La legendaria banda de New Jersey obsequia a Barcelona con tres horas de “rock de estadio” a la antigua usanza
Durante los meses previos al inicio de la gira europea de Bon Jovi hubo momentos de nerviosismo entre todos los que habíamos adquirido nuestra localidad para alguno de sus conciertos. Las alarmas saltaron cuando el guitarrista Richie Sambora decidía abandonar la gira americana tras el concierto celebrado el día 26 de Marzo en la ciudad canadiense de Vancouver para someterse a un tratamiento de desintoxicación por sus problemas con el alcohol. A pesar de dicho contratiempo, el grupo prosiguió con la gira sin él, contando con la colaboración del guitarrista Phil “X” Xenidis (que ha trabajado con Triumph, Alice Cooper, Rob Zombie o Daughty) desde el día 30 de Abril en New Orleans hasta el final de ésta. La idea de asistir a un concierto de Bon Jovi y no poder ver a Richi Sambora en la guitarra principal resultaba cuanto menos decepcionante, así que muchos anduvimos pendientes de Internet para seguir el transcurso de los acontecimientos. Por suerte, y para tranquilidad de sus fans del viejo mundo, Richie Sambora salió a tiempo de la clínica para iniciar el día 8 de Junio en Zagreb la gira europea del grupo, así que íbamos a poder verlo también en Barcelona.
Las puertas del Estadi Olímpic Lluís Companys se abrieron sobre las 18:00 h. pero no fue hasta las 20:00 h. aproximadamente que empezaron a actuar los teloneros, un par de bandas totalmente anónimas llamadas The Monomes y The Rebels que pasaron más que desapercibidas para las casi 45.000 personas que paulatinamente iban llegando al estadio para presenciar la actuación de Bon Jovi, los cuales no actuaban en la capital catalana desde el año 2008. Pese a ser la última semana del mes de Julio, la temperatura ambiente era agradable en la cima de la montaña de Montjuic y la espera no se hizo demasiado pesada teniendo en cuenta que el concierto estaba previsto que diese comienzo a las 21:45 h.
Para lo que son las estrellas del rock, Bon Jovi fueron realmente puntuales. Marcaban las 22:00 h. cuando las luces se apagaron y, mientras los músicos iban ocupando sus lugares, en la pantalla gigante de forma semicircular ubicada en el fondo del escenario comenzaron a proyectarse imágenes de planetas, constelaciones y esferas doradas en movimiento que acabarían conformando el que se ha convertido en el símbolo del grupo: un puñal alado atravesando un corazón. En ese mismo instante Jon Bon Jovi, ataviado con una casaca militar roja y pantalones de cuero al más puro estilo Policía Montada del Canadá, hacía su aparición en el escenario para entonar las primeras notas del clásico de los 80’s “Raise your hands”. Sin apenas interrupción, el grupo atacó “You give love a bad name”, otro tema publicado en “Slippery when wet”, el tercer álbum de la carrera de Bon Jovi editado en 1986 y que ha sido considerado en múltiples ocasiones como uno de los mejores discos de la década de los 80’s. Después de este momento de catarsis, con todo el público catalán en el bolsillo (catalán y no catalán, porque la verdad es que entre toda la audiencia había una gran cantidad de fans procedentes de toda Europa como suele ocurrir cuando en Barcelona se celebra un macroconcierto en los meses de verano), el grupo acometía otro éxito de finales de los 80’s, el tema “Born to be my baby” perteneciente al álbum “New Jersey”. Tras él, el grupo respiraría un poco dando las buenas noches a Barcelona por su asistencia.
Fue una sensacional forma de comenzar un concierto de una gira de promoción de un disco de grandes éxitos de la banda. Semejantes tres himnos no dejaron indiferente a nadie y la respuesta del público fue de entrega total desde el principio, pero cualquiera con un punto de vista mínimamente objetivo vería enseguida que el escenario era espectacular; que la banda, complementada con Bobby Bandiera en la guitarra rítmica y Hugh John McDonald en el bajo, sonaba increíble; que Richie Sambora estaba musicalmente en plena forma; y que Tico Torres y David Bryan siguen en su línea de profesionalidad y excelencia a la que nos tienen acostumbrados; pero también que Jon Bon Jovi es una sombra de lo que en su día fue. Hubo momentos, sobre todo en “You give love a bad name”, en los que, a través de las pantallas, se le podía ver pasándolo realmente mal para cantar el estribillo, hasta el punto de que se le desfiguraba la cara completamente del esfuerzo cuando intentaba llegar a las notas más agudas. Pero hay que entender que estos temas se compusieron y grabaron cuando el bueno de Jon tenía veinticinco o veintiséis años y que ahora tiene cincuenta, por lo que es lógico y normal que le cueste llegar. A pesar de todo, con su actitud, su entrega, su presencia y su esfuerzo consiguió salvar con creces estas limitaciones vocales, no llegando a desafinar ni a cometer ningún error en todo el concierto. Sólo por eso ya es digno de alabanza.
