
“Back to black” podría definirse como una colección de canciones de música negra de todos los estilos interpretadas por una cantante blanca. En él nos encontramos con temas funky, soul, jazz, reggae o hasta hip-hop, todo ello interpretado con una voz grave, profunda y virtuosa, más propia de las cantantes negras de antaño como Nina Simone que de una joven londinense de veinticuatro años de edad. Salvo algunas excepciones como el archiconocido y politonizado tema “Rehab”, la práctica totalidad de las canciones que componen el disco tienen un clarísimo aire decadente, melancólico y derrotista, del todo comprensible conociendo la perturbada vida de la artista.
Por lo que respecta a la producción, ésta tiene un toque entre antiguo y moderno que la hace verdaderamente original. Tan pronto podemos estar escuchando temas como “Me and Mr. Jones” al que sólo le falta el ruido de la aguja de la gramola para dar la sensación de estar grabado en los años 40, como temas con percusión, base rítmica e instrumentos de viento sampleados como los de “I’m no good”.
Resumiendo, podría decir que, en general, “Back to black” es un disco de una altísima calidad musical interpretado por una cantante cuya voz podría pasar a la historia de las voces femeninas del siglo XXI. Sería una lástima que Amy Winehouse acabara siendo otro ejemplo más de artista joven que debido al consumo de drogas se convierte en un mito más que en una leyenda de la música como ocurriera con Janis Joplin, Syd Barrett o Jim Morrison. Habrá que esperar y ver cómo evoluciona la chica del peinado imposible y la raya del ojo hasta las orejas.
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