Como ya he comentado alguna que otra vez, me gusta acercarme periódicamente a las grandes superficies comerciales y rebuscar en las estanterías de la sección de música a la caza de posibles ofertas, gangas y baratijas. Si hace un par de meses me topé con el fantástico DVD de Keith Richards y los X-pensive Winos a un precio de los llamados “anti-crisis”, este mes he encontrado este doble CD y DVD de David Gilmour, como bien indica en la pegatina que viene pegada en la portada, voz y guitarra de Pink Floyd. Cuando uno ve a Roger Waters y a David Gilmour (los dos líderes de Pink Floyd) en la actualidad, lo primero que piensa es que el tiempo no ha sido igualmente justo para el uno que para el otro. Mientras que Roger Waters conserva su espesa melena, su constitución atlética y su vitalidad y ganas de cambiar el mundo en cada una de sus intervenciones públicas; David Gilmour parece el típico inglés jubilado que viene a pasar sus vacaciones a Lloret de Mar, calvo y gordo, nada parecido a lo que todos nos imaginamos cuando pensamos en una leyenda del rock. Esta impresión cambia por completo cuando lo escuchamos tocar en directo en este “Live in Gdánsk”, donde queda patente que, independientemente de su físico, la creatividad, el talento y la magnífica forma de tocar en directo del bueno de Gilmour permanecen totalmente intactas.
“Live in Gdánsk” es la grabación en directo del último concierto de la gira “On an island” de David Gilmour celebrado el 26 de Agosto de 2006 en la localidad polaca de Gdánsk. Para esta cita Gilmour contó con un fabuloso elenco de músicos donde destaca la presencia de Rick Wright (teclista y uno de los miembros fundadores de Pink Floyd) en los coros y los teclados, Phil Manzanera (guitarra de Roxy Music y productor de grandes bandas del rock) en la guitarra y Dick Parry (histórico colaborador de Pink Floyd) en el saxofón. Además, también cuenta con Guy Pratt en el bajo, Jon Carin en los teclados, guitarras y coros, Steve Di Stanislao en la batería y, quizás el elemento diferenciador de este concierto que todavía hace más grande y espectacular la puesta en escena del repertorio, la Polish Baltic Philharmonic Orchestra dirigida por Zbigniew Preisner y por Leszek Możdżer en el piano. Si bien es cierto que todos los miembros de la banda son a cual mejor (algunos ya integraron la formación de los conciertos de la última etapa de Pink Floyd sin Roger Waters), es especialmente emotivo ver y escuchar al difunto Rick Wright en la que fuera su última actuación en directo registrada antes de su fallecimiento en 2008, una semana antes de la publicación de este disco.
Centrándonos en la parte audio del “pack”, decir que el “set-list” del concierto es sencillamente inmejorable. Evidentemente es un disco en directo de David Gilmour en solitario y en él interpreta todos los temas de “On an island”, su último disco de estudio, pero el hecho de abrir con “Speak to me”, “Breathe”, “Time” y “Breathe (Reprise)”, los cuatro temas que abren el mítico álbum de Pink Floyd “Dark side of the moon”, con una voz espectacular y unas guitarras “made in Gilmour” que nada tienen que envidiar a las de las grabaciones de los años 70’s de la banda, hacen que inmediatamente el oyente se enganche por completo al disco. A partir de aquí, el primer CD continúa con todos los temas del álbum “On an island” interpretados en directo, entre los cuales destacan momentos como la puesta en escena de “Red sky at night” o “Then I close my eyes” con Gilmour en el saxofón y en el banjo respectivamente. El segundo CD contiene una recopilación de temas de todas las épocas de Pink Floyd como “Shine on you crazy diamond”, “Astronomy domine”, “Fat old sun”, “High hopes”, “Echoes”, “Wish you were here”, “A dreat day for freedom” y “Comfortably numb”.
Por lo que respecta al DVD, tiene el inconveniente de no contener el concierto íntegro. Así pues, pasajes tan importantes dentro del disco como son el inicio del “Dark side of the moon” o los temas “Shine on your crazy diamond” y “Wish you were here” se han quedado inexplicablemente fuera del DVD. Al margen de esto, es realmente asombroso ver como una banda de viejetes como David Gilmour, Rick Wright, Phil Manzanera o Dick Parry pueden llevar a cabo un show como este y enganchar de esa manera a los cincuenta mil espectadores que asistieron al concierto. Visualmente no es que sea algo descomunal porque, ni cuando estaba en Pink Floyd, David Gilmour nunca ha sido de esos artistas que te arman el lío en el escenario, pero la calidad musical y la excelencia en la ejecución de cada una de las piezas es inmejorable.
