A falta de pan, buenas son tortas
Hoy en día, en el mundo del rock está todo inventado. Aunque muy de vez en cuando nos llevemos alguna sorpresa más o menos agradable con alguna novedad, a los que amamos este género nos cuesta verdaderos esfuerzos encontrar una banda que nos enganche, que nos haga vibrar o que nos aporte algo que no hayamos visto o escuchado con anterioridad en sus más de cincuenta años de historia. Entretanto, siempre nos queda la posibilidad de escuchar los discos clásicos de las bandas de toda la vida o revisar los nuevos DVD’s con imágenes inéditas de los artistas que, por H o por B, jamás volveremos a ver en directo.
Para paliar esta carencia de originalidad y esta imposibilidad de vivir de la música sin capacidad creativa ni ideas innovadoras, en los últimos años está surgiendo en España el fenómeno de las bandas tributo, bandas “cover” o bandas “clon” (llámense como se quiera). Las bandas “clon” son grupos musicales que reproducen en directo y con la máxima fidelidad posible, tanto el repertorio como la estética y estilismo de las bandas clásicas de la historia del rock. El pasado día 26 de Abril tuve la ocasión de asistir a la Sala Bikini de Barcelona para presenciar el denominado “Clon Festival”, un concierto múltiple en el que varios de los mejores grupos tributo españoles compartieron escenario para rendir homenaje a algunas de las bandas más legendarias del rock. Fueron tres horas de nostalgia y música en directo que verdaderamente valieron mucho la pena por los 15 Euros que costaba la entrada, claro.
La noche comenzó con la “jam” acústica de Crazy Horse, un tipo vestido con camisa de leñador, botas de montaña y pantalones vaqueros, que sin levantarse del taburete y con el simple acompañamiento de una guitarra acústica, una armónica y su gran voz, interpretó algunos de los clásicos de Neil Young. Fue un inició tranquilo en comparación con lo que estaba por llegar. Acto seguido, uno de los responsables de Beba 33, la empresa organizadora del evento, solicitaba a los asistentes que se aproximaran al escenario para recibir a The Other Doors, una de las mejores bandas del evento que reprodujeron cuatro de los temas más emblemáticos de la banda de Jim Morrison como “Light my fire”, “Break on through”, “Roadhouse blues” y “Gloria”. Su cantante, ataviado con camiseta negra, pantalones de cuero negro y cinturón de chapas metálicas, más que a Jim Morrison parecía al que se comió a Jim Morrison porque cantaba, vestía y peinaba igual que Jim Morrison pero con 70 Kilos más que él. Si no fuera por esto y por sus lamentables contoneos y sus torpes danzas indias, podría decirse que musicalmente The Other Doors es una de las más dignas bandas tributo estatales y he de reconocer que su actuación se hizo bastante corta.
Los siguientes en subir al escenario fueron Aladdin Spiders, uno de los grupos menos clónicos y más humildes de todo el concierto. Ni el aspecto de su líder ni la interpretación de los temas eran totalmente fieles a los de David Bowie, artista al que tributan, pero por el simple hecho de personalizar tanto canciones como “Starman” o “Space Oddity”, hicieron que este grupo fuera de los que más interés me despertaron, especialmente por el virtuosísimo bajista que llevaban en la formación. Tras la actuación de Aladdin Spiders, Óscar Barón, conocido en el ambiente de los grupos clónicos por su interpretación de temas de Elvis Presley junto a la banda Scarelvis Band, subía al escenario para presentar a Abbey Road, la banda tributo a los Beatles más conocida y de mayor nivel del panorama nacional en lo que a bandas tributo se refiere.
Si Aladdin Spiders podría definirse como un grupo escénicamente discreto (vestuario normal de andar por la calle, instrumentos no excesivamente caros, bajo despliegue de medios en general y dominio escénico bastante pobre), Abbey Road son precisamente todo lo contrario. Su caracterización de la banda de Liverpool es excepcional y realmente dan sentido a la palabra “clon” cuando nos queremos referir a un grupo tributo. Además de tocar instrumentos idénticos a los originales de los Beatles, para esta ocasión Abbey Road salieron a escena vestidos con trajes grises de paño y portando unas pelucas “yeyés” prácticamente iguales a los peinados que los propios Beatles lucían durante sus primeros años. Pero Abbey Road no es únicamente un grupo clónico estilísticamente hablando, también bordan sus canciones con una perfección exquisita. Aquella noche interpretaron únicamente “I want to hold your hand”, “All my living” y “Taxman”, finalizando su actuación con una versión de “Blue suede shoes” de Elvis Presley con Óscar Barón en la voz. La puesta en escena de Abbey Road fue de las de más calidad y se hizo muy patente que se trata de una de las bandas tributo con más recorrido de todas las que intervinieron en todo el festival.
