Una de las buenas noticias musicales del año 2007 ha sido el retorno de Andrés Calamaro al camino que nunca debió abandonar, el del músico, compositor, letrista, intérprete, poeta, guitarrista, rockero y, en definitiva, el del artista con todas las letras que siempre ha sido. Desde la edición de “El salmón”, todo lo que había publicado Calamaro habían sido dos discos de versiones de clásicos de la música latinoamericana y de tangos, un disco de grandes éxitos grabados en directo, y un álbum de estilo inclasificable y calidad muy discutible junto al también argentino Litto Nebbia. Sinceramente, muchos de los seguidores de Andrés Calamaro no esperábamos que volviera a hacer ese estilo de música con el que nos encandiló a través de sus obras maestras “Alta suciedad”, “Honestidad brutal” y “El salmón”, más allá de alguna que otra gira de conciertos de uvas a peras para saciar su apetito rockero, pero finalmente lo ha hecho.
A mediados de 2007 nos sorprendió a todos con su participación en una gira de reivindicación del rock en castellano llevada a cabo conjuntamente con Fito & Fitipaldis, y mucho más con el anuncio de la publicación de su nuevo disco, “La lengua popular”, catalogado por toda la crítica como “El mejor disco de Calamaro desde El salmón”, lo cual tampoco es que sea muy difícil. Parece ser que Andrés Calamaro vuelve a tener ganas de salir del cascarón y, a juzgar por lo visto y escuchado, la verdad es que se encuentra en plena forma.
Producido por Cachorro López, el que fuera bajista y compañero de Andrés durante su etapa en “Los abuelos de la nada”, “La lengua popular” puede que no tenga ese aire mega profesional de “Alta suciedad”, pero tampoco ese toque antiguo y sucio tan característico de Javier Limón como ocurría en “El cantante” y “Tinta roja”, ni ese olor a disco casero grabado con un 8 pistas como “El salmón”. Si hubiera que hacer algún tipo de comparación con otro de sus trabajos discográficos quizás el disco al que más próximo estaría “La lengua popular” sería a “Honestidad brutal”, tanto por lo que respecta al sonido de la grabación como al contenido musical de éste. De igual forma que “Honestidad brutal”, “La lengua popular” es una compilación de canciones de estilos y ritmos de lo más variado en las que se utiliza el rock como hilo conductor, y donde se vuelve a cuidar mucho la calidad de la grabación no dejando lugar a desviaciones extrañas hacia lo bizarro. “La lengua popular” es un poco un resumen de lo que Calamaro venía haciendo antes de su baja voluntaria.
En esta ocasión Andrés Calamaro hace prácticamente de todo: compone, escribe, canta, se hace coros a sí mismo, toca la guitarra eléctrica, la guitarra acústica y los teclados. Lo mismo le da hacerlo en clave de rock como en “Los chicos” o “Sexy y barrigón”, que en clave de cumbia como en “5 minutos más (minibar)” o “Comedor piquetero”, que a través de una balada como en “Soy tuyo” o “Cada una de tus cosas”. Pero a pesar de ser un artista polifacético, en este disco no está solo. Además del ya mencionado Cachorro López que ejerce de productor y bajista, Andrés cuenta con la colaboración de otros músicos experimentados como los guitarristas Gringui Herrera, Juanchi Baleiron y Tito Losabio, el pianista Leo Sujatovich o el bajista Guillermo Vadalá entre otros.
Si lo analizamos con detenimiento, la verdad es que en "La lengua popular" hay muy pocas sorpresas ya que la mayoría de los temas recuerdan a otros que habíamos escuchado con anterioridad. Lejos de ser un defecto, este hecho es algo normal puesto que la discografía de Andrés Calamaro se compone de algo más de dos centenares de canciones y por fuerza ha de existir alguna similitud entre los temas de éste y de otros discos. Así pues, se podría decir que la novedad de “La lengua popular” está en que es el primer disco con sonido 100% Calamaro que publica Calamaro después de mucho tiempo.
Por lo que respecta a las letras, cualquiera que las escuche y conozca la discografía de Andrés Calamaro se dará cuenta de que algo ha pasado en la vida del argentino. Su recuperación de los problemas con las drogas, el haber encontrado una pareja con la que compartir su vida, su reciente paternidad y, en resumen, el haber encontrado de una vez por todas la felicidad, se ve reflejado no sólo en su aspecto físico y en su actitud ante los medios de comunicación sino también en las letras de su nuevo disco. Andrés ha pasado de escribir “Joder, ya no me quieres” a escribir “Joder, cuánto te quiero”. Personalmente me alegro mucho de que por fin haya vuelto al mundo de los vivos y de que actualmente estemos más pendientes de si publica un disco o sale de gira que de si sigue con vida, pero particularmente a mí me emocionaba mucho más su forma de transmitir el pesimismo, el derrotismo y la negatividad, que sus actuales versos edulcorados y sus declaraciones de amor eterno. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga y para eso siempre nos quedarán sus anteriores discos que, por mucho que pasen los años, siempre serán un refugio al que acudir en determinados momentos de necesidad.
