Recién estrenada “Los Vengadores”, una de las películas de superhéroes del cómic más esperadas de los últimos tiempos, no quería verla sin antes haber visto las diferentes películas dedicadas a los personajes que componen este legendario grupo de héroes de Marvel. Así que habiendo visto hace tiempo “Capitán América” e “Iron Man”, decidí pasar por mi tienda habitual y hacerme con la película del Vengador que estéticamente más me ha gustado desde niño, pero posiblemente del que menos sabía acerca de su historia por no haber leído nunca uno de sus cómics. Me estoy refiriendo a Thor.
Como las antiguas historias de la mitología nórdica y germánica explican, Thor (Chris Hemsworth) es nada más y nada menos que el dios del trueno. Como el resto de dioses, Thor habita en el reino de Asgard gobernado por su padre Odín (Anthony Hopkins), dios de la guerra y dios principal de la mitología, con cuyos ejércitos a lo largo de la historia se han librado numerosas batallas contra las fuerzas oscuras con el fin de liberar del mal a los habitantes de la Tierra. Armado con su martillo arrojadizo Mjölnir, Thor posee un poder incalculable, pero su juventud, imprudencia y prepotencia, sumadas a una traición en el seno interno de la corte de Odín, hacen reavivar antiguas guerras en Asgard lo cual provoca que Odín castigue a su hijo despojándolo de su poder y desterrándolo a la Tierra para que éste aprenda una lección de humildad viviendo como un ser humano. Durante su destierro, Thor se topará con un grupo de investigadores liderado por la joven Jane Foster (Natalie Portman) que le ayudarán durante su estancia en la Tierra y con los cuales aprenderá valores tan humanos como la amistad y el amor. Y tras esta sinopsis tan blanca, neutra y meramente informativa, a continuación procederé a expresar lo que viene siendo mi humilde y subjetiva opinión sobre lo visto.
A lo largo de mi vida son muchas las películas de superhéroes que he visto, así que no me cuesta demasiado esfuerzo el darme cuenta de que posiblemente esta adaptación al cine de “Thor” llevada a cabo por Kenneth Branagh sea de las más flojas por decirlo de una forma suave. Con un argumento totalmente previsible y unos efectos especiales que no son nada fuera de lo normal, la única motivación que puede tener alguien para ver esta película es conocer un poco más sobre la historia del primer superhéroe con melenas de la historia del cómic. Nada más. La trama es sencilla, los diálogos facilones, las interpretaciones (también es verdad que los personajes así lo requieren) frías, los buenos muy buenos, los malos muy malos y los combates, que posiblemente sea lo único que puede llegar a salvar a una película de argumento regular, para nada espectaculares. En definitiva, “Thor” no tiene nada que pueda conseguir enganchar al espectador a la pantalla.
En cuanto a la recreación de los personajes, de la ciudad de Asgard y de todo lo que hace referencia a lo que es una adaptación al cómic, decir que no me gusta nada que Thor no lleve una de sus señas de identidad como es el casco, y que en ocasiones tanto color, tanto dorado, tanto cromado y tanta luz marea un poco. Sí, de acuerdo, los personajes son dioses y viven en palacios rodeados de luz y divinidad, pero tampoco creo que sea necesario abusar tanto del color dorado, porque en ocasiones uno no sabe si eso que está viendo es el palacio Valaskjálf del reino de Asgard o es cualquiera de los palacios del Jeque Mohamed bin Rashid Al Maktum de Dubai.
En fin, que si os gustan las películas de superhéroes en las que no sólo primen los efectos especiales y las historias fantásticas sino que también os gustan aquellas en las que haya algo de argumento y de transfondo, “Thor” no es vuestra película.
Como las antiguas historias de la mitología nórdica y germánica explican, Thor (Chris Hemsworth) es nada más y nada menos que el dios del trueno. Como el resto de dioses, Thor habita en el reino de Asgard gobernado por su padre Odín (Anthony Hopkins), dios de la guerra y dios principal de la mitología, con cuyos ejércitos a lo largo de la historia se han librado numerosas batallas contra las fuerzas oscuras con el fin de liberar del mal a los habitantes de la Tierra. Armado con su martillo arrojadizo Mjölnir, Thor posee un poder incalculable, pero su juventud, imprudencia y prepotencia, sumadas a una traición en el seno interno de la corte de Odín, hacen reavivar antiguas guerras en Asgard lo cual provoca que Odín castigue a su hijo despojándolo de su poder y desterrándolo a la Tierra para que éste aprenda una lección de humildad viviendo como un ser humano. Durante su destierro, Thor se topará con un grupo de investigadores liderado por la joven Jane Foster (Natalie Portman) que le ayudarán durante su estancia en la Tierra y con los cuales aprenderá valores tan humanos como la amistad y el amor. Y tras esta sinopsis tan blanca, neutra y meramente informativa, a continuación procederé a expresar lo que viene siendo mi humilde y subjetiva opinión sobre lo visto.
A lo largo de mi vida son muchas las películas de superhéroes que he visto, así que no me cuesta demasiado esfuerzo el darme cuenta de que posiblemente esta adaptación al cine de “Thor” llevada a cabo por Kenneth Branagh sea de las más flojas por decirlo de una forma suave. Con un argumento totalmente previsible y unos efectos especiales que no son nada fuera de lo normal, la única motivación que puede tener alguien para ver esta película es conocer un poco más sobre la historia del primer superhéroe con melenas de la historia del cómic. Nada más. La trama es sencilla, los diálogos facilones, las interpretaciones (también es verdad que los personajes así lo requieren) frías, los buenos muy buenos, los malos muy malos y los combates, que posiblemente sea lo único que puede llegar a salvar a una película de argumento regular, para nada espectaculares. En definitiva, “Thor” no tiene nada que pueda conseguir enganchar al espectador a la pantalla.
En cuanto a la recreación de los personajes, de la ciudad de Asgard y de todo lo que hace referencia a lo que es una adaptación al cómic, decir que no me gusta nada que Thor no lleve una de sus señas de identidad como es el casco, y que en ocasiones tanto color, tanto dorado, tanto cromado y tanta luz marea un poco. Sí, de acuerdo, los personajes son dioses y viven en palacios rodeados de luz y divinidad, pero tampoco creo que sea necesario abusar tanto del color dorado, porque en ocasiones uno no sabe si eso que está viendo es el palacio Valaskjálf del reino de Asgard o es cualquiera de los palacios del Jeque Mohamed bin Rashid Al Maktum de Dubai.
En fin, que si os gustan las películas de superhéroes en las que no sólo primen los efectos especiales y las historias fantásticas sino que también os gustan aquellas en las que haya algo de argumento y de transfondo, “Thor” no es vuestra película.
2 comentarios:
Hago la corrección , es Asgard , no Asgrad , saludos !
Bien visto... ;)
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