Y sin bajar el nivel ni lo más mínimo, los siguientes artistas en ocupar el escenario fueron Smoking Stones, como cualquiera podrá imaginarse por su nombre, grupo tributo a los Rolling Stones. Al igual que Abbey Road, Smoking Stones es también de los mejores y más populares grupos “cover” españoles y sin duda alguna los que más revolucionaron la sala Bikini en el poco tiempo que estuvieron actuando. Su cantante no sólo es la viva imagen de Mick Jagger sino que canta, se mueve y gesticula exactamente igual que él. Por lo que respecta al resto de la banda, sin estar tan mimetizados con los Stones originales como su vocalista, demostraron ser todos unos intérpretes excepcionales durante su corta pero intensa actuación. Lamentablemente sólo tuvieron tiempo de interpretar “Jumping Jack Flash”, “Brown sugar” y “I can’t get no (Satisfaction)” antes de retirarse para dar paso a la recta final del espectáculo.
Pese a llamarse “Clon Festival” y estar concebido como un concierto múltiple de diversas bandas tributo a las leyendas del rock & roll, en los carteles promocionales del evento y en los puntos de venta de localidades podían verse claramente diferenciados dos grupos por encima de los demás. En algunos de ellos incluso Crazy Horse, The Other Doors, Aladdin Spiders, Abbey Road y Smoking Stones fueron presentados como artistas invitados del concierto de The Kozmic Band y Crazy Diamond, grupos tributo de Janis Joplin y Pink Floyd respectivamente. Precisamente estos dos fueron los siguientes grupos en desfilar por el escenario de la Sala Bikini.
Por lo que respecta a la actuación de The Kozmic Band, decir que a mí fue la que más me impresionó de todas. Tanto su cantante como el resto de la banda, músicos maduros y aparentemente bastante curtidos en esto de tocar rock & roll, desplegaron los temas clásicos de Janis Joplin con tal maestría y tal entrega que cualquiera que cerrara los ojos durante unos instantes prácticamente podía viajar en el tiempo hasta finales de los años 60. Resulta complicado ni tan siquiera intentar imitar la voz de Janis Joplin, pero lo cierto es que la líder de The Kozmic Band, con su chaleco de lentejuelas, sus gafas redondas, sus plumas azules en la cabeza y su atronadora voz, es totalmente capaz de hacerlo sin hacer rechinar los dientes de ningún purista.
Y finalmente, los encargados de cerrar el espectáculo fueron Crazy Diamond homenajeando a los londinenses Pink Floyd. Supongo que será porque en lo últimos años he visto y escuchado infinidad de bandas tributo a Pink Floyd e incluso al mismísimo Roger Waters en directo, pero un fan de David Gilmour, Roger Waters y compañía como lo soy yo, he de decir que con Crazy Diamond me aburrí soberanamente. Si bien es cierto que los chavales, todos muy jóvenes, defendieron el repertorio compuesto por “Breath in the air”, “Money”, “Shine on your crazy diamond”, “Wish you were here” y “Comfortably numb” de forma bastante óptima técnicamente hablando, a mí personalmente no me aportaron nada que no me aporten The Pink Tones, Gonzalo Valdivia y su The Wall Performance y ni mucho menos The Autralian Pink Floyd. Crazy Diamond son muy buenos músicos pero, sinceramente, considero que deberían darle un poco más de importancia a crearse una buena “performace” sobre el escenario si quieren dedicarse a esto de los homenajes a Pink Floyd. Además, desde aquí también me gustaría recomendar a su guitarrista principal que vendiera su Ibanez y se comprara una Fender Stratocaster porque hace daño a los ojos y a los oídos escuchar el solo de “Comfortably numb” tocado con una Ibanez.
Y eso fue todo lo que dio de sí el “Clon Festival” del 2008, un evento curioso y divertido aunque, analizándolo fríamente, absolutamente nulo en lo que a creatividad artística se refiere.
