cierto que Nikki Sixx (al frente de los grupos Brides of destruction y Sixx A.M.) y Tommy Lee (en Methods of Mayhem y Rock Star Supernova) no han parado de hacer cosas por su cuenta, lo único que ha hecho Vince a lo largo de su carrera fuera de Mötley Crüe han sido dos discos de estudio (“Exposed” en 1993 y “Carved in Stone” en 1995) y un disco en directo (“Live at the Whisky, one night only” en 2003). Este mismo verano acaba de salir a la luz “Tattoos & Tequila”, el nuevo disco al margen Mötley Crüe del oxigenado cantante californiano, el cual procedo a analizar sin más dilación.
Algunos por curiosidad y otros por verdadero interés y admiración, eran muchos los que estaban esperando el nuevo trabajo de Vince Neil, y más cuando antes de publicarlo éste ya llevó a cabo una gira de promoción por tierras latinoamericanas. Meses más tarde el disco salió a la venta y ¿qué nos encontramos?... Un disco compuesto por once temas de los cuales dos son nuevos y el resto versiones de otros artistas. Así es, después de quince años desde su último trabajo en solitario el tío Neil únicamente ha conseguido grabar dos temas nuevos que ni siquiera ha compuesto él y el resto son todo versiones de grupos como Cheap Trick, Sweet, Aerostmith, Sex Pistols, The Hollies, Scorpions, Credence Clearwater Revival, Elvis Presley, Elton John y ZZ Top. Vamos, que salvo Beatles, Stones y Led Zeppelin, el menda le ha pegado una fusilada general a todos los clásicos del rock and roll y se ha quedado tan ancho. Son buenos temas, todo hay que decirlo, pero vamos, que aquí lo que ha imperado ha sido la ley del mínimo esfuerzo está más que claro.
En cuanto a la calidad musical de las dos únicas canciones hasta el momento inéditas del disco, “Tattoos & Tequila” y “Another bad day”, no tengo absolutamente nada que objetar. El primero de ellos es un tema de claro corte hard rockero con ligeros toques industriales, y el segundo es una típica balada rock, ambos muy bien producidos por Marti Frederiksen y estupendamente instrumentados por Dana Strum (bajo), Jeff Blando (guitarra) y Zoltan Chaney (batería). En cuanto al resto de canciones, pues un poco lo mismo, todos han sido perfectamente ejecutados porque, la verdad sea dicha y ya sea fruto del estudio o no, Vince sigue conservando una voz magnífica con sus casi cincuenta años de edad.
Siendo justos tengo que decir que a mí me ha parecido un buen disco de hard rock americano, nada despreciable estando en pleno siglo XXI como estamos, pero un poco patillero, eso sí. No se puede estar tres lustros sin componer nada y cuando te decides únicamente conseguir hacer dos temas nuevos, pero bueno, los temas elegidos para el repertorio son buenos, así que la perrería musical de Vince Neil queda compensada.
Algunos por curiosidad y otros por verdadero interés y admiración, eran muchos los que estaban esperando el nuevo trabajo de Vince Neil, y más cuando antes de publicarlo éste ya llevó a cabo una gira de promoción por tierras latinoamericanas. Meses más tarde el disco salió a la venta y ¿qué nos encontramos?... Un disco compuesto por once temas de los cuales dos son nuevos y el resto versiones de otros artistas. Así es, después de quince años desde su último trabajo en solitario el tío Neil únicamente ha conseguido grabar dos temas nuevos que ni siquiera ha compuesto él y el resto son todo versiones de grupos como Cheap Trick, Sweet, Aerostmith, Sex Pistols, The Hollies, Scorpions, Credence Clearwater Revival, Elvis Presley, Elton John y ZZ Top. Vamos, que salvo Beatles, Stones y Led Zeppelin, el menda le ha pegado una fusilada general a todos los clásicos del rock and roll y se ha quedado tan ancho. Son buenos temas, todo hay que decirlo, pero vamos, que aquí lo que ha imperado ha sido la ley del mínimo esfuerzo está más que claro.
En cuanto a la calidad musical de las dos únicas canciones hasta el momento inéditas del disco, “Tattoos & Tequila” y “Another bad day”, no tengo absolutamente nada que objetar. El primero de ellos es un tema de claro corte hard rockero con ligeros toques industriales, y el segundo es una típica balada rock, ambos muy bien producidos por Marti Frederiksen y estupendamente instrumentados por Dana Strum (bajo), Jeff Blando (guitarra) y Zoltan Chaney (batería). En cuanto al resto de canciones, pues un poco lo mismo, todos han sido perfectamente ejecutados porque, la verdad sea dicha y ya sea fruto del estudio o no, Vince sigue conservando una voz magnífica con sus casi cincuenta años de edad.
Siendo justos tengo que decir que a mí me ha parecido un buen disco de hard rock americano, nada despreciable estando en pleno siglo XXI como estamos, pero un poco patillero, eso sí. No se puede estar tres lustros sin componer nada y cuando te decides únicamente conseguir hacer dos temas nuevos, pero bueno, los temas elegidos para el repertorio son buenos, así que la perrería musical de Vince Neil queda compensada.
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