Puesto que cualquier cosa que haga va a tener un grandísimo éxito de taquilla y una enorme repercusión mediática, a Tim Burton lo mismo le da hacer una película de muñecos de plastelina animados, que una adaptación cinematográfica de un cómic de superhéroes, que un “remake” de un clásico de la historia del cine, que un film de guión propio. Vamos, que Tim Burton se puede permitir el lujo de hacer lo que le venga en gana porque es una auténtica máquina de generar dinero. El pasado mes de Febrero nos presentó “Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet”, una adaptación del musical de Stephen Sondheim del que, no hace demasiado tiempo, se estrenó una versión protagonizada por Constantino Romero en los teatros españoles.
A grandes rasgos, “Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet” es la historia de una venganza cruel llevada a cabo por Benjamin Barker, un barbero del Londres del siglo XIX, al que tiempo atrás le fue arrebatado todo lo que más quería y que años más tarde regresa convertido en Sweeney Todd para ajustarle las cuentas con sus navajas de barbero a justos y pecadores. Toda la trama es mostrada al espectador a través de diferentes números musicales tratados en clave de humor negro, a los cuales hay que estar muy atento porque sin seguir la letra de los temas uno corre el riesgo de perderse bastante el transcurso de la historia.
Los protagonistas de la película son los omnipresentes en los trabajos de Tim Burton Johnny Depp y Helena Bonham Carter (pareja de Burton) que, al margen de su extraordinaria interpretación de un par de personajes perturbados, sombríos y decadentes a la vez que cómicos, demuestran un gran talento y una fantástica voz en la puesta en escena de los distintos números musicales en los que participan. Ya se darían con un canto en los dientes muchos cantantes profesionales de fama internacional por cantar como Johnny y Helena.
En cuanto a la ambientación, decorados, fotografía, etc., por todos es conocida la genialidad de Tim Burton a la hora de recrear espacios oscuros, tétricos y pseudogóticos como ya hiciera en “Sleepy Hollow”, “Batman”, “Pesadilla antes de Navidad” o “La novia cadáver”. Su visión del Londres de hace un par de siglos como una oscura cloaca es sencillamente magnífica. Si a la oscuridad de las calles le sumamos la palidez de los rostros y el color encarnado de la abundante sangre que aparece a lo largo de toda la película, al verla tenemos la sensación de que no se utilicen más colores que el blanco, el negro y el rojo.
A pesar de la estética del cartel, que nadie espere ver una especie de “Sleepy Hollow 2” porque no tiene nada que ver. “Sweeney Todd” es un musical y para gustarte te tiene que gustar mucho el genero o ser fan de Tim Burton. Si no cumples ninguna de las dos premisas, quizás te aburras como un ostrón.
A grandes rasgos, “Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet” es la historia de una venganza cruel llevada a cabo por Benjamin Barker, un barbero del Londres del siglo XIX, al que tiempo atrás le fue arrebatado todo lo que más quería y que años más tarde regresa convertido en Sweeney Todd para ajustarle las cuentas con sus navajas de barbero a justos y pecadores. Toda la trama es mostrada al espectador a través de diferentes números musicales tratados en clave de humor negro, a los cuales hay que estar muy atento porque sin seguir la letra de los temas uno corre el riesgo de perderse bastante el transcurso de la historia.
Los protagonistas de la película son los omnipresentes en los trabajos de Tim Burton Johnny Depp y Helena Bonham Carter (pareja de Burton) que, al margen de su extraordinaria interpretación de un par de personajes perturbados, sombríos y decadentes a la vez que cómicos, demuestran un gran talento y una fantástica voz en la puesta en escena de los distintos números musicales en los que participan. Ya se darían con un canto en los dientes muchos cantantes profesionales de fama internacional por cantar como Johnny y Helena.
En cuanto a la ambientación, decorados, fotografía, etc., por todos es conocida la genialidad de Tim Burton a la hora de recrear espacios oscuros, tétricos y pseudogóticos como ya hiciera en “Sleepy Hollow”, “Batman”, “Pesadilla antes de Navidad” o “La novia cadáver”. Su visión del Londres de hace un par de siglos como una oscura cloaca es sencillamente magnífica. Si a la oscuridad de las calles le sumamos la palidez de los rostros y el color encarnado de la abundante sangre que aparece a lo largo de toda la película, al verla tenemos la sensación de que no se utilicen más colores que el blanco, el negro y el rojo.
A pesar de la estética del cartel, que nadie espere ver una especie de “Sleepy Hollow 2” porque no tiene nada que ver. “Sweeney Todd” es un musical y para gustarte te tiene que gustar mucho el genero o ser fan de Tim Burton. Si no cumples ninguna de las dos premisas, quizás te aburras como un ostrón.
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