A mediados de 2007 nos sorprendió a todos con su participación en una gira de reivindicación del rock en castellano llevada a cabo conjuntamente con Fito & Fitipaldis, y mucho más con el anuncio de la publicación de su nuevo disco, “La lengua popular”, catalogado por toda la crítica como “El mejor disco de Calamaro desde El salmón”, lo cual tampoco es que sea muy difícil. Parece ser que Andrés Calamaro vuelve a tener ganas de salir del cascarón y, a juzgar por lo visto y escuchado, la verdad es que se encuentra en plena forma.
Producido por Cachorro López, el que fuera bajista y compañero de Andrés durante su etapa en “Los abuelos de la nada”, “La lengua popular” puede que no tenga ese aire mega profesional de “Alta suciedad”, pero tampoco ese toque antiguo y sucio tan característico de Javier Limón como ocurría en “El cantante” y “Tinta roja”, ni ese olor a disco casero grabado con un 8 pistas como “El salmón”. Si hubiera que hacer algún tipo de comparación con otro de sus trabajos discográficos quizás el disco al que más próximo estaría “La lengua popular” sería a “Honestidad brutal”, tanto por lo que respecta al sonido de la grabación como al contenido musical de éste. De igual forma que “Honestidad brutal”, “La lengua popular” es una compilación de canciones de estilos y ritmos de lo más variado en las que se utiliza el rock como hilo conductor, y donde se vuelve a cuidar mucho la calidad de la grabación no dejando lugar a desviaciones extrañas hacia lo bizarro. “La lengua popular” es un poco un resumen de lo que Calamaro venía haciendo antes de su baja voluntaria.
En esta ocasión Andrés Calamaro hace prácticamente de todo: compone, escribe, canta, se hace coros a sí mismo, toca la guitarra eléctrica, la guitarra acústica y los teclados. Lo mismo le da hacerlo en clave de rock como en “Los chicos” o “Sexy y barrigón”, que en clave de cumbia como en “5 minutos más (minibar)” o “Comedor piquetero”, que a través de una balada como en “Soy tuyo” o “Cada una de tus cosas”. Pero a pesar de ser un artista polifacético, en este disco no está solo. Además del ya mencionado Cachorro López que ejerce de productor y bajista, Andrés cuenta con la colaboración de otros músicos experimentados como los guitarristas Gringui Herrera, Juanchi Baleiron y Tito Losabio, el pianista Leo Sujatovich o el bajista Guillermo Vadalá entre otros.
Si lo analizamos con detenimiento, la verdad es que en "La lengua popular" hay muy pocas sorpresas ya que la mayoría de los temas recuerdan a otros que habíamos escuchado con anterioridad. Lejos de ser un defecto, este hecho es algo normal puesto que la discografía de Andrés Calamaro se compone de algo más de dos centenares de canciones y por fuerza ha de existir alguna similitud entre los temas de éste y de otros discos. Así pues, se podría decir que la novedad de “La lengua popular” está en que es el primer disco con sonido 100% Calamaro que publica Calamaro después de mucho tiempo.
Por lo que respecta a las letras, cualquiera que las escuche y conozca la discografía de Andrés Calamaro se dará cuenta de que algo ha pasado en la vida del argentino. Su recuperación de los problemas con las drogas, el haber encontrado una pareja con la que compartir su vida, su reciente paternidad y, en resumen, el haber encontrado de una vez por todas la felicidad, se ve reflejado no sólo en su aspecto físico y en su actitud ante los medios de comunicación sino también en las letras de su nuevo disco. Andrés ha pasado de escribir “Joder, ya no me quieres” a escribir “Joder, cuánto te quiero”. Personalmente me alegro mucho de que por fin haya vuelto al mundo de los vivos y de que actualmente estemos más pendientes de si publica un disco o sale de gira que de si sigue con vida, pero particularmente a mí me emocionaba mucho más su forma de transmitir el pesimismo, el derrotismo y la negatividad, que sus actuales versos edulcorados y sus declaraciones de amor eterno. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga y para eso siempre nos quedarán sus anteriores discos que, por mucho que pasen los años, siempre serán un refugio al que acudir en determinados momentos de necesidad.
1 comentario:
¡Disco del verano si se hubiese publicado unos meses antes! Para ponerlo en la peña una y otra vez y bailar en las noches veraniegas...¡Y para la hoguera del Pilar! Me imagino a las parejas, por ejemplo el cartero y su mujer, bailando el "comedero piquetero" o "la espuma de las orillas", y no las defecanciones (así llamo yo a las canciones que son una mierda) que hay que tragar esa noche aunque uno no quiera.
El disco empieza con garra con "Los chicos", me encanta cuando dice...¡jah!...al infierno un poco...
El tema "Cada una de tus cosas" precioso, claro homenaje -no quiero llamarlo plagio- al tema central de la película Romeo y Julieta compuesto por Nino Rota.
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