A continuación Jon Bon Jovi empuñaba su guitarra acústica negra de la marca Takamine para iniciar junto al resto de la banda la interpretación de “We were born to follow”, un tema publicado en el último disco de estudio de la discografía grupo titulado “The circle”. Durante ella, y al más puro estilo U2 o Roger Waters, a través de las pantallas del escenario se fueron alternando mensajes y slogans pacifistas con imágenes de personajes históricos tan dispares como el presidente Barack Obama, el pintor Pablo Picasso, los músicos Jimi Hendrix, Bob Dylan y John Lennon, o los líderes políticos asesinados Martin Luther King y John Fritgerald Kennedy, todo ello bajo el clásico filtro de trazado tricolor en rojo, blanco y azul que el propio Obama puso de moda durante su campaña electoral. Tras este momento moralista y americanista, los siguientes temas en sonar dentro del repertorio fueron “I believe”, “It’s my life”, “In these arms” y “Just older”, alternando de esta forma dos temas del álbum “Keep the faith” editado en 1993 con dos temas del álbum “Crush” editado en el año 2003.
Antes de llegar al ecuador del concierto fueron “We got it goin' on” y “Captain Crash & The beauty Queen from Mars” las canciones que interpretó el grupo, dos canciones relativamente recientes pero no por ello menos coreadas por el público. Tras ellas se dio paso a otro clásico de finales de los 80’s como es “Bad medicine” que se convirtió en una “suite” larguísima durante la cual Jon Bon Jovi presentó a cada uno de los miembros de la banda intercalando durante las presentaciones fragmentos de clásicos del rock de ayer y hoy como el “Not fade away” de Buddy Holly, el “Bad case of loving you” de Robert Palmer o el “Vertigo” de U2.
Y como en todo macroconcierto de una gran banda del rock internacional que se precie, en esta ocasión tampoco pudo faltar el mini escenario ubicado al otro extremo de una larga pasarela que salía de la parte frontal del escenario. En ella fueron interpretadas de una forma más próxima al público algunas de las canciones más íntimas del repertorio como “Bed of roses”, cuyo estribillo fue cantado en castellano por el propio Jon Bon Jovi; una rareza como “Santa Fe”, extraída del álbum en solitario de Jon Bon Jovi titulado “Blaze of Glory” publicado en 1990 y en la que le acompañaron Bobby Bandiera en la guitarra acústica y David Bryan en el acordeón; “Diamond ring”, con un Richie Sambora empuñando una guitarra acústica de doble mástil preciosa a la vez que hacía unos coros sobrecogedores; y la siempre emocionante “I’ll be there for you”.
Después de este momento tierno y romanticón tan característico de las dos últimas décadas de la carrera musical de Bon Jovi y que tanto han criticado los ex-seguidores más intransigentes del grupo, el concierto prosiguió en el escenario principal con algunos temas pertenecientes a diferentes épocas de la banda. “Who says you can't go home”, “I'll sleep when I'm dead”, “Someday I'll be Saturday night”, “Have a nice day” y el recordado himno de los 90’s “Keep the faith”, con Jon Bon Jovi agitando las marcas, Richie Sambora espectacular en la Gibson Les Paul y unos efectos pirotécnicos creados por ordenador a través de las pantallas, hicieron saltar de nuevo a todos los asistentes al evento y pusieron fin de forma apoteósica a la primera parte de éste.
