Ha costado pero ya tenemos aquí el tan esperado segundo disco de Velvet Revolver, posiblemente la banda más mediática del rock americano. Algunos empezamos a ver al fantasma de Axl Rose cuando Velvet Revolver cayeron del cartel del festival “Monsters of Rock” celebrado en Zaragoza el pasado mes de Junio y cuando la publicación de su disco se pospuso unos cuantos meses, pero finalmente ya está en el mercado el segundo larga duración de la banda formada por Scott Weiland, Slash, Duff McKagan, Matt Sorum y Dave Kushner.
Fuimos muchos los que, conociendo el potencial de los músicos que componen Velvet Revolver (¡ojo, que digo músicos!), no quedamos demasiado satisfechos con “Contraband”, su primer álbum, y esperábamos como agua de mayo este segundo disco para comprobar si se había producido algún cambio. La verdad es que los cambios han sido más bien pocos aunque haberlos los ha habido. Si “Contraband” sonaba a Stone Temple Pilots que mataba, “Libertad” suena algo menos grunge y un poco más rockanrolero, pero continúa teniendo ese puntillo machacón que caracterizaba a la anterior banda de Scott Weiland. Tanto es así que si no nos dicen que tocan tres ex-miembros de Guns N’ Roses ni nos enteramos por lo que a estilo musical se refiere.
En “Libertad” las guitarras rítmicas y el bajo suenan un poco más a instrumentos de cuerda y un poco menos a instrumentos de percusión como ocurría en “Contraband”, aunque no por ello sus temas han perdido esa contundencia en los ritmos ya característica de Velvet Revolver. Dicha contundencia se ve reflejada en temas como “She mine”, “Get out the door”, “For a brother” o “Spy”. Está claro que con el cambio de productor el grupo ha ganado en cuanto a limpieza y claridad del sonido de las guitarras y de la voz, en esta ocasión menos tratada digitalmente, pero a nivel compositivo Velvet Revolver continúan en su línea de hacer temas muy básicos, pesados y repetitivos, adornados con algún solo de guitarra de esos que Slash se saca de su chistera (nunca mejor dicho) para convertir en aceptable cualquier tema por malo que sea.
Cabría destacar algunas canciones como “Let it roll” con la que se abre el disco, “Builds quick machine”, “The last fight”, “American man” con sonido de castañuelas incluido, el homenaje a la esposa de Weiland “Mary, Mary” o “Just sixteen”, que sin matar demasiado se dejan escuchar. En esta ocasión también se cumple el cupo de las dos baladas de rigor con la versión del tema de la Electric Light Orchestra “Can’t get it out of my head” y con “Gravedancer”, esta última excesivamente parecida a “Fall to pieces”, tema publicado en su anterior disco.
En mi opinión el talento de Slash está totalmente desaprovechado dentro de este grupo. Quizás sea un virtuoso como arreglista de temas compuestos por otros, pero este estilo en el que ha entrado no le pega a un músico hard rockero con sangre de bluesman como él, cuyas máximas influencias son Jimmy Page, Jimi Hendrix o Joe Perry. El hecho de dejarse dominar de esta forma dice muy poco a favor de su capacidad de liderazgo y su peso dentro de Velvet Revolver.
En cuanto a la voz, pues es la que hay. Scott Weiland nos gustará más o nos gustará menos, podrá gritar más o podrá gritar menos, podrá arreglarse digitalmente la voz más o podrá hacerlo menos, pero a un cantante monorregistro y con voz de cazalla como él no se le pueden pedir grandes resultados más allá de que no desafine (que conociéndolo no es poco).
En resumidas cuentas, “Libertad” es un disco muy normal que si no fuera Slash el que toca la guitarra muchos ni nos pararíamos a escuchar.
Fuimos muchos los que, conociendo el potencial de los músicos que componen Velvet Revolver (¡ojo, que digo músicos!), no quedamos demasiado satisfechos con “Contraband”, su primer álbum, y esperábamos como agua de mayo este segundo disco para comprobar si se había producido algún cambio. La verdad es que los cambios han sido más bien pocos aunque haberlos los ha habido. Si “Contraband” sonaba a Stone Temple Pilots que mataba, “Libertad” suena algo menos grunge y un poco más rockanrolero, pero continúa teniendo ese puntillo machacón que caracterizaba a la anterior banda de Scott Weiland. Tanto es así que si no nos dicen que tocan tres ex-miembros de Guns N’ Roses ni nos enteramos por lo que a estilo musical se refiere.
En “Libertad” las guitarras rítmicas y el bajo suenan un poco más a instrumentos de cuerda y un poco menos a instrumentos de percusión como ocurría en “Contraband”, aunque no por ello sus temas han perdido esa contundencia en los ritmos ya característica de Velvet Revolver. Dicha contundencia se ve reflejada en temas como “She mine”, “Get out the door”, “For a brother” o “Spy”. Está claro que con el cambio de productor el grupo ha ganado en cuanto a limpieza y claridad del sonido de las guitarras y de la voz, en esta ocasión menos tratada digitalmente, pero a nivel compositivo Velvet Revolver continúan en su línea de hacer temas muy básicos, pesados y repetitivos, adornados con algún solo de guitarra de esos que Slash se saca de su chistera (nunca mejor dicho) para convertir en aceptable cualquier tema por malo que sea.
Cabría destacar algunas canciones como “Let it roll” con la que se abre el disco, “Builds quick machine”, “The last fight”, “American man” con sonido de castañuelas incluido, el homenaje a la esposa de Weiland “Mary, Mary” o “Just sixteen”, que sin matar demasiado se dejan escuchar. En esta ocasión también se cumple el cupo de las dos baladas de rigor con la versión del tema de la Electric Light Orchestra “Can’t get it out of my head” y con “Gravedancer”, esta última excesivamente parecida a “Fall to pieces”, tema publicado en su anterior disco.
En mi opinión el talento de Slash está totalmente desaprovechado dentro de este grupo. Quizás sea un virtuoso como arreglista de temas compuestos por otros, pero este estilo en el que ha entrado no le pega a un músico hard rockero con sangre de bluesman como él, cuyas máximas influencias son Jimmy Page, Jimi Hendrix o Joe Perry. El hecho de dejarse dominar de esta forma dice muy poco a favor de su capacidad de liderazgo y su peso dentro de Velvet Revolver.
En cuanto a la voz, pues es la que hay. Scott Weiland nos gustará más o nos gustará menos, podrá gritar más o podrá gritar menos, podrá arreglarse digitalmente la voz más o podrá hacerlo menos, pero a un cantante monorregistro y con voz de cazalla como él no se le pueden pedir grandes resultados más allá de que no desafine (que conociéndolo no es poco).
En resumidas cuentas, “Libertad” es un disco muy normal que si no fuera Slash el que toca la guitarra muchos ni nos pararíamos a escuchar.
2 comentarios:
No he escuchado el disco, dime qué tal suena la versión de mi admiradísimo Jeff Lyne y su ELO.
Estoy saturado ya de tanto rock y ahora he retomado la ópera que la tengo abandonada desde hace algunos años. Encontrar los libretos de ópera en internet ha sido todo un hallazgo.
Pues a mí me gusta mucho más la versión de Velvet Revolver que la de la ELO (me refiero a la Electric Light Orchestra, no a la chica el Murcia). Todos los arreglos de violines enlatados que parecen de organillo MIDI de la original han sido reemplazados por punteos de guitarra de Slash, con lo cual suena cojonuda. Escúchala y me cuentas.
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