
La gracia principal de la película es la confusión entre realidad y sueño que se genera en la mente de los protagonistas o incluso en la del propio espectador, llegando en algunos puntos a no quedar demasiado claro si lo que éste está viendo es la vida real de los personajes o uno de sus sueños. Además, un mundo tan complejo, abstracto e irreal como es el de los sueños, ofrece unas posibilidades ilimitadas al director en cuanto a la libre utilización de los efectos especiales. Tanto es así que lo mismo podemos ver una ciudad boca abajo que un tren circulando por la calle, que un montón de gente flotando por los pasillos de un hotel. Eso sí, todos ellos de una brillante calidad técnica.
Además de a Leonardo DiCaprio, que de ser un actor para adolescentes ha pasado a ganarse un nombre en el mundo del cine a base de buenos papeles y buenas interpretaciones como es el caso de ésta; en el amplio reparto de “Origen” tenemos ocasión de ver tanto a nuevas promesas del cine como Cillian Murphy, Joseph Gordon-Levitt o Ellen Page; como a curtidos actores de la talla de Ken Watanabe, Michael Caine, Tom Berenger o Pete Postlethwaite.
No sé si será una sensación general o si es que yo lo he querido ver así, pero por el dinamismo con el cual transcurre toda la trama, la banda sonora de Hans Zimmer y algunos de los actores que coincidieron en el reparto, a mí el estilo de “Origen” me ha recordado muchísimo al de las dos películas de Batman del mismo Chistopher Nolan.
Con la enorme repercusión mediática que está teniendo y las magníficas críticas que se está recibiendo, es más que probable que “Origen” sea nombrada película del año 2010 y que en la próxima edición de los Oscars ésta se lleve un buen puñado de ellos para casa.
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