Estaba totalmente convencido de que jamás llegaría a escuchar este disco. Pasaron más de dos años y medio desde que, en Julio de 2003, Gonzalo Valdivia comenzara la grabación de “La última carta de Sandinoche”. Desde entonces hasta el momento de su “publicación”, no fueron pocos los acontecimientos que se fueron sucediendo en el entorno de El Alquimista.
A través de su página web, el propio Gonzalo fue escribiendo un diario en el que explicaba de forma pormenorizada cada una de las sesiones de grabación, y desde el principio ya se empezaba a intuir que “Sandinoche” no iba a ser un disco normal. Los diversos problemas con las herramientas de grabación y mezcla, las incomprensibles pérdidas de algunas pistas de audio, la peregrinación por diferentes estudios de grabación de Zaragoza, o las duras negociaciones con diferentes empresarios del sector discográfico por tal de encontrar alguna editorial que quisiera publicar el álbum, fueron algunos de los problemas más notables de los que fue víctima “Sandinoche” durante su proceso de gestación. Tomándoselo en todo momento con sentido del humor, Gonzalo hacía referencia a “Sandinoche” como “El disco imposible”, llegando incluso a solicitar la ayuda de un exorcista para acabar con los malos espíritus. Bromas aparte, lo más duro aún estaba por llegar.
Finalizada la grabación y masterización del LP, desde la casa discográfica se tomó la decisión de distribuirlo inicialmente sólo en México. El Alquimista siempre tuvo una gran aceptación por tierras mexicanas pero existían dudas sobre el éxito que podría tener el disco en España tal y como están las cosas en el mundo de la música de nuestro país. En enero de 2005 “La última carta de Sandinoche” (como finalmente se había rebautizado al disco) aterrizó en México, pero por una serie de problemas burocráticos nunca salió de la aduana. “El disco imposible” ni llegó a las tiendas españolas, ni llegó a las tiendas mexicanas, y a día de hoy, todavía permanece requisado por la policía de México. Los únicos ejemplares que actualmente existen son los 300 que se consiguieron recuperar y que Gonzalo Valdivia puso a la venta durante la gira de presentación de “The Wall Performance”, el espectáculo homenaje a Pink Floyd en el que se embarcó en invierno de 2005, y las que finalmente se pudieron adquirir en su página web y en alguna otra como Olvidados y Bunburyclub. Una de esas copias salvadas es la que yo poseo y que a continuación, después de este “breve” prólogo, pasaré a analizar.
Cuando abrimos “La última carta de Sandinoche” nos encontramos con un disco de El Alquimista cien por cien. Pese a que el tándem formado por Gonzalo Valdivia y Salva Honrubia no se encontraba en un estudio de grabación desde 1996, año en el que se registró su primer trabajo homónimo; y que “Babia”, el anterior LP de El Alquimista, fue grabado en 1999; la huella dactilar musical de El Alquimista permanece totalmente intacta. “La última carta de Sandinoche” es un disco plagado de matices musicales y de ambientes sonoros cuidadosamente creados, en el que unas melodías melancólicas de piano combinadas con unas letras enigmáticas y unos optimistas solos de guitarra, dan como resultado un cóctel de géneros musicales marca de la casa. Hay temas instrumentales como todas las partes de “Sandinoche” (que son tres) y “Claro”, en los que el piano adquiere el papel protagonista. Hay otros como “TV ICE” y “Crepus”, también instrumentales, que tienen un corte claramente rockero con unas guitarras eléctricas de elevada ganancia en los amplificadores. Y el resto, de estilo difícilmente clasificable, son temas cuyas letras invitan a la reflexión y en los que las guitarras y el piano se mezclan de una forma muy elavorada. Todas las canciones han sido muy trabajadas y se aprecia que durante su grabación no se ha pasado por alto ningún detalle. “La última carta de Sandinoche” es el resultado perfecto de unir todos los elementos esenciales en esto de la música: la composición, la interpretación, la grabación y la producción.
