Seis años después de la publicación de su anterior disco de estudio, Extremoduro vuelven a la actualidad musical y en menos de dos meses sacan al mercado un nuevo álbum y se recorren media España en una exitosa gira de conciertos. Ha sido un regreso fugaz pero muy esperado que no ha defraudado ni a seguidores de la banda ni a la prensa especializada.
Hay que reconocer que con “Yo, minoría absoluta”, publicado en el año 2002, Robe Iniesta, Iñaki “Uoho” Antón y compañía se pusieron el listón muy alto. Temas como “A fuego”, “Stand by”, “Puta” o “La vereda de la puerta de atrás” hicieron de aquel disco uno de los mejores de la carrera de Extremoduro, y tantos años de inactividad de la formación sumados al nacimiento de “Los inconscientes”, el proyecto en solitario de “Uoho”, hacían sospechar que a Extremoduro (o más concretamente a Robe) se le había secado la tomatera de la inspiración y que tardaría mucho en reaparecer. Finalmente fue anunciada la tan esperada publicación de un nuevo disco y, aunque ésta se demoró y se pospuso varios meses, finalmente ya podemos escucharlo.
Bajo el título de “La ley innata” y con la frase de Cicerón “Ciertamente existe una ley no escrita, de acuerdo con la naturaleza, conocida por todos, constante y sempiterna… A esta ley no es lícito agregarle ni derogarle nada, ni tampoco eliminarla por completo” escrita en latín sobre el dibujo “Anatomía” de Leonardo Da Vinci en la portada; Extremoduro nos presentan un disco conceptual, de unos tres cuartos de hora de duración y compuesto por seis pistas consecutivas sin espacio de separación entre ellas. Como si de un disco de Pink Floyd, Dream Theater o de cualquier grupo de rock progresivo se tratase, “La ley innata” es de esos trabajos discográficos que parecen estar compuestos por un único tema en el que sólo existe una temática y donde se van repitiendo versos, melodías y fraseos de guitarra a lo largo de todos los temas. Ya hicieron algo parecido en 1995 con “Pedrá” pero en esta ocasión se nota que todo está más trabajado y que los detalles, tanto musicales como líricos o de producción, han sido mucho mejor cuidados.
En cuanto a la temática, “La ley innata” básicamente es un disco de desamor, un disco triste que tiene toda la pinta de ser la narración en primera persona del final de una relación sentimental y de la consiguiente decadencia emocional de la parte peor parada de la historia. Todo el disco transmite los diferentes sentimientos y cambios de estado anímico de su protagonista, pasando de la felicidad del principio, a la incredulidad y la rabia general, para acabar en tristeza y resignación al final.
No soy un gran admirador de Extremoduro ni de esa voz de perro con faringitis que tiene el Robe Iniesta pero sí soy bastante buen conocedor de toda su obra, por eso puedo decir que “La ley innata” quizás sea de lejos uno de los tres mejores discos de la discografía del grupo y a lo mejor me quedo corto.
Hay que reconocer que con “Yo, minoría absoluta”, publicado en el año 2002, Robe Iniesta, Iñaki “Uoho” Antón y compañía se pusieron el listón muy alto. Temas como “A fuego”, “Stand by”, “Puta” o “La vereda de la puerta de atrás” hicieron de aquel disco uno de los mejores de la carrera de Extremoduro, y tantos años de inactividad de la formación sumados al nacimiento de “Los inconscientes”, el proyecto en solitario de “Uoho”, hacían sospechar que a Extremoduro (o más concretamente a Robe) se le había secado la tomatera de la inspiración y que tardaría mucho en reaparecer. Finalmente fue anunciada la tan esperada publicación de un nuevo disco y, aunque ésta se demoró y se pospuso varios meses, finalmente ya podemos escucharlo.
Bajo el título de “La ley innata” y con la frase de Cicerón “Ciertamente existe una ley no escrita, de acuerdo con la naturaleza, conocida por todos, constante y sempiterna… A esta ley no es lícito agregarle ni derogarle nada, ni tampoco eliminarla por completo” escrita en latín sobre el dibujo “Anatomía” de Leonardo Da Vinci en la portada; Extremoduro nos presentan un disco conceptual, de unos tres cuartos de hora de duración y compuesto por seis pistas consecutivas sin espacio de separación entre ellas. Como si de un disco de Pink Floyd, Dream Theater o de cualquier grupo de rock progresivo se tratase, “La ley innata” es de esos trabajos discográficos que parecen estar compuestos por un único tema en el que sólo existe una temática y donde se van repitiendo versos, melodías y fraseos de guitarra a lo largo de todos los temas. Ya hicieron algo parecido en 1995 con “Pedrá” pero en esta ocasión se nota que todo está más trabajado y que los detalles, tanto musicales como líricos o de producción, han sido mucho mejor cuidados.
En cuanto a la temática, “La ley innata” básicamente es un disco de desamor, un disco triste que tiene toda la pinta de ser la narración en primera persona del final de una relación sentimental y de la consiguiente decadencia emocional de la parte peor parada de la historia. Todo el disco transmite los diferentes sentimientos y cambios de estado anímico de su protagonista, pasando de la felicidad del principio, a la incredulidad y la rabia general, para acabar en tristeza y resignación al final.
No soy un gran admirador de Extremoduro ni de esa voz de perro con faringitis que tiene el Robe Iniesta pero sí soy bastante buen conocedor de toda su obra, por eso puedo decir que “La ley innata” quizás sea de lejos uno de los tres mejores discos de la discografía del grupo y a lo mejor me quedo corto.
1 comentario:
gracias, esque soy muy malo para la poesia i no entiendo de k abla a veces :P
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