No sé cómo tengo cojones de reseñar esta película porque si la reseño quiere decir que la he visto. Seré sincero, no sólo la he visto sino que además la vi en el cine pagando por ello. Sé que no es excusa, pero he de decir para limpiar un poco mi imagen que fui a verla con amigos, en un ambiente distendido y festivo, con el único fin que pasar la tarde, y la verdad es que la cartelera en verano no daba muchas más opciones. El caso es que la vi y aquí estoy para contarlo.
La trama de la película es bien sencilla, mejor dicho, bien simple. María Álvarez (Penélope Cruz) es la hija de un humilde campesino mexicano cuyas tierras se encuentran bajo la jurisdicción del gran terrateniente Don Diego. Sara Sandoval (Salma Hayek) es la hija de Don Diego, criada y educada en Europa bajo todo tipo de costumbres y disciplinas de lo más civilizadas. Ambas cruzan sus vidas cuando se ven desposeídas por la fuerza de sus respectivos patrimonios, debido a un plan del gobierno de los Estados Unidos que pretende hacer pasar el ferrocarril por sus dominios. Sara y María deciden que la mejor forma de ayudar al pueblo oprimido y de recuperar lo que es suyo es robando bancos, consiguiendo así repartir entre sus gentes lo que antes les ha sido afanado, y de paso haciendo replantearse al gobierno de los Estados Unidos el paso del ferrocarril por sus tierras. Para este fin se verán obligadas a someterse a un duro entrenamiento bajo la tutela de un antiguo atracador de bancos retirado, el cual las convertirá en unas temidas y eficaces bandidas. Vamos, Robin Hood a la mexicana y con tetas.
Si el argumento es flojo, la puesta en escena aún lo es más. Penélope Cruz y Salma Hayek están la mar de estupendas, y el director ya se encarga de recordárnoslo con unos impresionantes primeros planos de las dos tomados de escote para arriba, pero la verdad es que ninguna de las dos aspiró al Oscar por su trabajo en esta película. También hay que reconocer que los papeles que interpretan tampoco dan para mucho. Mientras que Penélope Cruz da vida a una vulgar campesina sin modales, curtida en el arte de cabalgar y disparar; Salma Hayek encarna a una señorita educada y refinada que no ha tocado un arma en su vida, y que para conseguir sus objetivos confía más en la educación y en la palabra que en la violencia. Es precisamente esta incompatibilidad de caracteres la que dará origen a la mayoría de los gags supuestamente cómicos de la película, consistentes en las absurdas discusiones de un par de estúpidas adolescentes inmaduras. Por lo que respecta a los personajes secundarios, pues lo de siempre en una película de este tipo, los buenos son muy buenos y muy inteligentes, y los malos son muy malos y muy tontos, nada nuevo.
Si se ha de salvar algo de la película es la ambientación, vestuario, decorados, exteriores y recreación del México de hace un par de siglos. De todas formas, a estas alturas de la industria cinematográfica, tampoco debe de ser muy complicado ni muy caro hacer una película del Oeste y reconstruir un pueblo de la época con su “Saloon”, su “Drug Store”, su depósito de agua y su estación de ferrocarril con locomotora de vapor y todo. Únicamente hay un detalle de ambientación que me hace reflexionar… Si Penélope Cruz representa a una humilde campesina mexicana... ¿De dónde saca el Rimel que lleva en los ojos durante toda la película?...
No seré yo el que recomiende ver Bandidas, ahora bien, el que quiera ver como se asoman por encima del corsé las voluminosas glándulas mamarias de Salma Hayek, esta es su película.
La trama de la película es bien sencilla, mejor dicho, bien simple. María Álvarez (Penélope Cruz) es la hija de un humilde campesino mexicano cuyas tierras se encuentran bajo la jurisdicción del gran terrateniente Don Diego. Sara Sandoval (Salma Hayek) es la hija de Don Diego, criada y educada en Europa bajo todo tipo de costumbres y disciplinas de lo más civilizadas. Ambas cruzan sus vidas cuando se ven desposeídas por la fuerza de sus respectivos patrimonios, debido a un plan del gobierno de los Estados Unidos que pretende hacer pasar el ferrocarril por sus dominios. Sara y María deciden que la mejor forma de ayudar al pueblo oprimido y de recuperar lo que es suyo es robando bancos, consiguiendo así repartir entre sus gentes lo que antes les ha sido afanado, y de paso haciendo replantearse al gobierno de los Estados Unidos el paso del ferrocarril por sus tierras. Para este fin se verán obligadas a someterse a un duro entrenamiento bajo la tutela de un antiguo atracador de bancos retirado, el cual las convertirá en unas temidas y eficaces bandidas. Vamos, Robin Hood a la mexicana y con tetas.
Si el argumento es flojo, la puesta en escena aún lo es más. Penélope Cruz y Salma Hayek están la mar de estupendas, y el director ya se encarga de recordárnoslo con unos impresionantes primeros planos de las dos tomados de escote para arriba, pero la verdad es que ninguna de las dos aspiró al Oscar por su trabajo en esta película. También hay que reconocer que los papeles que interpretan tampoco dan para mucho. Mientras que Penélope Cruz da vida a una vulgar campesina sin modales, curtida en el arte de cabalgar y disparar; Salma Hayek encarna a una señorita educada y refinada que no ha tocado un arma en su vida, y que para conseguir sus objetivos confía más en la educación y en la palabra que en la violencia. Es precisamente esta incompatibilidad de caracteres la que dará origen a la mayoría de los gags supuestamente cómicos de la película, consistentes en las absurdas discusiones de un par de estúpidas adolescentes inmaduras. Por lo que respecta a los personajes secundarios, pues lo de siempre en una película de este tipo, los buenos son muy buenos y muy inteligentes, y los malos son muy malos y muy tontos, nada nuevo.
Si se ha de salvar algo de la película es la ambientación, vestuario, decorados, exteriores y recreación del México de hace un par de siglos. De todas formas, a estas alturas de la industria cinematográfica, tampoco debe de ser muy complicado ni muy caro hacer una película del Oeste y reconstruir un pueblo de la época con su “Saloon”, su “Drug Store”, su depósito de agua y su estación de ferrocarril con locomotora de vapor y todo. Únicamente hay un detalle de ambientación que me hace reflexionar… Si Penélope Cruz representa a una humilde campesina mexicana... ¿De dónde saca el Rimel que lleva en los ojos durante toda la película?...
No seré yo el que recomiende ver Bandidas, ahora bien, el que quiera ver como se asoman por encima del corsé las voluminosas glándulas mamarias de Salma Hayek, esta es su película.
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