Hoy en día, en el mundo del rock está todo inventado. Aunque muy de vez en cuando nos llevemos alguna sorpresa más o menos agradable con alguna novedad, a los que amamos este género nos cuesta verdaderos esfuerzos encontrar una banda que nos enganche, que nos haga vibrar o que nos aporte algo que no hayamos visto o escuchado con anterioridad en sus más de cincuenta años de historia. Entretanto, siempre nos queda la posibilidad de escuchar los discos clásicos de las bandas de toda la vida o revisar los nuevos DVD’s con imágenes inéditas de los artistas que, por H o por B, jamás volveremos a ver en directo.
Para paliar esta carencia de originalidad y esta imposibilidad de vivir de la música sin capacidad creativa ni ideas innovadoras, en los últimos años está surgiendo en España el fenómeno de las bandas tributo, bandas “cover” o bandas “clon” (llámense como se quiera). Las bandas “clon” son grupos musicales que reproducen en directo y con la máxima fidelidad posible, tanto el repertorio como la estética y estilismo de las bandas clásicas de la historia del rock. El pasado día 26 de Abril tuve la ocasión de asistir a la Sala Bikini de Barcelona para presenciar el denominado “Clon Festival”, un concierto múltiple en el que varios de los mejores grupos tributo españoles compartieron escenario para rendir homenaje a algunas de las bandas más legendarias del rock. Fueron tres horas de nostalgia y música en directo que verdaderamente valieron mucho la pena por los 15 Euros que costaba la entrada, claro.
La noche comenzó con la “jam” acústica de Crazy Horse, un tipo vestido con camisa de leñador, botas de montaña y pantalones vaqueros, que sin levantarse del taburete y con el simple acompañamiento de una guitarra acústica, una armónica y su gran voz, interpretó algunos de los clásicos de Neil Young. Fue un inició tranquilo en comparación con lo que estaba por llegar. Acto seguido, uno de los responsables de Beba 33, la empresa organizadora del evento, solicitaba a los asistentes que se aproximaran al escenario para recibir a The Other Doors, una de las mejores bandas del evento que reprodujeron cuatro de los temas más emblemáticos de la banda de Jim Morrison como “Light my fire”, “Break on through”, “Roadhouse blues” y “Gloria”. Su cantante, ataviado con camiseta negra, pantalones de cuero negro y cinturón de chapas metálicas, más que a Jim Morrison parecía al que se comió a Jim Morrison porque cantaba, vestía y peinaba igual que Jim Morrison pero con 70 Kilos más que él. Si no fuera por esto y por sus lamentables contoneos y sus torpes danzas indias, podría decirse que musicalmente The Other Doors es una de las más dignas bandas tributo estatales y he de reconocer que su actuación se hizo bastante corta.
Los siguientes en subir al escenario fueron Aladdin Spiders, uno de los grupos menos clónicos y más humildes de todo el concierto. Ni el aspecto de su líder ni la interpretación de los temas eran totalmente fieles a los de David Bowie, artista al que tributan, pero por el simple hecho de personalizar tanto canciones como “Starman” o “Space Oddity”, hicieron que este grupo fuera de los que más interés me despertaron, especialmente por el virtuosísimo bajista que llevaban en la formación. Tras la actuación de Aladdin Spiders, Óscar Barón, conocido en el ambiente de los grupos clónicos por su interpretación de temas de Elvis Presley junto a la banda Scarelvis Band, subía al escenario para presentar a Abbey Road, la banda tributo a los Beatles más conocida y de mayor nivel del panorama nacional en lo que a bandas tributo se refiere.
Si Aladdin Spiders podría definirse como un grupo escénicamente discreto (vestuario normal de andar por la calle, instrumentos no excesivamente caros, bajo despliegue de medios en general y dominio escénico bastante pobre), Abbey Road son precisamente todo lo contrario. Su caracterización de la banda de Liverpool es excepcional y realmente dan sentido a la palabra “clon” cuando nos queremos referir a un grupo tributo. Además de tocar instrumentos idénticos a los originales de los Beatles, para esta ocasión Abbey Road salieron a escena vestidos con trajes grises de paño y portando unas pelucas “yeyés” prácticamente iguales a los peinados que los propios Beatles lucían durante sus primeros años. Pero Abbey Road no es únicamente un grupo clónico estilísticamente hablando, también bordan sus canciones con una perfección exquisita. Aquella noche interpretaron únicamente “I want to hold your hand”, “All my living” y “Taxman”, finalizando su actuación con una versión de “Blue suede shoes” de Elvis Presley con Óscar Barón en la voz. La puesta en escena de Abbey Road fue de las de más calidad y se hizo muy patente que se trata de una de las bandas tributo con más recorrido de todas las que intervinieron en todo el festival.