En mi opinión, semejante repertorio, tan bien interpretado y con una calidad sonora en la grabación tan impecable, convierten a este álbum en el mejor de todos los editados en los últimos años en lo que a material “pinkfloydiano” se refiere. Eso sin olvidar a la Polish Baltic Philharmonic Orchestra, cuya brillante aportación le da un toque de calidad al disco consiguiendo unas atmósferas de lo más especial. Estamos tan acostumbrados al uso de teclados y sintetizadores para conseguir determinados efectos y texturas ambientales, que escuchar las cuerdas de una orquesta filarmónica de verdad en un concierto se agradece en sobremanera. Disco totalmente imprescindible.
“Live in Gdánsk” es la grabación en directo del último concierto de la gira “On an island” de David Gilmour celebrado el 26 de Agosto de 2006 en la localidad polaca de Gdánsk. Para esta cita Gilmour contó con un fabuloso elenco de músicos donde destaca la presencia de Rick Wright (teclista y uno de los miembros fundadores de Pink Floyd) en los coros y los teclados, Phil Manzanera (guitarra de Roxy Music y productor de grandes bandas del rock) en la guitarra y Dick Parry (histórico colaborador de Pink Floyd) en el saxofón. Además, también cuenta con Guy Pratt en el bajo, Jon Carin en los teclados, guitarras y coros, Steve Di Stanislao en la batería y, quizás el elemento diferenciador de este concierto que todavía hace más grande y espectacular la puesta en escena del repertorio, la Polish Baltic Philharmonic Orchestra dirigida por Zbigniew Preisner y por Leszek Możdżer en el piano. Si bien es cierto que todos los miembros de la banda son a cual mejor (algunos ya integraron la formación de los conciertos de la última etapa de Pink Floyd sin Roger Waters), es especialmente emotivo ver y escuchar al difunto Rick Wright en la que fuera su última actuación en directo registrada antes de su fallecimiento en 2008, una semana antes de la publicación de este disco.
Centrándonos en la parte audio del “pack”, decir que el “set-list” del concierto es sencillamente inmejorable. Evidentemente es un disco en directo de David Gilmour en solitario y en él interpreta todos los temas de “On an island”, su último disco de estudio, pero el hecho de abrir con “Speak to me”, “Breathe”, “Time” y “Breathe (Reprise)”, los cuatro temas que abren el mítico álbum de Pink Floyd “Dark side of the moon”, con una voz espectacular y unas guitarras “made in Gilmour” que nada tienen que envidiar a las de las grabaciones de los años 70’s de la banda, hacen que inmediatamente el oyente se enganche por completo al disco. A partir de aquí, el primer CD continúa con todos los temas del álbum “On an island” interpretados en directo, entre los cuales destacan momentos como la puesta en escena de “Red sky at night” o “Then I close my eyes” con Gilmour en el saxofón y en el banjo respectivamente. El segundo CD contiene una recopilación de temas de todas las épocas de Pink Floyd como “Shine on you crazy diamond”, “Astronomy domine”, “Fat old sun”, “High hopes”, “Echoes”, “Wish you were here”, “A dreat day for freedom” y “Comfortably numb”.
Por lo que respecta al DVD, tiene el inconveniente de no contener el concierto íntegro. Así pues, pasajes tan importantes dentro del disco como son el inicio del “Dark side of the moon” o los temas “Shine on your crazy diamond” y “Wish you were here” se han quedado inexplicablemente fuera del DVD. Al margen de esto, es realmente asombroso ver como una banda de viejetes como David Gilmour, Rick Wright, Phil Manzanera o Dick Parry pueden llevar a cabo un show como este y enganchar de esa manera a los cincuenta mil espectadores que asistieron al concierto. Visualmente no es que sea algo descomunal porque, ni cuando estaba en Pink Floyd, David Gilmour nunca ha sido de esos artistas que te arman el lío en el escenario, pero la calidad musical y la excelencia en la ejecución de cada una de las piezas es inmejorable.
En mi opinión, semejante repertorio, tan bien interpretado y con una calidad sonora en la grabación tan impecable, convierten a este álbum en el mejor de todos los editados en los últimos años en lo que a material “pinkfloydiano” se refiere. Eso sin olvidar a la Polish Baltic Philharmonic Orchestra, cuya brillante aportación le da un toque de calidad al disco consiguiendo unas atmósferas de lo más especial. Estamos tan acostumbrados al uso de teclados y sintetizadores para conseguir determinados efectos y texturas ambientales, que escuchar las cuerdas de una orquesta filarmónica de verdad en un concierto se agradece en sobremanera. Disco totalmente imprescindible.