Cabe destacar las colaboraciones en el disco de una serie de amigos de la familia Alquimista. Entre ellos se encuentra David Casanova en las guitarras de “TV ICE”; Magida Nihlaui en las voces femeninas de “Un nuevo color” y “Crepus”; el Dr. Melo en la guitarra de “La canción del pastor” y poniendo algunas voces en “Saber que no sonríes”; Eduardo Sánchez en el teclado de “TV ICE”; y evidentemente Juan Valdivia en la composición de las melodías de “La canción del pastor” y “Crepus”, en esta última marcándose un solo de guitarra como los que únicamente él sabe hacer. Además, en esta ocasión El Alquimista cuenta con la activa participación de Quique Casanova en la batería y Senda Romero en el bajo, dos Alquimistas de toda la vida.
Algunos ven señales de la influencia de Pink Floyd en este disco, otros ven mucha similitud con algunos temas de “Trigonometralla”, el disco que Gonzalo Valdivia grabó y produjo junto a su hermano Juan Valdivia en el año 2001. A mí personalmente “La última carta de Sandinoche” me suena a El Alquimista y sólo a El Alquimista. Era difícil superar un disco lleno de grandes temas como fue “Babia”, pero yo me atrevería a decir que Gonzalo lo consiguió. En “La última carta de Sandinoche” se ve a un Gonzalo Valdivia más maduro y mucho más experimentado musicalmente, aunque su corta discografía no lo demuestre. Pero es lo que tiene ser un músico de alto nivel aunque desconocido por el gran público en este país, que o te juntas con alguien de renombre para darte a conocer, o tienes que mover cielo y tierra para grabar un disco, y cuando lo consigues, te tienes que ir a venderlo a México. De todas formas siempre nos quedará Internet para poder acceder y disfrutar de la música y las canciones de El Alquimista.
A través de su página web, el propio Gonzalo fue escribiendo un diario en el que explicaba de forma pormenorizada cada una de las sesiones de grabación, y desde el principio ya se empezaba a intuir que “Sandinoche” no iba a ser un disco normal. Los diversos problemas con las herramientas de grabación y mezcla, las incomprensibles pérdidas de algunas pistas de audio, la peregrinación por diferentes estudios de grabación de Zaragoza, o las duras negociaciones con diferentes empresarios del sector discográfico por tal de encontrar alguna editorial que quisiera publicar el álbum, fueron algunos de los problemas más notables de los que fue víctima “Sandinoche” durante su proceso de gestación. Tomándoselo en todo momento con sentido del humor, Gonzalo hacía referencia a “Sandinoche” como “El disco imposible”, llegando incluso a solicitar la ayuda de un exorcista para acabar con los malos espíritus. Bromas aparte, lo más duro aún estaba por llegar.
Finalizada la grabación y masterización del LP, desde la casa discográfica se tomó la decisión de distribuirlo inicialmente sólo en México. El Alquimista siempre tuvo una gran aceptación por tierras mexicanas pero existían dudas sobre el éxito que podría tener el disco en España tal y como están las cosas en el mundo de la música de nuestro país. En enero de 2005 “La última carta de Sandinoche” (como finalmente se había rebautizado al disco) aterrizó en México, pero por una serie de problemas burocráticos nunca salió de la aduana. “El disco imposible” ni llegó a las tiendas españolas, ni llegó a las tiendas mexicanas, y a día de hoy, todavía permanece requisado por la policía de México. Los únicos ejemplares que actualmente existen son los 300 que se consiguieron recuperar y que Gonzalo Valdivia puso a la venta durante la gira de presentación de “The Wall Performance”, el espectáculo homenaje a Pink Floyd en el que se embarcó en invierno de 2005, y las que finalmente se pudieron adquirir en su página web y en alguna otra como Olvidados y Bunburyclub. Una de esas copias salvadas es la que yo poseo y que a continuación, después de este “breve” prólogo, pasaré a analizar.