Y sin bajar el nivel ni lo más mínimo, los siguientes artistas en ocupar el escenario fueron Smoking Stones, como cualquiera podrá imaginarse por su nombre, grupo tributo a los Rolling Stones. Al igual que Abbey Road, Smoking Stones es también de los mejores y más populares grupos “cover” españoles y sin duda alguna los que más revolucionaron la sala Bikini en el poco tiempo que estuvieron actuando. Su cantante no sólo es la viva imagen de Mick Jagger sino que canta, se mueve y gesticula exactamente igual que él. Por lo que respecta al resto de la banda, sin estar tan mimetizados con los Stones originales como su vocalista, demostraron ser todos unos intérpretes excepcionales durante su corta pero intensa actuación. Lamentablemente sólo tuvieron tiempo de interpretar “Jumping Jack Flash”, “Brown sugar” y “I can’t get no (Satisfaction)” antes de retirarse para dar paso a la recta final del espectáculo.
Pese a llamarse “Clon Festival” y estar concebido como un concierto múltiple de diversas bandas tributo a las leyendas del rock & roll, en los carteles promocionales del evento y en los puntos de venta de localidades podían verse claramente diferenciados dos grupos por encima de los demás. En algunos de ellos incluso Crazy Horse, The Other Doors, Aladdin Spiders, Abbey Road y Smoking Stones fueron presentados como artistas invitados del concierto de The Kozmic Band y Crazy Diamond, grupos tributo de Janis Joplin y Pink Floyd respectivamente. Precisamente estos dos fueron los siguientes grupos en desfilar por el escenario de la Sala Bikini.
Por lo que respecta a la actuación de The Kozmic Band, decir que a mí fue la que más me impresionó de todas. Tanto su cantante como el resto de la banda, músicos maduros y aparentemente bastante curtidos en esto de tocar rock & roll, desplegaron los temas clásicos de Janis Joplin con tal maestría y tal entrega que cualquiera que cerrara los ojos durante unos instantes prácticamente podía viajar en el tiempo hasta finales de los años 60. Resulta complicado ni tan siquiera intentar imitar la voz de Janis Joplin, pero lo cierto es que la líder de The Kozmic Band, con su chaleco de lentejuelas, sus gafas redondas, sus plumas azules en la cabeza y su atronadora voz, es totalmente capaz de hacerlo sin hacer rechinar los dientes de ningún purista.
Y finalmente, los encargados de cerrar el espectáculo fueron Crazy Diamond homenajeando a los londinenses Pink Floyd. Supongo que será porque en lo últimos años he visto y escuchado infinidad de bandas tributo a Pink Floyd e incluso al mismísimo Roger Waters en directo, pero un fan de David Gilmour, Roger Waters y compañía como lo soy yo, he de decir que con Crazy Diamond me aburrí soberanamente. Si bien es cierto que los chavales, todos muy jóvenes, defendieron el repertorio compuesto por “Breath in the air”, “Money”, “Shine on your crazy diamond”, “Wish you were here” y “Comfortably numb” de forma bastante óptima técnicamente hablando, a mí personalmente no me aportaron nada que no me aporten The Pink Tones, Gonzalo Valdivia y su The Wall Performance y ni mucho menos The Autralian Pink Floyd. Crazy Diamond son muy buenos músicos pero, sinceramente, considero que deberían darle un poco más de importancia a crearse una buena “performace” sobre el escenario si quieren dedicarse a esto de los homenajes a Pink Floyd. Además, desde aquí también me gustaría recomendar a su guitarrista principal que vendiera su Ibanez y se comprara una Fender Stratocaster porque hace daño a los ojos y a los oídos escuchar el solo de “Comfortably numb” tocado con una Ibanez.
Y eso fue todo lo que dio de sí el “Clon Festival” del 2008, un evento curioso y divertido aunque, analizándolo fríamente, absolutamente nulo en lo que a creatividad artística se refiere.
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