Pero a pesar de que el grupo se despidiera del público y se retirara a los camerinos, todos sabíamos que aún quedaba mucha tela que cortar, aunque alguno seguro que no se imaginaba que iba a quedar tanta. La recta final del concierto inició de forma bastante tranquila con “Something to believe in” y continuó con “Hey God”, dos temas del álbum “These days” publicado en 1995 que, mi entender, fueron un poco de relleno. Tras ellos llegó uno de los momentos más esperados de la noche, la puesta en escena de “Wanted dead or alive”, durante la cual Richie Sambora hizo alarde de su magnífica voz cantando en solitario algunos fragmentos del tema; y el aclamadísimo “Livin’ on a prayer” iniciado “a cappella” por Jon Bon Jovi y cuyos estribillos fueron cantados por el público asistente por motivos obvios. Con estas dos canciones del álbum “Slippery when wet”, posiblemente dos de los temas principales de la carrera de Bon Jovi, el grupo decía adiós a Barcelona de forma aparentemente definitiva. Finalmente o fue así. Debido a la insistencia del público coreando los clásicos cánticos futboleros de “Oé, oé, oé” que a las grandes estrellas (sobre todo las americanas) tanto les gusta, los miembros del grupo, situados ya en la parte frontal del escenario para hacer la típica reverencia con la que todos los artistas dicen adiós, se miraron de forma cómplice y conversaron unos instantes para acabar decidiendo volver a sus posiciones para interpretar uno de los temas más solicitados de la noche y, por qué no decirlo, uno de mis preferidos de los de New Jersey: “Always”.
Nuevamente parecía que la noche había terminado pero los incombustibles cánticos del público hicieron replantearse otra vez la despedida al grupo y, con evidentes muestras de entusiasmo por parte de Tico Torres, Bobby Bandiera y del propio Jon Bon Jovi, los músicos volvieron otra vez a sus correspondientes lugares para poner un brillante colofón interpretando “I love this town”, un bonito guiño de la banda hacia una Barcelona que les mostró su cariño y su admiración durante las tres horas que duró el show.
Pasados ya algunos días y habiendo ya asimilado por completo el concierto, todavía me meo más en la cara de todos aquellos imbéciles que se me mofaron de mí cuando se enteraron de que iba a ir a ver a Bon Jovi en directo. Creo que la profesionalidad, el buen hacer encima de un escenario y la calidad musical del grupo está muy por encima de toda la fama de ñoños y grupo de quinceañeras que se han labrado a lo largo de los años. Evidentemente, y no diré que no, el público mayoritario de Bon Jovi es un público femenino, pero creo que cualquiera que se considere un amante del rock y de los grandes conciertos que se hacían a mediados de los 80’s y principios de los 90’s, debería haber asistido porque ya no hay ni creo que haya jamás grupos como los de aquella generación. O si no que alguien me diga qué grupillo de los que ahora van de estrellas son capaces de pegarse tres horas de concierto seguidas y de meter a 45.000 personas en todo un Estado Olímpico de Barcelona.
Durante los meses previos al inicio de la gira europea de Bon Jovi hubo momentos de nerviosismo entre todos los que habíamos adquirido nuestra localidad para alguno de sus conciertos. Las alarmas saltaron cuando el guitarrista Richie Sambora decidía abandonar la gira americana tras el concierto celebrado el día 26 de Marzo en la ciudad canadiense de Vancouver para someterse a un tratamiento de desintoxicación por sus problemas con el alcohol. A pesar de dicho contratiempo, el grupo prosiguió con la gira sin él, contando con la colaboración del guitarrista Phil “X” Xenidis (que ha trabajado con Triumph, Alice Cooper, Rob Zombie o Daughty) desde el día 30 de Abril en New Orleans hasta el final de ésta. La idea de asistir a un concierto de Bon Jovi y no poder ver a Richi Sambora en la guitarra principal resultaba cuanto menos decepcionante, así que muchos anduvimos pendientes de Internet para seguir el transcurso de los acontecimientos. Por suerte, y para tranquilidad de sus fans del viejo mundo, Richie Sambora salió a tiempo de la clínica para iniciar el día 8 de Junio en Zagreb la gira europea del grupo, así que íbamos a poder verlo también en Barcelona.
Las puertas del Estadi Olímpic Lluís Companys se abrieron sobre las 18:00 h. pero no fue hasta las 20:00 h. aproximadamente que empezaron a actuar los teloneros, un par de bandas totalmente anónimas llamadas The Monomes y The Rebels que pasaron más que desapercibidas para las casi 45.000 personas que paulatinamente iban llegando al estadio para presenciar la actuación de Bon Jovi, los cuales no actuaban en la capital catalana desde el año 2008. Pese a ser la última semana del mes de Julio, la temperatura ambiente era agradable en la cima de la montaña de Montjuic y la espera no se hizo demasiado pesada teniendo en cuenta que el concierto estaba previsto que diese comienzo a las 21:45 h.