Cuando abrimos “La última carta de Sandinoche” nos encontramos con un disco de El Alquimista cien por cien. Pese a que el tándem formado por Gonzalo Valdivia y Salva Honrubia no se encontraba en un estudio de grabación desde 1996, año en el que se registró su primer trabajo homónimo; y que “Babia”, el anterior LP de El Alquimista, fue grabado en 1999; la huella dactilar musical de El Alquimista permanece totalmente intacta. “La última carta de Sandinoche” es un disco plagado de matices musicales y de ambientes sonoros cuidadosamente creados, en el que unas melodías melancólicas de piano combinadas con unas letras enigmáticas y unos optimistas solos de guitarra, dan como resultado un cóctel de géneros musicales marca de la casa. Hay temas instrumentales como todas las partes de “Sandinoche” (que son tres) y “Claro”, en los que el piano adquiere el papel protagonista. Hay otros como “TV ICE” y “Crepus”, también instrumentales, que tienen un corte claramente rockero con unas guitarras eléctricas de elevada ganancia en los amplificadores. Y el resto, de estilo difícilmente clasificable, son temas cuyas letras invitan a la reflexión y en los que las guitarras y el piano se mezclan de una forma muy elavorada. Todas las canciones han sido muy trabajadas y se aprecia que durante su grabación no se ha pasado por alto ningún detalle. “La última carta de Sandinoche” es el resultado perfecto de unir todos los elementos esenciales en esto de la música: la composición, la interpretación, la grabación y la producción.
Cabe destacar las colaboraciones en el disco de una serie de amigos de la familia Alquimista. Entre ellos se encuentra David Casanova en las guitarras de “TV ICE”; Magida Nihlaui en las voces femeninas de “Un nuevo color” y “Crepus”; el Dr. Melo en la guitarra de “La canción del pastor” y poniendo algunas voces en “Saber que no sonríes”; Eduardo Sánchez en el teclado de “TV ICE”; y evidentemente Juan Valdivia en la composición de las melodías de “La canción del pastor” y “Crepus”, en esta última marcándose un solo de guitarra como los que únicamente él sabe hacer. Además, en esta ocasión El Alquimista cuenta con la activa participación de Quique Casanova en la batería y Senda Romero en el bajo, dos Alquimistas de toda la vida.
Algunos ven señales de la influencia de Pink Floyd en este disco, otros ven mucha similitud con algunos temas de “Trigonometralla”, el disco que Gonzalo Valdivia grabó y produjo junto a su hermano Juan Valdivia en el año 2001. A mí personalmente “La última carta de Sandinoche” me suena a El Alquimista y sólo a El Alquimista. Era difícil superar un disco lleno de grandes temas como fue “Babia”, pero yo me atrevería a decir que Gonzalo lo consiguió. En “La última carta de Sandinoche” se ve a un Gonzalo Valdivia más maduro y mucho más experimentado musicalmente, aunque su corta discografía no lo demuestre. Pero es lo que tiene ser un músico de alto nivel aunque desconocido por el gran público en este país, que o te juntas con alguien de renombre para darte a conocer, o tienes que mover cielo y tierra para grabar un disco, y cuando lo consigues, te tienes que ir a venderlo a México. De todas formas siempre nos quedará Internet para poder acceder y disfrutar de la música y las canciones de El Alquimista.
1 comentario:
Tuve el honor de conocer a Gox en un recital en Guatemala, solo habia escuchado sandinoche en youtube con las deficiencias de audio que el internet tiene, sin embargo estaba decidido a comprar cualquier album de Gox, en este lado del mundo es dificil obtener esa musica eso sin saber que en el vecino mexico si exisitan copias, no dude en comprar las que Gox trajo a Guatemala y por fortuna y sencillez de este gran musico lo tengo autografiado, puedo decir despues de colocar el cd en el estereo y escucharlo y estudiarlo que efectivamente se nota la influencia de Floyd, sin embargo el cd suena a Alquimista... puro y sincero. Gracias Gox por tan buena musica.
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