Para lo que son las estrellas del rock, Bon Jovi fueron realmente puntuales. Marcaban las 22:00 h. cuando las luces se apagaron y, mientras los músicos iban ocupando sus lugares, en la pantalla gigante de forma semicircular ubicada en el fondo del escenario comenzaron a proyectarse imágenes de planetas, constelaciones y esferas doradas en movimiento que acabarían conformando el que se ha convertido en el símbolo del grupo: un puñal alado atravesando un corazón. En ese mismo instante Jon Bon Jovi, ataviado con una casaca militar roja y pantalones de cuero al más puro estilo Policía Montada del Canadá, hacía su aparición en el escenario para entonar las primeras notas del clásico de los 80’s “Raise your hands”. Sin apenas interrupción, el grupo atacó “You give love a bad name”, otro tema publicado en “Slippery when wet”, el tercer álbum de la carrera de Bon Jovi editado en 1986 y que ha sido considerado en múltiples ocasiones como uno de los mejores discos de la década de los 80’s. Después de este momento de catarsis, con todo el público catalán en el bolsillo (catalán y no catalán, porque la verdad es que entre toda la audiencia había una gran cantidad de fans procedentes de toda Europa como suele ocurrir cuando en Barcelona se celebra un macroconcierto en los meses de verano), el grupo acometía otro éxito de finales de los 80’s, el tema “Born to be my baby” perteneciente al álbum “New Jersey”. Tras él, el grupo respiraría un poco dando las buenas noches a Barcelona por su asistencia.
Fue una sensacional forma de comenzar un concierto de una gira de promoción de un disco de grandes éxitos de la banda. Semejantes tres himnos no dejaron indiferente a nadie y la respuesta del público fue de entrega total desde el principio, pero cualquiera con un punto de vista mínimamente objetivo vería enseguida que el escenario era espectacular; que la banda, complementada con Bobby Bandiera en la guitarra rítmica y Hugh John McDonald en el bajo, sonaba increíble; que Richie Sambora estaba musicalmente en plena forma; y que Tico Torres y David Bryan siguen en su línea de profesionalidad y excelencia a la que nos tienen acostumbrados; pero también que Jon Bon Jovi es una sombra de lo que en su día fue. Hubo momentos, sobre todo en “You give love a bad name”, en los que, a través de las pantallas, se le podía ver pasándolo realmente mal para cantar el estribillo, hasta el punto de que se le desfiguraba la cara completamente del esfuerzo cuando intentaba llegar a las notas más agudas. Pero hay que entender que estos temas se compusieron y grabaron cuando el bueno de Jon tenía veinticinco o veintiséis años y que ahora tiene cincuenta, por lo que es lógico y normal que le cueste llegar. A pesar de todo, con su actitud, su entrega, su presencia y su esfuerzo consiguió salvar con creces estas limitaciones vocales, no llegando a desafinar ni a cometer ningún error en todo el concierto. Sólo por eso ya es digno de alabanza.
A continuación Jon Bon Jovi empuñaba su guitarra acústica negra de la marca Takamine para iniciar junto al resto de la banda la interpretación de “We were born to follow”, un tema publicado en el último disco de estudio de la discografía grupo titulado “The circle”. Durante ella, y al más puro estilo U2 o Roger Waters, a través de las pantallas del escenario se fueron alternando mensajes y slogans pacifistas con imágenes de personajes históricos tan dispares como el presidente Barack Obama, el pintor Pablo Picasso, los músicos Jimi Hendrix, Bob Dylan y John Lennon, o los líderes políticos asesinados Martin Luther King y John Fritgerald Kennedy, todo ello bajo el clásico filtro de trazado tricolor en rojo, blanco y azul que el propio Obama puso de moda durante su campaña electoral. Tras este momento moralista y americanista, los siguientes temas en sonar dentro del repertorio fueron “I believe”, “It’s my life”, “In these arms” y “Just older”, alternando de esta forma dos temas del álbum “Keep the faith” editado en 1993 con dos temas del álbum “Crush” editado en el año 2003.
Antes de llegar al ecuador del concierto fueron “We got it goin' on” y “Captain Crash & The beauty Queen from Mars” las canciones que interpretó el grupo, dos canciones relativamente recientes pero no por ello menos coreadas por el público. Tras ellas se dio paso a otro clásico de finales de los 80’s como es “Bad medicine” que se convirtió en una “suite” larguísima durante la cual Jon Bon Jovi presentó a cada uno de los miembros de la banda intercalando durante las presentaciones fragmentos de clásicos del rock de ayer y hoy como el “Not fade away” de Buddy Holly, el “Bad case of loving you” de Robert Palmer o el “Vertigo” de U2.
Y como en todo macroconcierto de una gran banda del rock internacional que se precie, en esta ocasión tampoco pudo faltar el mini escenario ubicado al otro extremo de una larga pasarela que salía de la parte frontal del escenario. En ella fueron interpretadas de una forma más próxima al público algunas de las canciones más íntimas del repertorio como “Bed of roses”, cuyo estribillo fue cantado en castellano por el propio Jon Bon Jovi; una rareza como “Santa Fe”, extraída del álbum en solitario de Jon Bon Jovi titulado “Blaze of Glory” publicado en 1990 y en la que le acompañaron Bobby Bandiera en la guitarra acústica y David Bryan en el acordeón; “Diamond ring”, con un Richie Sambora empuñando una guitarra acústica de doble mástil preciosa a la vez que hacía unos coros sobrecogedores; y la siempre emocionante “I’ll be there for you”.
Después de este momento tierno y romanticón tan característico de las dos últimas décadas de la carrera musical de Bon Jovi y que tanto han criticado los ex-seguidores más intransigentes del grupo, el concierto prosiguió en el escenario principal con algunos temas pertenecientes a diferentes épocas de la banda. “Who says you can't go home”, “I'll sleep when I'm dead”, “Someday I'll be Saturday night”, “Have a nice day” y el recordado himno de los 90’s “Keep the faith”, con Jon Bon Jovi agitando las marcas, Richie Sambora espectacular en la Gibson Les Paul y unos efectos pirotécnicos creados por ordenador a través de las pantallas, hicieron saltar de nuevo a todos los asistentes al evento y pusieron fin de forma apoteósica a la primera parte de éste.
Pero a pesar de que el grupo se despidiera del público y se retirara a los camerinos, todos sabíamos que aún quedaba mucha tela que cortar, aunque alguno seguro que no se imaginaba que iba a quedar tanta. La recta final del concierto inició de forma bastante tranquila con “Something to believe in” y continuó con “Hey God”, dos temas del álbum “These days” publicado en 1995 que, mi entender, fueron un poco de relleno. Tras ellos llegó uno de los momentos más esperados de la noche, la puesta en escena de “Wanted dead or alive”, durante la cual Richie Sambora hizo alarde de su magnífica voz cantando en solitario algunos fragmentos del tema; y el aclamadísimo “Livin’ on a prayer” iniciado “a cappella” por Jon Bon Jovi y cuyos estribillos fueron cantados por el público asistente por motivos obvios. Con estas dos canciones del álbum “Slippery when wet”, posiblemente dos de los temas principales de la carrera de Bon Jovi, el grupo decía adiós a Barcelona de forma aparentemente definitiva. Finalmente o fue así. Debido a la insistencia del público coreando los clásicos cánticos futboleros de “Oé, oé, oé” que a las grandes estrellas (sobre todo las americanas) tanto les gusta, los miembros del grupo, situados ya en la parte frontal del escenario para hacer la típica reverencia con la que todos los artistas dicen adiós, se miraron de forma cómplice y conversaron unos instantes para acabar decidiendo volver a sus posiciones para interpretar uno de los temas más solicitados de la noche y, por qué no decirlo, uno de mis preferidos de los de New Jersey: “Always”.
Nuevamente parecía que la noche había terminado pero los incombustibles cánticos del público hicieron replantearse otra vez la despedida al grupo y, con evidentes muestras de entusiasmo por parte de Tico Torres, Bobby Bandiera y del propio Jon Bon Jovi, los músicos volvieron otra vez a sus correspondientes lugares para poner un brillante colofón interpretando “I love this town”, un bonito guiño de la banda hacia una Barcelona que les mostró su cariño y su admiración durante las tres horas que duró el show.
Pasados ya algunos días y habiendo ya asimilado por completo el concierto, todavía me meo más en la cara de todos aquellos imbéciles que se me mofaron de mí cuando se enteraron de que iba a ir a ver a Bon Jovi en directo. Creo que la profesionalidad, el buen hacer encima de un escenario y la calidad musical del grupo está muy por encima de toda la fama de ñoños y grupo de quinceañeras que se han labrado a lo largo de los años. Evidentemente, y no diré que no, el público mayoritario de Bon Jovi es un público femenino, pero creo que cualquiera que se considere un amante del rock y de los grandes conciertos que se hacían a mediados de los 80’s y principios de los 90’s, debería haber asistido porque ya no hay ni creo que haya jamás grupos como los de aquella generación. O si no que alguien me diga qué grupillo de los que ahora van de estrellas son capaces de pegarse tres horas de concierto seguidas y de meter a 45.000 personas en todo un Estado Olímpico de Barcelona.
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